Si usted espera encontrar aquí un comentario agudo, en el que aparezcan comparaciones estadísticas y se enumeren situaciones tácticas de juego en las que no se hizo lo que muchos "directores de grada" hubiesen hecho, entonces, con antelación, le aconsejo que vuelva sus ojos hacia otra página. No haré leña del árbol caído. No es mi estilo.
Sobran razones. En el anterior campeonato los Tigres accedieron a la segunda vuelta por un solo juego de diferencia. Estuvieron a punto de no estar entre los ocho clasificados. Entonces no hubo "toque a degüello" para aludir a los porqués de tan "regular" labor. Ahora no debe haberlo cuando, incluso, tuvieron el mismo balance de 24 triunfos y 21 fracasos.
No puedo escribir de desastre en el béisbol avileño —como algunos me han sugerido— cuando el equipo bateó 15 puntos más que el pasado año y nuevas figuras del pitcheo como Dachel Duquesne, Osmar Carrero y Denis Castillo, acaban de demostrar que el cuerpo de serpentineros de los avileños tendrá buen nivel para próximas temporadas, pues sus dos principales figuras, Vladimir García y Yander Guevara también son bastante jóvenes, aunque este último no estuvo bien en este torneo.
No debe hablarse de hecatombe de la pelota local cuando la defensa volvió a ser la menor del campeonato. Por mucho que se le dé para alante o para atrás, es injusto calificar de pésima la actuación de estos Tigres y más aún poner en tela de juicio a su director, cuando este, todavía sin el boleto para la siguiente fase, sigue siendo uno de los directores de mejores resultados en el béisbol cubano. ¿O es que "con las glorias se olvidan las memorias" ? ¿O ya solo es historia la corona de la LII Serie o el más reciente cetro internacional en Canadá?
No estuve de acuerdo con más de una decisión táctica de Roger durante el transcurso de la justa, pero esto no quiere decir que mis apreciaciones sean suficientes para evaluar de mal o bien su trabajo. No pocas veces, en el trasfondo de una jugada pesan detalles que no los tiene en su poder ni el aficionado ni el periodista.
Pero... ¿qué sucedió? ¿ por qué el equipo es capaz de ganar 19 partidos en casa y solo cinco en la carretera? ¿Por qué si se batea y se lanza por encima de la media del campeonato y, para colmo, se muestra la mejor defensa, no se logró el ansiado pasaporte?
Los siguientes problemas objetivos bastarían para apaciguar al más furibundo crítico de los Tigres: las ausencias en los finales del segundo y tercer bate por lesiones, la no presencia del torpedero regular en la primera parte de la lid, y el hecho de que Yander Guevara no estuviera a la altura de su calidad.
Pero esos argumentos no bastan si se trata de tomar experiencias. Si fueran esos las únicas causas del noveno escaño en la tabla de posiciones, entonces todo sería más fácil para la venidera contienda: se recuperan físicamente Raulito y Rubén Valdez, y con un buen entrenamiento Yander se pone de nuevo 0K.
Pienso que no fue nada positivo sustituir completamente el cuerpo de dirección que acompañó al mentor Roger Machado en el andar victorioso de las últimas temporadas, y aunque nadie es eterno en una responsabilidad, no creo que hubiesen motivos para una renovación tan radical.
No aparece —por ejemplo— un buen coach de tercera de ahora para ahorita, máxime si se cuenta con uno de los mejores del país, como es el caso de José Hernández; no veo los motivos por los que se prescindió de sus conocimientos y experiencia. No son pocos los juegos de pelota que se pueden perder por enviar un corredor hacia el home o por detenerlo indebidamente en la antesala.
Por lo demás, al béisbol avileño le queda ahora, desde este mismo mes, muchas tareas por delante, no solo por las competiciones en las categorías 15-16 años y juvenil, sino, también, con la preparación desde este momento de los Tigres para LIV Serie.
No debe tardarse en iniciar, por ejemplo, una base de entrenamiento para el grupo de lanzadores jóvenes con reales condiciones para imponerse en los campeonatos cubanos. Fue el pitcheo de relevo, precisamente, uno de los puntos débiles del conjunto, al extremo de ser de los de peores resultados en la lid con balance de solo siete éxitos y 10 juegos salvados.
La provincia cuenta, además, con un grupo de jóvenes peloteros de perspectivas inmediatas como son los casos de Luis Robert, José A. García, Dioslandi Arrieta, Humberto Morales, Gerson Molina y Jorge Bordón, por solo mencionar algunos, que no deben quedar a la espera de la próxima temporada, pues mucho les ayudaría, desde ya , una preparación con los mejores entrenadores del territorio.
Los Tigres que nos acaban de representar acumulan ya más de 10 años dándole alegrías al pueblo avileño. Este traspié de 2013 para nada significa que regrese de nuevo a la época en que jugar solo para el 50 por ciento de éxitos era una hazaña.
