En la mañana de este lunes, al llegar a la redacción, comenzó una discusión sobre si Cuba era o no la mejor liga de Caribe, ya que se había alzado con el cetro de la Serie del Caribe. Nadie les regaló la copa, ellos son los legítimos poseedores de la misma, la obtuvieron en buena lid, ganando los dos juegos debían ganar –valga la redundancia–, dando los batazos que tenían que dar, manteniendo a raya a los contrarios cuando era menester. Quitarle el mérito a la victoria de los Vegueros de Pinar del Río es mezquino e irresponsable, ellos son los verdaderos campeones de la Serie del Caribe.
El problema está en el análisis que se hace del resultado. Quedarse con el último guarismo es tener la verdad a medias. No podemos decir que la Serie Nacional Cubana es lo mejor del Caribe por este resultado; como tampoco quitarle crédito a los otros cuatro circuitos de la Confederación por el mero hecho de haber quedado fuera de competencia. Para decir esto tenemos que hacer un verdadero análisis más allá de lo ocurrido en el juego final.
Afirmar que Cuba es el mejor beisbol de la región por haber ganado el Clásico Antillano es como asentir que el mejor beisbol del mundo es el dominicano porque los de Quisqueya ganaron el Clásico Mundial de Beisbol. Todos sabemos que eso es no es verdad. El mejor beisbol del mundo es el de las Grandes Ligas. República Dominicana jugó mejor el torneo de 2013, venció a todos sus rivales y alzó la copa. Así de sencillo.
El problema está cuando se quieren equiparar los torneos cortos con las naturalezas propias de los circuitos. El nuevo formato de la Serie del Caribe es, sencillamente, injusto, pero emocionante. Fue aceptado por los países miembros y todas las novenas compiten en igualdad de condiciones. Ahora, decir que Caribes se desplomaron porque perdió UN juego es una media verdad. Sí, es cierto, salieron derrotados en un compromiso, pero eso no quiere decir nada.
Las estadísticas demuestran que en la pelota cualquier equipo puede ganar un juego. De hecho, en las temporadas, si se estudian a fondo, la norma es que el peor de los conjuntos gane, al menos, el 33 por ciento de los partidos. Hay excepciones, claro está, como la de los Tigres de Detroit de 2003, cuando ganaron apenas 43 compromisos y perdieron 119, pero esa fue la excepción. Siempre, a lo largo de la historia, el peor de los combinados, por lo menos en el beisbol, sale airoso en, al menos, el 33 por ciento de las ocasiones.
Cuba finalizó con 3-3 y Caribes con 4-1. Listo. El mejor equipo de la competición fue Caribes, pero el campeón fue Cuba. Así es como debemos decir, así es como debemos analizar. Sobre todo si compiten un quinteto de novenas, y solo queda eliminada una para las ahora llamadas “semifinales”. Absurdo desde todo punto de vista, pero es lo que se aceptó, es la regla y es lo que hay.
A la Serie del Caribe no van los mejores peloteros de la región, tampoco siempre ganan los equipos con las mejores piezas, por lo menos no en estos últimos torneos. La muestra más palpable son los Tigres de Aragua de 2009. No llevaron un equipo con los peloteros que ganaron la edición venezolano y se alzaron con el cetro antillano en Mexicali. ¿Qué podemos decir a esto? La respuesta de siempre: así es el beisbol.
Tampoco es verdad que los cubanos están años luz de las ligas del Caribe, pero no podemos equiparar ese beisbol con el nuestro, solo porque Pinar del Río ganó el certamen. Los análisis debemos hacerlos en su justa medida. Ir más allá del resultado de UN juego, porque el beisbol es un deporte de largo aliento no una esprintada.
El problema está en el análisis que se hace del resultado. Quedarse con el último guarismo es tener la verdad a medias. No podemos decir que la Serie Nacional Cubana es lo mejor del Caribe por este resultado; como tampoco quitarle crédito a los otros cuatro circuitos de la Confederación por el mero hecho de haber quedado fuera de competencia. Para decir esto tenemos que hacer un verdadero análisis más allá de lo ocurrido en el juego final.
Afirmar que Cuba es el mejor beisbol de la región por haber ganado el Clásico Antillano es como asentir que el mejor beisbol del mundo es el dominicano porque los de Quisqueya ganaron el Clásico Mundial de Beisbol. Todos sabemos que eso es no es verdad. El mejor beisbol del mundo es el de las Grandes Ligas. República Dominicana jugó mejor el torneo de 2013, venció a todos sus rivales y alzó la copa. Así de sencillo.
El problema está cuando se quieren equiparar los torneos cortos con las naturalezas propias de los circuitos. El nuevo formato de la Serie del Caribe es, sencillamente, injusto, pero emocionante. Fue aceptado por los países miembros y todas las novenas compiten en igualdad de condiciones. Ahora, decir que Caribes se desplomaron porque perdió UN juego es una media verdad. Sí, es cierto, salieron derrotados en un compromiso, pero eso no quiere decir nada.
Las estadísticas demuestran que en la pelota cualquier equipo puede ganar un juego. De hecho, en las temporadas, si se estudian a fondo, la norma es que el peor de los conjuntos gane, al menos, el 33 por ciento de los partidos. Hay excepciones, claro está, como la de los Tigres de Detroit de 2003, cuando ganaron apenas 43 compromisos y perdieron 119, pero esa fue la excepción. Siempre, a lo largo de la historia, el peor de los combinados, por lo menos en el beisbol, sale airoso en, al menos, el 33 por ciento de las ocasiones.
Cuba finalizó con 3-3 y Caribes con 4-1. Listo. El mejor equipo de la competición fue Caribes, pero el campeón fue Cuba. Así es como debemos decir, así es como debemos analizar. Sobre todo si compiten un quinteto de novenas, y solo queda eliminada una para las ahora llamadas “semifinales”. Absurdo desde todo punto de vista, pero es lo que se aceptó, es la regla y es lo que hay.
A la Serie del Caribe no van los mejores peloteros de la región, tampoco siempre ganan los equipos con las mejores piezas, por lo menos no en estos últimos torneos. La muestra más palpable son los Tigres de Aragua de 2009. No llevaron un equipo con los peloteros que ganaron la edición venezolano y se alzaron con el cetro antillano en Mexicali. ¿Qué podemos decir a esto? La respuesta de siempre: así es el beisbol.
Tampoco es verdad que los cubanos están años luz de las ligas del Caribe, pero no podemos equiparar ese beisbol con el nuestro, solo porque Pinar del Río ganó el certamen. Los análisis debemos hacerlos en su justa medida. Ir más allá del resultado de UN juego, porque el beisbol es un deporte de largo aliento no una esprintada.