Si un equipo tiene todas las condiciones para gatear, caminar, correr, escalar poco a poco la tabla de posiciones, colarse entre los ocho primeros y dar el salto merecido y esperado por sus seguidores en la venidera Serie Nacional de Béisbol, es Camagüey. Y no exagero, puede ser el equipo ¿eléctrico? de la temporada.

Los agramontinos olvidaron la etapa de play off desde el 2007, cuando clasificaron por última vez y terminaron octavos, en tanto los dos segundos lugares (XXIV 1984-1985 y XXX 1990-1991) siguen en su historia como las mejores posiciones alcanzadas. Es decir, es uno de los nueve equipos que comenzarán esta campaña sin saber qué cosa es un título nacional en la principal pasión de los cubanos.

Su mentor, Luis Guevara, los conducirá por segundo año en una contienda que promete ser tan intensa como peligrosa en la primera fase, pues un arranque bueno, con al menos 20 victorias en los primeros 30 juegos, le daría una virtual clasificación a la segunda etapa, el primer objetivo declarado que tiene esta selección, según sus propios directivos y jugadores.

Con uno de los mejores receptores defensivos y ofensivos del país, Lednier Ricardo; un cuadro estable y fildeador con Marino Luis en tercera, Alexander Ayala en el campo corto, Dary Bartolomé o Yaisel Mederos en la inicial y Rafael Lastre en segunda; así como unos jardineros extremadamente ofensivos: Dayron Varona, William Luis y Osmel Águila, el conjunto camagüeyano solo necesita un recurso más: que su pitcheo le aguante, sobre todo los abridores.

Para ese empeño fueron seleccionados desde un veterano de 16 Series Nacionales como Vicyohandri Odelín, otro de 13 como Yormani Socarrás, hasta el novato del año en la pasada edición, Norge Luis Ruiz, quienes estarán secundados por nombres más o menos conocidos como Noel Casals, Dariel Góngora, Nelson Sosa y Alexis Mulato.

Sus lados más débiles están bien claros para entrenadores y directivos: la producción de carreras, el batazo clave para emparejar o irse arriba en el marcador, los desacertados corridos de base y la baja producción de jugadas que motiven no solo desestabilizar al rival, sino desarmarlo.

En la pasada edición, la tropa de Guevara fue la tercera que más bases robadas archivó (30, solo superada por las 48 de los tuneros y las 35 de los cienfuegueros), y la tercera que más vuelacercas conectó en los primeros 45 encuentros (28, inferior únicamente a los 42 de Granma y 34 de Cienfuegos), pero la realidad final es que no les sirvió para ascender a la segunda fase el campeonato, en la que sí estuvieron como refuerzos cinco de sus jugadores.

La historia y el deporte nos indican casi siempre que ese conjunto al cual pocos le prestan atención por su pasado, que no contiene muchos podios, pero que sale al terreno dispuesto a disputarle un triunfo a los grandes, al monarca, al que sea, puede convertirse en ¿eléctrico? y burlar los pronósticos de los especialistas.

La época dorada de Luis Ulacia, Sergio Quesada, Leonel Moa, Omar Luis, Teófilo Pérez, por solo citar los primeros nombres que vienen a la mente, puede ser imitada este año por sus continuadores. El estadio Cándido González lo va a agradecer, aunque ahora mismo, el mayor agradecido si finalmente pasa será la pelota cubana.

¿Es mucho pedirle al béisbol camagüeyano? ¿Será este su año?