Anoche, el momento más emocionante de la tanda cubana sucedió en Houston, donde los Mulos pisotearon a los actuales campeones mundiales.

Tras ceder 1 a 2 el primer duelo de la miniserie y ganar los otros con doble marcador de 4 a 0, los de Nueva York perdían cinco a tres en el noveno. Solo que ligaron un trío de rayitas en su último chance y, cómo no, llamaron a Chapman (IP, H, 3K, .1.29) para que acabara la faena.

Salió entonces el zurdo como lo hace de un tiempo a esta parte, hecho un toro que suda y rebufa, y los Astros de Gurriel (de 4-1, R, .243) supieron lo que venía. Pero ni eso los ayudó. Porque cuando de Chapman se trata, la guerra avisada sí mata soldados: con cinco rectas seguidas mandó al primer rival de regreso al banquillo, bejuco al hombro. Otra recta le sirvió para sacar el out 26, palomón a primera. Y tres lanzamientos más tarde habría acabado el juego de no ser porque su máscara no retuvo la bola y permitió al bateador alcanzar la inicial tras abanicar la brisa. La gente, ya de pie, vio un rayo de esperanza que creció cuando el que vino atrás ligó un jilito entre tercera y short, se dio golpes de pecho en primera, y le tocó el turno al gran venezolano José Altuve, el empate a 180 pies del plato.

Pero ni así.

Tres rectas más de Chapman, todas a más de cien millas, acabaron con el drama y las ilusiones en un santiamén. Hola, qué tal, adiós.

Marcador final: Yankees 6, Astros 5.