En los últimos días he visto reacciones de jugadores, cuerpo de dirección y aficionados granmenses que han expresado abiertamente su malestar porque muchos especialistas de la prensa dieron a Matanzas como favorito sobre Granma en la semifinal donde los Alazanes triunfaron 4-1 para avanzar a su segunda final consecutiva.

Cada cual dice lo que le parezca, por lo tanto, no voy a criticar la actitud de los que lo han pedido respeto para el campeón de la Serie Nacional anterior, o incluso, los que han emplazado a determinados colegas o a todos en general de una forma hasta ofensiva.

La mayoría de los especialistas expresó que los Cocodrilos eran favoritos, a partir del análisis de elementos objetivos, pensando en el presente, no en lo que pasó hace un año cuando los orientales se coronaron después de desbancar a los propios matanceros y luego a los tigres.

Los dirigidos por Víctor Figueroa, amén de no acabar de convencer a la hora de la hora, y ese ansiado título sigue postergándose, fueron los máximos ganadores de la temporada regular, y en los principales índices de juego superaban a los discípulos de Carlos Martí. Hubo quienes incluso, consideraron que Matanzas se reforzó mejor para la semifinal. Y hasta quien señaló que ahora sí los Cocodrilos no tendrían la presión de antaño con respecto a la dirección. Para ellos, una vez más, la decepción fue la palabra clave.

Para algunos de esos granmenses, porque no es la totalidad tampoco, y para los aficionados a otros equipos en Cuba, amigos míos, los pronósticos son solo eso, lo que debe pasar a partir de elementos objetivos, lógicos, argumentados. No se trata de sentimientos personales, de deseos. Eso es algo que ha estado presente en el béisbol y fuera del mismo, en Cuba y fuera de Cuba, eso figura en el deporte desde que éste se convirtió en un fenómeno mediático.

Eso se llama cultura, y debe seguir formando parte del entorno, siempre y cuando la manera de opinar sea la adecuada.

En la MLB esta última temporada, la mayoría de los vaticinios daban a Astros y Dodgers para llegar a la Serie Mundial cuando enfrentaron a Yanquis y Cachorros. Ahí no importaban las 27 coronas de los Mulos ni que los de Joe Maddon habían roto un año antes la mítica maldición de 108 años sin ganar. Los especialistas pensaron en el presente. Y no por ello en Nueva York y Chicago, ni en los propios clubes, la emprendieron con los colegas de ESPN, Fox Sports, MLB network, por solo citar a las tres cadenas beisboleras más importantes.

Casi nunca, y conservo las revistas de las últimas 10 temporadas de la MLB, han coincidido con más del 50 % de los vaticinios para el campeón, los clasificados y los premios individuales. Incluso se aventuran en el rendimiento que debe tener cada pelotero, y aunque ya sea demasiado osado para mi gusto, es parte del show y para muchos enriquece ese ambiente mediático.

Y ese es el mismo fenómeno que se evidencia en los Juegos Olímpicos y en cuanta competencia deportiva internacional se produzca, y ni hablar del fútbol, donde por ejemplo, casi nadie dio a Portugal como campeón de Europa y al final uno de los mayores estímulos para la celebración fue precisamente eso, que se fueron por encima de los pronósticos de todos.

Eso es lo que le tiene que importar a los granmenses, que están demostrando sobre el terreno de juego que son un gran equipo, capaz de ganar aún cuando su rival haya sido más favorecido en los vaticinios. Eso le da más trascendencia a la victoria. Caer en lo otro es darle demasiada importancia a algo que no tiene sentido, entrar en una disputa estéril y absurda, y que no terminará jamás con los pronósticos.

Personalmente pensé que Matanzas podía ganar la semifinal y hasta ser campeón. Tomé en cuenta factores señalados aquí, más otros, y no es que me haya equivocado, simplemente que el pronóstico falló porque no pasó lo que por lógica debía suceder.
A mí no me preocupa si gana Granma, Matanzas, Las Tunas o Industriales. Yo soy habanero pero no tengo afición por ningún equipo en particular, al mío, al de verdad, Metropolitanos, lo desaparecieron arbitrariamente hace 5 años para acabar de paso con los entonces Vaqueros.

Mis pronósticos son basados con sumo respeto y con objetividad. Puedo estar en lo cierto o no. La verdad casi nunca es absoluta, y la polémica es uno de los elementos más importante de este deporte en nuestro país. Nada tiene que ver con sentimientos, porque incluso, cuando he tenido un interés marcado de un triunfo colectivo, no ha estado aparejado con mi valoración. Ejemplo, el Clásico Mundial, donde expresé una y otra vez, que mi deseo era que Cuba fuera el campeón, pero mi opinión profesional, era que no debíamos llegar más allá de la segunda fase.

¿Acaso un pronóstico define algo? Como en el caso del parte meteorológico, lo que vale, lo que tiene significado, es lo que pasa. Lo otro, es pura formalidad, hábito, cultura, algo totalmente verbal.

En el caso nacional, lo que me interesa en la práctica, y es lo que mejor he valorado de estos play off, es volver a ver un estadio Latinoamericano, no solo lleno, sino con el ambiente que allí se vivió. Y una vez más, para aquellos que fuera de Cuba lo ponen en duda, ver en la calle un ambiente beisbolero como hace tiempo no se veía. Ayer, en un momento, alrededor de 100 niños estaban jugando pelota popular en placeres y parques. No importaba la cantidad de guantes, o la calidad del bate y la pelota. Como he dicho siempre, cuando la gente está motivada con el béisbol en Cuba, sale a jugar a donde sea con lo que sea.

Y hablé del Latino y de La Habana, porque era la deuda que había. Ya ese fenómeno se había vivido en Granma, Matanzas y Las Tunas, y por ello también me siento sumamente feliz.

Y sin dudas, aunque haya quienes me contradigan, la presencia protagónica de Industriales en esta post-temporada, y el papel de Víctor Mesa al frente de este equipo, con sus virtudes y sus defectos, ha sido fundamental para esa fiebre indiscutible, la cual no es exclusiva de la capital.

Que gane el mejor, el que demuestre que lo es. Pero sobre todo, que gane el béisbol cubano y que siga aumentando esa popularidad, la cual ha visto ese incremento notable desde la transmisión de la Serie Mundial 2017 donde los Astros se coronaron con Yulieski Gurriel como uno de sus protagonistas. Eso, y verlo a él con la bandera cubana, a muchos de los nuestros brillando en la mejor pelota del mundo, y ver a la gente hablando de pelota en la calle en todo momento, jugándola a toda hora y donde sea, eso demuestra que a pesar de los problemas, el béisbol en Cuba está bien vivo y que no era quimera de los que pensamos que nunca va a dejar de ser uno de nuestros símbolos mayores.