La selección nacional de béisbol de Cuba tiene hoy ante sí una de las encomiendas más titánicas de su historia: el IV Clásico Mundial y toda la presión que representa asistir a un torneo de calidad suprema.

Mañana debutarán contra los nipones, el equipo más potente del distrito, pese a no contar con sus principales jugadores de las Grandes Ligas estadounidenses, ni tampoco con su megaestrella del campeonato local, el lanzador-bateador Shohei Otani (lesionado).

Ante la sorpresa de muchos expertos, el derecho Noelvis Entenza recibió la responsabilidad de abrir el duelo contra los samuráis japoneses. La mayoría pensaba que Martí enviaría al ruedo a uno de sus tres mejores serpentineros, léase los también diestros Lázaro Blanco, Vladimir García y Bladimir Baños.

Pero después de la etapa de preparación por tierras asiáticas, en la cual solo ganaron un partido de siete ante equipos de China Taipei, Surcorea y Japón, los cubanos deberán calcular con sangre fría sus posibilidades en cada partido.

A priori, Martí decidió guardar a sus mejores tiradores para los enfrentamientos contra China y Australia, dos adversarios mucho más asequibles que Japón, considerado de manera unánime como el gran favorito para liderar la llave B.

La selección del país antillano realizará el lunes su primer entrenamiento en el Tokio Dome, sede del grupo B, y acto seguido irá a su hotel para ultimar todos los detalles tácticos de cara a su debut en la cita un día después.

Aunque Martí no especificó cuál será la alineación titular, muchos especialistas concuerdan en que será la siguiente:

Roel Santos (cf), Alexander Ayala (ss), Frederich Cepeda (bd), Alfredo Despaigne (lf), William Saavedra (1b), Yurisbel Gracial (3b), Carlos Benítez o Yordan Manduley (2b), Frank Camilo Morejón (c), y Yoelkis Céspedes (rf).

Después del partido contra Japón, los cubanos chocarán ante China y posteriormente, en un choque de vida o muerte, frente a Australia.

La aventura de los caribeños se contará lanzamiento por lanzamiento. La ambición del equipo está intacta, sin embargo, muy pocos expertos se atreven a pronosticar hasta dónde puede llegar esa selección dado el nivel real de sus exponentes.

Martí dijo que el objetivo es clasificar a la segunda ronda, una meta bastante discreta para un país con tanta tradición beisbolera, acostumbrado a asistir a los certámenes mundiales con la conquista del título entre ceja y ceja.