Esta semana el mundo fue testigo del histórico encuentro entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, que culminó con el partido de exhibición entre los Rayas de Tampa Bay y la selección antillana.
A lo largo de los tres días de la visita del jefe de estado estadounidense a la capital cubana, diversas voces, tanto de MLB como la federación de beisbol de la mayor de las Antillas, prometieron un acuerdo para que los jugadores cubanos, residentes en la isla, puedan actuar en la pelota organizada sin la necesidad de desertar o abandonar el país por vías ilegales.
Entre los acontecimientos más trascendentales del viaje de los Rays a La Habana, estuvo el reencuentro del jardinero habanero Dayron Varona con sus familiares más directos. Además, se convirtió en el primer jugador antillano en disputar un partido en Cuba, luego de haber salido del país hace tres años, a través de una embarcación.
Lo hecho por Varona rompió un mito, tal cual ocurrió en diciembre de 2015 cuando se efectuó la gira de buena voluntad de las Grandes Ligas en las ciudades de La Habana y Matanzas, que incluyó entre sus embajadores a las actuales referencias cubanas en las mayores, José Dariel Abreu, Brayan Peña, Alexei Ramírez y Yasiel Puig.
A su vez, en 2013 el otrora as de la selección de beisbol de Cuba, José Ariel Contreras retornó a la isla luego de 14 años de larga espera, tras dejar al equipo nacional en el encuentro amistoso celebrado contra los Orioles de Baltimore en el parque de Camden Yards. Sin embargo, en estos tres cruciales acontecimientos hubo una persona que jugó un papel importante, el vicepresidente de la Federación Cubana de beisbol, Antonio Castro, hijo de Fidel.
En determinadas entrevistas, el menor de los hijos del líder de la revolución ha manifestado el deseo de ver a Cuba con una selección muy competitiva, integrada por quienes actúan en las Grandes Ligas y los que hacen vida en el torneo doméstico de la isla. De manera extraoficial la prensa de Miami informó que el jardinero Yoenis Céspedes tuvo una reunión informal con Castro, en Toronto, a finales de 2013, con el objetivo de escuchar la propuesta de unificación del "Team Cuba".
En varias oportunidades, diversos jugadores cubanos, con o sin experiencia en MLB, pero residentes en el exterior, aplaudieron la iniciativa de Castro. Recientemente, apenas a cinco días de realizarse el duelo entre Tampa Bay y los antillanos, el exprimera base de los Industriales de La Habana y designado de los Reales de Kansas City, Kendrys Morales, le escribió una carta a la misma institución en la que Castro forma parte de su directiva.
"Yo quisiera representar a mi país. Ahí fue donde aprendí parte de mi carrera y me gustaría jugar con mi selección. Creo que las autoridades cubanas deberían tomar esa decisión si quieren competir con el resto de los países", señaló Morales en el comunicado.
Más allá de ver cómo y cuándo el pelotero cubano residente en la isla actuará en las mayores, el próximo paso para el beisbol de ese país será el intento de construir un "Dream Team" para el Clásico Mundial de Beisbol, con lo mejor de Cuba tanto dentro como fuera del territorio antillano.
A lo largo de los tres días de la visita del jefe de estado estadounidense a la capital cubana, diversas voces, tanto de MLB como la federación de beisbol de la mayor de las Antillas, prometieron un acuerdo para que los jugadores cubanos, residentes en la isla, puedan actuar en la pelota organizada sin la necesidad de desertar o abandonar el país por vías ilegales.
Entre los acontecimientos más trascendentales del viaje de los Rays a La Habana, estuvo el reencuentro del jardinero habanero Dayron Varona con sus familiares más directos. Además, se convirtió en el primer jugador antillano en disputar un partido en Cuba, luego de haber salido del país hace tres años, a través de una embarcación.
Lo hecho por Varona rompió un mito, tal cual ocurrió en diciembre de 2015 cuando se efectuó la gira de buena voluntad de las Grandes Ligas en las ciudades de La Habana y Matanzas, que incluyó entre sus embajadores a las actuales referencias cubanas en las mayores, José Dariel Abreu, Brayan Peña, Alexei Ramírez y Yasiel Puig.
A su vez, en 2013 el otrora as de la selección de beisbol de Cuba, José Ariel Contreras retornó a la isla luego de 14 años de larga espera, tras dejar al equipo nacional en el encuentro amistoso celebrado contra los Orioles de Baltimore en el parque de Camden Yards. Sin embargo, en estos tres cruciales acontecimientos hubo una persona que jugó un papel importante, el vicepresidente de la Federación Cubana de beisbol, Antonio Castro, hijo de Fidel.
En determinadas entrevistas, el menor de los hijos del líder de la revolución ha manifestado el deseo de ver a Cuba con una selección muy competitiva, integrada por quienes actúan en las Grandes Ligas y los que hacen vida en el torneo doméstico de la isla. De manera extraoficial la prensa de Miami informó que el jardinero Yoenis Céspedes tuvo una reunión informal con Castro, en Toronto, a finales de 2013, con el objetivo de escuchar la propuesta de unificación del "Team Cuba".
En varias oportunidades, diversos jugadores cubanos, con o sin experiencia en MLB, pero residentes en el exterior, aplaudieron la iniciativa de Castro. Recientemente, apenas a cinco días de realizarse el duelo entre Tampa Bay y los antillanos, el exprimera base de los Industriales de La Habana y designado de los Reales de Kansas City, Kendrys Morales, le escribió una carta a la misma institución en la que Castro forma parte de su directiva.
"Yo quisiera representar a mi país. Ahí fue donde aprendí parte de mi carrera y me gustaría jugar con mi selección. Creo que las autoridades cubanas deberían tomar esa decisión si quieren competir con el resto de los países", señaló Morales en el comunicado.
Más allá de ver cómo y cuándo el pelotero cubano residente en la isla actuará en las mayores, el próximo paso para el beisbol de ese país será el intento de construir un "Dream Team" para el Clásico Mundial de Beisbol, con lo mejor de Cuba tanto dentro como fuera del territorio antillano.