Con un equipo cuajado de noveles, y de veteranos que apenas habían jugado en su carrera, el «relámpago de Bahía Honda» ha aceptado el reto nuevamente de devolver a Pinar del Río a la élite del béisbol cubano.

Sabe que este no es su año y lo ha dicho varias veces. «Estamos armando un equipo, con la intención de hacerlo lo más rápido posible, porque a mí me gusta trabajar y tener resultados».

Bajo esa premisa mueve el banco y el bullpen continuamente, buscando que todos tengan la posibilidad de probarse.

«Usted puede hacer una preparación muy buena, pero el terreno es el que hace a los peloteros», advierte. No está conforme con el desempeño de su selección en lo que va de campeonato; sin embargo, asegura que sus muchachos están «guapeando y haciendo un gran esfuerzo».

«Hasta el momento, es un resultado discreto, pero tengo confianza en el equipo, porque hemos trabajado duro».

Sobre las dificultades en el pitcheo, una de las armas tradicionales de los elencos pinareños, explica que «con los abridores ha habido problemas. Hemos estado rotando prácticamente con tres lanzadores, porque Yosvani Torres apenas ha podido jugar debido a una lesión en el pie de apoyo y Erlys Casanova estaba en Italia, aunque ya se nos debe incorporar en estos días».

Sobre sus relevistas señala que «casi todos son nuevos, con perspectivas, pero sin experiencia. Uno quiere que estén bien todo el tiempo, pero todavía son muy jóvenes».

No es la primera vez que Urquiola toma la renovación de un equipo. En 1998 lo hizo y se alzó con el campeonato, y en la Serie Nacional 49 tomó nuevamente las riendas de un conjunto que un año más tarde volvió a ser titular. «De los atletas que tenemos, una parte es muy joven, y el resto, aunque pasan de 30 años, habían sido en su mayoría jugadores de cambio. El camino es difícil, pero si no pensara que podemos lograrlo de nuevo, no estaría aquí».

–Desde que se anunció su regreso, la afición pinareña ha estado muy optimista. ¿No lo presiona eso?

–Lógicamente, la afición va a exigir, sobre todo en esta provincia que tiene gran tradición en el béisbol. Pero hay que saber lidiar con eso, porque es algo que de alguna manera uno se lo ha buscado, con los resultados del trabajo.

–Entre los talentos de Pinar, ¿quiénes cree que pudieran sobresalir en el futuro?

-Los jardineros que vienen de la liga de desarrollo poseen buen brazo, son rápidos, aunque las mayores perspectivas están en el pitcheo, casi todos tiran 90 millas o más. Hay que pulirlos y tienen que lanzar, porque cogiendo palos es que se aprende.

–¿Cuál es el secreto de Urquiola para ganar casi siempre los juegos cerrados?

–La gente dice que soy medio brujo, pero es que todo el tiempo estoy observando, y en los juegos reñidos me concentro aún más. Yo les digo a los peloteros que siete innings son de ellos, y los últimos dos son míos, y si me los entregan empatados o ganando por una arriba, yo no lo pierdo.

–Tras conquistar como pelotero y mánager la mayoría de los títulos del béisbol, ¿le quedan sueños por alcanzar?

–Tengo mucho por hacer todavía. Además de los resultados deportivos, hay algo muy grande a lo que uno siempre aspira, que es al cariño y al respeto del pueblo.

–Aunque a usted no le gusta hacer pronósticos, ¿qué pudiera esperar la afición del equipo durante esta Serie?

–Siempre salgo a competir y a ganar. Clasificar es el objetivo por ahora, después, vamos a ver a cómo tocamos.