Es hora de una reunión con todos los que tienen que ver, de una forma u otra, con el béisbol de la provincia, pero no para encontrar culpables o para enumerar problemas, sino para proponer cómo enfrentar estos próximos nueve meses en los que debe nacer un tigre aún más fiero que aquellos de las grandes glorias, porque esas deben estar siempre en las memorias.
Sobran razones. En el anterior campeonato los Tigres accedieron a la segunda vuelta por un solo juego de diferencia. Estuvieron a punto de no estar entre los ocho clasificados. Entonces no hubo "toque a degüello" para aludir a los porqués de tan "regular" labor. Ahora no debe haberlo cuando, incluso, tuvieron el mismo balance de 24 triunfos y 21 fracasos.
No puedo escribir de desastre en el béisbol avileño —como algunos me han sugerido— cuando el equipo bateó 15 puntos más que el pasado año y nuevas figuras del pitcheo como Dachel Duquesne, Osmar Carrero y Denis Castillo, acaban de demostrar que el cuerpo de serpentineros de los avileños tendrá buen nivel para próximas temporadas, pues sus dos principales figuras, Vladimir García y Yander Guevara también son bastante jóvenes, aunque este último no estuvo bien en este torneo.
No debe hablarse de hecatombe de la pelota local cuando la defensa volvió a ser la menor del campeonato. Por mucho que se le dé para alante o para atrás, es injusto calificar de pésima la actuación de estos Tigres y más aún poner en tela de juicio a su director, cuando este, todavía sin el boleto para la siguiente fase, sigue siendo uno de los directores de mejores resultados en el béisbol cubano. ¿O es que "con las glorias se olvidan las memorias" ? ¿O ya solo es historia la corona de la LII Serie o el más reciente cetro internacional en Canadá?
No estuve de acuerdo con más de una decisión táctica de Roger durante el transcurso de la justa, pero esto no quiere decir que mis apreciaciones sean suficientes para evaluar de mal o bien su trabajo. No pocas veces, en el trasfondo de una jugada pesan detalles que no los tiene en su poder ni el aficionado ni el periodista.
Pero... ¿qué sucedió? ¿ por qué el equipo es capaz de ganar 19 partidos en casa y solo cinco en la carretera? ¿Por qué si se batea y se lanza por encima de la media del campeonato y, para colmo, se muestra la mejor defensa, no se logró el ansiado pasaporte?
Los siguientes problemas objetivos bastarían para apaciguar al más furibundo crítico de los Tigres: las ausencias en los finales del segundo y tercer bate por lesiones, la no presencia del torpedero regular en la primera parte de la lid, y el hecho de que Yander Guevara no estuviera a la altura de su calidad.
Pero esos argumentos no bastan si se trata de tomar experiencias. Si fueran esos las únicas causas del noveno escaño en la tabla de posiciones, entonces todo sería más fácil para la venidera contienda: se recuperan físicamente Raulito y Rubén Valdez, y con un buen entrenamiento Yander se pone de nuevo 0K.
Pienso que no fue nada positivo sustituir completamente el cuerpo de dirección que acompañó al mentor Roger Machado en el andar victorioso de las últimas temporadas, y aunque nadie es eterno en una responsabilidad, no creo que hubiesen motivos para una renovación tan radical.
No aparece —por ejemplo— un buen coach de tercera de ahora para ahorita, máxime si se cuenta con uno de los mejores del país, como es el caso de José Hernández; no veo los motivos por los que se prescindió de sus conocimientos y experiencia. No son pocos los juegos de pelota que se pueden perder por enviar un corredor hacia el home o por detenerlo indebidamente en la antesala.
Por lo demás, al béisbol avileño le queda ahora, desde este mismo mes, muchas tareas por delante, no solo por las competiciones en las categorías 15-16 años y juvenil, sino, también, con la preparación desde este momento de los Tigres para LIV Serie.
No debe tardarse en iniciar, por ejemplo, una base de entrenamiento para el grupo de lanzadores jóvenes con reales condiciones para imponerse en los campeonatos cubanos. Fue el pitcheo de relevo, precisamente, uno de los puntos débiles del conjunto, al extremo de ser de los de peores resultados en la lid con balance de solo siete éxitos y 10 juegos salvados.
La provincia cuenta, además, con un grupo de jóvenes peloteros de perspectivas inmediatas como son los casos de Luis Robert, José A. García, Dioslandi Arrieta, Humberto Morales, Gerson Molina y Jorge Bordón, por solo mencionar algunos, que no deben quedar a la espera de la próxima temporada, pues mucho les ayudaría, desde ya , una preparación con los mejores entrenadores del territorio.
Los Tigres que nos acaban de representar acumulan ya más de 10 años dándole alegrías al pueblo avileño. Este traspié de 2013 para nada significa que regrese de nuevo a la época en que jugar solo para el 50 por ciento de éxitos era una hazaña.
Es hora de una reunión con todos los que tienen que ver, de una forma u otra, con el béisbol de la provincia, pero no para encontrar culpables o para enumerar problemas, sino para proponer cómo enfrentar estos próximos nueve meses en los que debe nacer un tigre aún más fiero que aquellos de las grandes glorias, porque esas deben estar siempre en las memorias.