La Serie Mundial terminó literalmente con dolor para Yoenis Céspedes, pero eso no significa que dentro de pocos meses el slugger cubano esboce una sonrisa ancha si los vaticinios de su próximo contrato se cumplen.
Esa sonrisa, sin embargo, no podrá apreciarse en Miami, pues los Marlins fueron enfáticos en que la venidera temporada no romperán el banco ni mucho menos en busca de los mejores agentes libres.
"No'', respondió de manera lacónica el presidente de los peces al preguntársele sobre la posibilidad de ir tras algunos de los peloteros de mayor calibre en el mercado, incluyendo a Céspedes.
Aunque los Mets lograron extender la ventana de días para negociar con Céspedes en medio de un agosto tórrido con el madero, todo parece indicar ahora tras el fracaso en el Clásico de Octubre que Nueva York se inclina por no traerlo de vuelta.
Cuando el cubano estuvo en Boston se le ofreció un contrato de cinco años y $75 millones y al llegar a La Gran Manzana su valor se estimaba en $90 millones, que ahora palidecen entre los $120 a $150 millones luego de su paso con los campeones de la Liga Nacional.
Luego de que el nuevo manager, Don Mattingly, hablara de "proceso'' acerca de la manera de encarar su puesto de trabajo en Miami, también se reforzó la idea de que los peces no abandonarán su frugalidad financiera.
El conjunto residente en La Pequeña Habana sobrevivió con una "miserable'' nómina de $62.34 millones -la tercera más baja- en el 2015 y los mejores pronósticos indican que para el 2016 esa cifra no excederá los $80 millones.
La matemática simple y buena parte de la trayectoria del dueño, Jeffrey Loria, no hacen pensar en otra cosa que el equipo saldrá a buscar parches y descubrimientos entre agentes libres de segunda línea y descartes en busca de un poco de redención.
Ya el cubano alguna vez estuvo cortejado por el equipo de Miami -donde llegó para conocer el entonces nuevo parque- antes de que decidiera firmar con Oakland en el inicio de su carrera profesional, pero ahora no se espera si quiera una invitación a negociar.
Céspedes, a no ser que Loria de un golpe de timón, no encaja en este esquema, a pesar de que los Marlins pudieran canjear a su center field actual, el dominicano Marcel Ozuna, quien ha perdido el favor del club.
"Sería un milagro si se queda para el próximo año'', apuntó una fuente de los peces. "Pero la gente no debe hacerse ilusiones ni con Céspedes, ni con David Price o alguien de ese rango de dinero. Ahora hay que ajustarse al nuevo proceso''.
Samson ha dicho que se está trabajando en vender los derechos del nombre del parque y en renegociar los derechos de televisión, que serían dos fuentes nuevas de ingresos, pero nada sucedería antes del 2017.
Para ese momento, ya Céspedes estará en otra ciudad con su nuevo contrato y su mejor sonrisa.
Esa sonrisa, sin embargo, no podrá apreciarse en Miami, pues los Marlins fueron enfáticos en que la venidera temporada no romperán el banco ni mucho menos en busca de los mejores agentes libres.
"No'', respondió de manera lacónica el presidente de los peces al preguntársele sobre la posibilidad de ir tras algunos de los peloteros de mayor calibre en el mercado, incluyendo a Céspedes.
Aunque los Mets lograron extender la ventana de días para negociar con Céspedes en medio de un agosto tórrido con el madero, todo parece indicar ahora tras el fracaso en el Clásico de Octubre que Nueva York se inclina por no traerlo de vuelta.
Cuando el cubano estuvo en Boston se le ofreció un contrato de cinco años y $75 millones y al llegar a La Gran Manzana su valor se estimaba en $90 millones, que ahora palidecen entre los $120 a $150 millones luego de su paso con los campeones de la Liga Nacional.
Luego de que el nuevo manager, Don Mattingly, hablara de "proceso'' acerca de la manera de encarar su puesto de trabajo en Miami, también se reforzó la idea de que los peces no abandonarán su frugalidad financiera.
El conjunto residente en La Pequeña Habana sobrevivió con una "miserable'' nómina de $62.34 millones -la tercera más baja- en el 2015 y los mejores pronósticos indican que para el 2016 esa cifra no excederá los $80 millones.
La matemática simple y buena parte de la trayectoria del dueño, Jeffrey Loria, no hacen pensar en otra cosa que el equipo saldrá a buscar parches y descubrimientos entre agentes libres de segunda línea y descartes en busca de un poco de redención.
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Para ese momento, ya Céspedes estará en otra ciudad con su nuevo contrato y su mejor sonrisa.
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