Me refiero otra vez a la suerte porque, por lo visto, el clima se empeña en darle la espalda al buen transcurso de la presente Serie Nacional. Este viernes las intensas lluvias caídas sobre el Occidente del país forzaron la suspensión de dos juegos, aunque dio tiempo a recuperar el atraso —por similares afectaciones— que había en varios de los escenarios de las más recientes subseries.

Así las cosas, el calendario de esta fase clasificatoria ya «arrastra» cinco partidos sin celebrar, pues sus aplazamientos han ocurrido el día antes del traslado hacia nuevas sedes.

Esto es un riesgo que deben asumir siempre los organizadores del certamen, ya que su trayecto coincide muchas veces con el arribo de esos frentes fríos que desfilan desde el norte hasta acá cargados de precipitaciones.

Esta vez se intentó esquivarlo posponiendo el arranque, pero indiscutiblemente en temas de pronósticos meteorológicos, por mucho que haya avanzado la ciencia, el margen de error sigue siendo amplio.

Habría que ser un infalible adivinador para saber desde ahora si esas «deudas» deberán saldarse en algún momento, más cuando se conoce de sobra cuán dados somos a invocar a la santa solo con truenos mediantes.

El reglamento de la actual campaña, confeccionado por la Dirección Nacional de Béisbol (DNB) y aprobado por los 16 mánagers, igual cantidad de comisionados provinciales y similar cifra de delegados de equipos durante el congresillo previo, es muy claro en este asunto para ambos tramos del certamen: «Los juegos suspendidos (sellados) o no celebrados el último día de la subserie se reubicarán según criterio de la DNB (solo si deciden la clasificación y no para definir lugares en la tabla de posiciones) cuando esta entidad lo determine con fecha, lugar y hora para su desarrollo… En el caso de dos equipos clasificados hay que celebrar el juego», reza en el punto 3 del Artículo 4.

Lo anterior excluye la celebración de aquellos partidos entre un equipo clasificado y otro eliminado, que pudiera mejorar la posición del primero durante la etapa inicial. De tal forma, soslayan la importancia que tiene el ordenamiento de los equipos a la hora de solicitar sus refuerzos para la segunda fase. Y ya vimos la influencia que pueden tener estos en los posteriores desenlaces.

También pudiera darse el caso de que uno de los ocho elencos clasificados avance llevando a cuesta cuentas pendientes con alguno de los descartados, y necesite, a las puertas de la postemporada, algún triunfo que le permita acceder a los play off. ¿Qué se haría en ese caso?

No se puede olvidar que bajo la actual estructura las dos etapas son clasificatorias y se «arrastran» los resultados de una a otra. Y tal como está la cosa en la tabla de posiciones, que hasta el grosor de un cabello de chino puede hacer la diferencia, el tema pinta para una nueva Circular, ahora que cualquier solución posible llegaría despojada de suspicacias. O cuando menos, ya que lo dispuesto fue aprobado en su momento por todos, merece un análisis menos superficial de cara a futuras ediciones.

Alguien pudiera pensar que al advertir una posibilidad remota le estoy buscando la quinta pata al gato, que tiento al infortunio o que me empeño en descubrirle el más mínimo defecto al reglamento del torneo. Pero hacer cada vez mejor nuestra pelota es tarea de muchos y ya que con el clima no hay quien pueda, para qué dejar innecesariamente algo en manos de la suerte.