Desde el inicio de las Series del Caribe, y hasta que equipos cubanos dejaron de participar en ellas, los elencos criollos habían sumado siete de las primeras 12 ediciones que se disputaron en este tipo de torneo, que dio inicio precisamente en la Habana en el año 1949. La mayoría de esos títulos los acumuló en las cinco últimas ediciones en que tomó parte con el club Elefantes de Cienfuegos, en 1956 y 1960, los Tigres de Marianao, en 1957 y 1958, y los Alacranes de Almendares, en 1959.
Ahora, regresa con el Villa Clara, después de medio siglo fuera, retomando su historia en estas lides el próximo sábado 1 de febrero cuando se enfrente en su debut ante el conjunto Mexicano. El organigrama de este evento es bien simple, posterior al debut con los Aztecas, Cuba se las verá con Venezuela (domingo 2), República Dominicana (lunes 3), y Puerto Rico (martes 4), antes de descansar el miércoles 5.
El jueves 6 comenzará la semifinal con el choque entre el segundo vs tercer clasificado, un día más tarde rivalizarán primero vs cuarto, y el sábado 8 será la gran final entre los ganadores de esos dos desafíos.
El regreso de Cuba a esa competencia se gestó en el 2012, pero ese año la Confederación del Caribe no aceptó el ingreso de la isla como liga invitada a la edición en la ciudad de Hermosillo, norte de México, lo que le vino como anillo al dedo a la economía Cubana que no estaba – ni mucho menos- en condiciones de pagar los 30.000 dólares que costaba la señal, y que es utilizada por la federación para cubrir diversos gastos en la infraestructura.
Cuba ha sufrido un retroceso tremendo en este deporte, a partir de la entrada del profesionalismo, la retirada del bate de aluminio y sobre todo por las miles de fugas que protagonizan casi a diario sus peloteros en busca de un futuro mejor en todos los sentidos. No obstante en su aval existen títulos importantes a nivel federado, como tri campeona olímpica y 25 veces campeona mundial, eso sí, eventos que fueron en una etapa en que apenas jugaban figuras de talla mundial y que en la mayoría de las ocasiones Estados Unidos, principal potencia de este deporte, asistía con elencos universitarios en el mejor de los casos. Inclusive ni los países asiáticos aportaban equipos y peloteros de primera como lo hicieron cuando se iniciaron los Clásicos Mundiales.
Precisamente esta competición puso al desnudo ese desnivel y los Cubanos de la Isla entendieron, por primera vez, que las cosas no eran como le habían contado precisamente. En marzo de 2006, la selección cubana jugó en Puerto Rico la fase inicial del I Clásico Mundial, competencia en la que terminó en segundo lugar al perder en la final frente a Japón por 10 carreras a 6.
En el II Clásico, disputado en marzo del año 2009, no pudo ni siquiera clasificar a la segunda ronda al caer en dos ocasiones ante los lanzadores nipones, 6 x0 y 5×0 finalizando en el sexto lugar, su peor resultado en cinco décadas. En la III edición celebrada en marzo del 2013, finalizaron en quinto escaño, al caer ante Holanda por 7 x 6, por cierto un país europeo que los derrotó no una, si no dos veces en el torneo.
Veremos que pasa ahora que han confeccionado un equipo Cuba sin tantas figuras rimbombantes, quizás ahora logran hacer un mejor papel quien sabe, aunque ya el contexto del área no es el mismo -ni por asomo- de aquellos años 50 en los que la perla del Caribe campeaba por sus respetos.
Ahora, regresa con el Villa Clara, después de medio siglo fuera, retomando su historia en estas lides el próximo sábado 1 de febrero cuando se enfrente en su debut ante el conjunto Mexicano. El organigrama de este evento es bien simple, posterior al debut con los Aztecas, Cuba se las verá con Venezuela (domingo 2), República Dominicana (lunes 3), y Puerto Rico (martes 4), antes de descansar el miércoles 5.
El jueves 6 comenzará la semifinal con el choque entre el segundo vs tercer clasificado, un día más tarde rivalizarán primero vs cuarto, y el sábado 8 será la gran final entre los ganadores de esos dos desafíos.
El regreso de Cuba a esa competencia se gestó en el 2012, pero ese año la Confederación del Caribe no aceptó el ingreso de la isla como liga invitada a la edición en la ciudad de Hermosillo, norte de México, lo que le vino como anillo al dedo a la economía Cubana que no estaba – ni mucho menos- en condiciones de pagar los 30.000 dólares que costaba la señal, y que es utilizada por la federación para cubrir diversos gastos en la infraestructura.
Cuba ha sufrido un retroceso tremendo en este deporte, a partir de la entrada del profesionalismo, la retirada del bate de aluminio y sobre todo por las miles de fugas que protagonizan casi a diario sus peloteros en busca de un futuro mejor en todos los sentidos. No obstante en su aval existen títulos importantes a nivel federado, como tri campeona olímpica y 25 veces campeona mundial, eso sí, eventos que fueron en una etapa en que apenas jugaban figuras de talla mundial y que en la mayoría de las ocasiones Estados Unidos, principal potencia de este deporte, asistía con elencos universitarios en el mejor de los casos. Inclusive ni los países asiáticos aportaban equipos y peloteros de primera como lo hicieron cuando se iniciaron los Clásicos Mundiales.
Precisamente esta competición puso al desnudo ese desnivel y los Cubanos de la Isla entendieron, por primera vez, que las cosas no eran como le habían contado precisamente. En marzo de 2006, la selección cubana jugó en Puerto Rico la fase inicial del I Clásico Mundial, competencia en la que terminó en segundo lugar al perder en la final frente a Japón por 10 carreras a 6.
En el II Clásico, disputado en marzo del año 2009, no pudo ni siquiera clasificar a la segunda ronda al caer en dos ocasiones ante los lanzadores nipones, 6 x0 y 5×0 finalizando en el sexto lugar, su peor resultado en cinco décadas. En la III edición celebrada en marzo del 2013, finalizaron en quinto escaño, al caer ante Holanda por 7 x 6, por cierto un país europeo que los derrotó no una, si no dos veces en el torneo.
Veremos que pasa ahora que han confeccionado un equipo Cuba sin tantas figuras rimbombantes, quizás ahora logran hacer un mejor papel quien sabe, aunque ya el contexto del área no es el mismo -ni por asomo- de aquellos años 50 en los que la perla del Caribe campeaba por sus respetos.