Se veía venir. Tan conocido como que oro parece y plata no es, el estatismo en el béisbol cubano era inminente.

Las señales estaban claras con la estructura de la Liga de Desarrollo con 17 equipos, y ya es oficial que la próxima Serie Nacional tendrá igual cantidad de planteles, contrario a lo que manifestó la gran mayoría de los especialistas en todo el país.

De nada sirvieron los encuentros en todas las provincias, donde en todo momento se manifestaron en contra de una Serie con 17 conjuntos, porque una vez más volvimos a cantar con Julio Iglesias: La vida sigue igual.

La justificación dada no me satisface en nada: No hubo tiempo suficiente para preparar una nueva propuesta. ¿De qué tiempo estamos hablando? La reestructuración de las provincias se aprobó desde el año pasado y se aplica desde el 1 de enero. La Serie 50 terminó a principios de mayo. ¿Cuánto tiempo se necesita para preparar una nueva propuesta?

Me parece que con haber puesto a un funcionario, uno solo, a trabajar en esto desde octubre del año pasado, ya estaría lista una reestructuración completa con menos equipos, como debe ser.

De entrada tenía ahorrada la mitad del trabajo con la cantidad de propuestas hechas por diversos medios de prensa en los últimos meses, y podía haber empleado el tiempo en lo que es más difícil y todo el mundo le teme: convencer a varias provincias de que no pueden tener una novena en la máxima división de la pelota cubana.

Ahí está el pollo del arroz con pollo y no en un papel donde se pueden escribir millones de variantes en cuanto a cantidad de conjuntos y juegos a celebrar.

Tantos años de regionalismo son difíciles de borrar, pero si queremos volver a ser los mejores del mundo es imprescindible que la mayoría de nuestros peloteros no se engañe creyendo que es un gran pitcher o un gran bateador por sus números en la nada elitista Serie Nacional.

No ha habido voluntad para cambiar lo que debe ser cambiado. La frase es muy linda en teoría, pero esta vez se quedó ahí.

por Lemay Padrón Oliveros en cubasi.cu