Ángel Gaspar Pérez no es un Pérez cualquiera, es el “Curro” Pérez, el hombre que escribió en el estadio Quis­queya Juan Ma­ri­chal, que acogerá desde el próximo 1 de febrero a la Serie del Caribe, una de las páginas más emotiva de la historia del béisbol cubano.

Allí, el 26 de agosto de 1969, Cuba y Estados Uni­dos se medían por el título del Campeonato Mundial. En el noveno, el Curro fue al bate con corredor en se­gunda (Tony Gonzá­lez). Después de varios “fouls”, pegó jit al central e impulsó la del empate. Con un out, y el “Curro” en primera, otro matancero, Félix Isasi, se sacrificó, pasando el “Curro” a segunda, desde donde anotó por otro sencillo, de Rigoberto Rosique, también de Matanzas. Gaspar, además, actuaba como relevo en ese partido desde la quinta entrada y cerró el noveno con dos ponches. Resumen: impulsó el empate, anotó la ventaja y ganó el juego desde el montículo.

Al regreso, en el mismo aeropuerto José Martí, lo esperaba Fidel, quien le dijo: fuiste el Héroe de Quisqueya.

Comenzó a construirse en 1953 y fue inaugurado el 23 de octubre de 1955.

Tiene el nombre de uno de los primeros dominicanos exaltados al salón de la fama de Cooperstown.

Es el único estadio en la República Domini­cana que sirve de casa a dos equipos: Tigres del Licey y Leones del Escogido.

Sus dimensiones son de 335 pies por las líneas y 411 por el jardín central. Su superficie es césped natural.

Con capacidad para 11 379 personas sentadas, acogió las Series del Caribe del 2004 y el 2007.

Fue remozado en el 2007 y ampliado en el 2010, y la característica más distintiva de su diseño es un alto techo abovedado de tipo voladizo sobre la tribuna.

Tiene un paredón en el jardín central con una altura de 38 pies, al que llaman monstruo verde en comparación con el Fenway Park de Boston.