Camagüey.—Luego de tres me­ses en la cúspide de la 56 Serie Na­cional de Béisbol, finalmente Matan­zas no es ya un equipo insuperable. Sin dudas, la renta alcanzada con sus rachas victoriosas durante la primera ronda del certamen le permitirá avanzar a la postemporada, casi se­guro en la primera posición, pero habrá que ver en qué condición llega a dicha instancia.

A muchos no sorprende el descenso de los Cocodrilos (ocho derrotas en sus últimas 12 presentaciones), argumentando que el rendimiento de los atletas y equipos no es lineal y que a lo largo del campeonato todos pueden sufrir una baja en la curva de rendimiento.

«Percibo el mismo ambiente de siempre; no ha cambiado nada. Las derrotas como tal no sorprenden, es­te equipo tiene grandes jugadores y está muy bien preparado, pero en un campeonato de 90 partidos todos tienen recaídas», destacó el inicialista pinareño William Saavedra, re­fuer­zo de los yumurinos durante la se­gunda etapa.

El fornido toletero ha sido el mejor bateador de la segunda ronda para la causa matancera, muy bien secundado por el industrialista Juan Car­los Torriente, otro nuevo rostro en el redil, pero Aníbal Medina, Ariel Sán­chez, Yordanis Samón y Je­ffer­son Del­gado, pese a presentar buenos nú­meros, no se acercan a su ex­celso de­sempeño en la fase inicial.

Además, Stayler Hernández no ha carburado como el desequilibrante bateador zurdo que necesitaba la escuadra, y Yurisbel Gracial todavía no se acerca a los estándares que se esperaban de él en los turnos centrales de la alineación yumurina.

«Mantener un equipo por un tiem­po prolongado en un pico de rendimiento alto es bien complicado, to­dos los que practican deporte lo sa­ben. No nos preocupamos, porque este grupo ha realizado una buena preparación desde hace seis años; hay una cultura y una disciplina de lo que es entrenar», explicó a Granma el preparador físico de los Cocodrilos Miguel Ramos.

Como es lógico, la ventaja alcanzada por los matanceros permite que no prevalezca la sensación de pánico, ni de parte de los jugadores o de los aficionados, tranquilos por tener casi en el bolsillo el boleto a los play off; instancia en la que podrán reforzarse nuevamente y cubrir sus puntos «flacos», sobre todo en el pitcheo.

José Antonio, fiel asistente a la p­e­ña del Parque Central en La Ha­ba­na, nos comentaba que los matanceros necesitaban brazos seguros para li­derar su rotación, pues Yoanni Yera, Frank Montieth y Jonder Martínez han presentado diversos contratiempos frente al alto nivel de los bateadores en la segunda fase.

Y lo cierto es que el vaticinio de es­te aficionado cobra más vida cada día que pasa, porque en sentido ge­ne­ral el pitcheo de los Cocodrilos en esta etapa ha sido desastroso, con efecti­vidad de 4.84, average oponente de 291 y 76 carreras permitidas, se­gun­dos en este negativo apartado. Para colmo de males, los relevistas Ale­xan­der Ro­dríguez (promedio de limpias de 4.05), Adrián Sosa (6.59) y Danny Aguilera (12.79) no han lo­grado conservar ventajas en las postrimerías.

«Tenemos confianza, hemos to­ma­­do una ventaja muy grande respecto a los demás rivales. Sicoló­gi­ca­mente no hay ningún problema, pues la profundidad de nuestro equipo nos permite hacer reajustes sobre la marcha. Todos los jugadores están listos, los se­­gundos hombres han recibido oportunidades en diversos momentos de la temporada y, si los titulares fallan, ellos pueden asumir la responsabilidad con eficiencia», precisó Ra­mos.

«La clave ahora es levantarnos y que las piezas se acoplen. Creo que el equipo tiene el potencial para lograr otras rachas importantes de victorias en el momento decisivo de la temporada», acotó Saavedra, confiado en vol­ver a ser protagonista en la postemporada, ahora enfundado en la casaca roja, conjunto que llegó este domingo al éxito número 50.