El experimento tiene segunda parte y una secuela mayor si Pinar del Río no logra el título de la Serie del Caribe en Puerto Rico. Otra vez les ganó a los directivos del béisbol cubano el «championismo», ese concepto inequívoco de que el triunfo es lo único que importa. Se están «yendo con la de trapo», para poner este análisis a punto de béisbol.
Escribo que el experimento tiene segunda parte, porque el primer conejillo de indias fue Villa Clara. Viajemos en el tiempo. La primera molestia de la versión anterior fue el secretismo a la hora de dar los refuerzos. Hubo que emplear más de una técnica de inteligencia para burlar la «seguridad» alrededor de los nombres de esos que en Isla Margarita, Venezuela, nunca brillaron. Sí, porque el resultado de ese torneo fue un Yuniet Flores (385 de AVE) y un Ramón Lunar (438 de AVE) en el Todos Estrellas y… ¿de dónde son los cantantes? Pero a la hora de recoger los bates, con el último lugar al hombro, ya saben ustedes quiénes fueron los «deshonrados», los del «mal papel».
Hay errores que no debieran repetirse, más por desatinados que por otra cosa. Así que lanzo esta pregunta al papel: ¿Qué sabrán Freddy Asiel o Norge Luis Ruiz sobre sus rivales de turno? Seguramente nada, que son del Caribe en todo caso. Esa es una pifia que se cometerá otra vez. Van a la guerra sin examinar al de enfrente y sin estrategias a priori. En cambio, los de Pinar del Río no sorprenderán a nadie, los titulares en el terreno serán los de siempre, bajo un disfraz de verde, blanco y algo de amarillo (de última hora se sabe que también vestirán un traje del Cuba). Los mismos peloteros que conocen y han visto lo mismo en Rotterdam que en el Challenge, en Veracruz o hasta en la quimbumbia.
El equipo se blindó con 16 refuerzos de categoría A para una serie de seis partidos a lo sumo, y dejaron a los vegueros sin vega y sin tabaco. Absurdo fue llevar tres receptores y a Jonder Martínez por encima del lanzador pinareño Vladimir Baños. Hay más deportistas de talla que fueron decisivos en la 53 Serie y ahora verán el tope de Borinquen desde el televisor de casa; eso, si se animan. La tapa al pomo es que Alfredo Despaigne sea el abanderado de ese conjunto, y no un pinareño como corresponde.
Descontrolado está también el calendario de nuestro campeonato nacional. Otra cosa hubiera sido el Pinar del Río acabado de triunfar, en condiciones óptimas y no el vendaval de remaches en que terminó. Una situación que está entre telones es lo que se cocina con los organizadores del evento caribeño. Cuba anda como invitada, y para incluirse como miembro pleno de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC) tendrá que obtener más créditos. No lo dicen, pero una victoria reforzaría esa candidatura. Cuba pasa más de una traba para obtener las visas. De hecho, hasta el viernes, algunos de los jugadores estuvieron sin el permiso de entrada a Puerto Rico.
Al menos, el team se entrenó en el estadio Capitán San Luis y fue abanderado en el parque de la capital provincial, como debió ser el año pasado con los azucareros. Algo positivo entre tantos pedazos sueltos.
Si la cuestión es demostrar que Cuba es potencia, mídalo en un Clásico Mundial o en el próximo Premier 12. La Serie del Caribe es un torneo de clubes campeones de ligas nacionales. No tenemos clubes, pero sí campeones. ¡Lástima de estos experimentos!
Escribo que el experimento tiene segunda parte, porque el primer conejillo de indias fue Villa Clara. Viajemos en el tiempo. La primera molestia de la versión anterior fue el secretismo a la hora de dar los refuerzos. Hubo que emplear más de una técnica de inteligencia para burlar la «seguridad» alrededor de los nombres de esos que en Isla Margarita, Venezuela, nunca brillaron. Sí, porque el resultado de ese torneo fue un Yuniet Flores (385 de AVE) y un Ramón Lunar (438 de AVE) en el Todos Estrellas y… ¿de dónde son los cantantes? Pero a la hora de recoger los bates, con el último lugar al hombro, ya saben ustedes quiénes fueron los «deshonrados», los del «mal papel».
Hay errores que no debieran repetirse, más por desatinados que por otra cosa. Así que lanzo esta pregunta al papel: ¿Qué sabrán Freddy Asiel o Norge Luis Ruiz sobre sus rivales de turno? Seguramente nada, que son del Caribe en todo caso. Esa es una pifia que se cometerá otra vez. Van a la guerra sin examinar al de enfrente y sin estrategias a priori. En cambio, los de Pinar del Río no sorprenderán a nadie, los titulares en el terreno serán los de siempre, bajo un disfraz de verde, blanco y algo de amarillo (de última hora se sabe que también vestirán un traje del Cuba). Los mismos peloteros que conocen y han visto lo mismo en Rotterdam que en el Challenge, en Veracruz o hasta en la quimbumbia.
El equipo se blindó con 16 refuerzos de categoría A para una serie de seis partidos a lo sumo, y dejaron a los vegueros sin vega y sin tabaco. Absurdo fue llevar tres receptores y a Jonder Martínez por encima del lanzador pinareño Vladimir Baños. Hay más deportistas de talla que fueron decisivos en la 53 Serie y ahora verán el tope de Borinquen desde el televisor de casa; eso, si se animan. La tapa al pomo es que Alfredo Despaigne sea el abanderado de ese conjunto, y no un pinareño como corresponde.
Descontrolado está también el calendario de nuestro campeonato nacional. Otra cosa hubiera sido el Pinar del Río acabado de triunfar, en condiciones óptimas y no el vendaval de remaches en que terminó. Una situación que está entre telones es lo que se cocina con los organizadores del evento caribeño. Cuba anda como invitada, y para incluirse como miembro pleno de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC) tendrá que obtener más créditos. No lo dicen, pero una victoria reforzaría esa candidatura. Cuba pasa más de una traba para obtener las visas. De hecho, hasta el viernes, algunos de los jugadores estuvieron sin el permiso de entrada a Puerto Rico.
Al menos, el team se entrenó en el estadio Capitán San Luis y fue abanderado en el parque de la capital provincial, como debió ser el año pasado con los azucareros. Algo positivo entre tantos pedazos sueltos.
Si la cuestión es demostrar que Cuba es potencia, mídalo en un Clásico Mundial o en el próximo Premier 12. La Serie del Caribe es un torneo de clubes campeones de ligas nacionales. No tenemos clubes, pero sí campeones. ¡Lástima de estos experimentos!