No entiendo cómo es posible elegir a un director para un equipo nacional cuando aún no tenemos un comisionado de béisbol ni un presidente de la Federación. No se puede seguir nadando contra la corriente ni invirtiendo pirámides. Se supone que estos directivos una vez elegidos deben estar de acuerdo con esa designación y apoyarla, por lo que no creo que esto vaya a suceder de esa manera.
Por otra parte hay que tener claro que la elección de un director para un periodo de cuatro años es muy riesgoso. Sabemos que el éxito de un manager tiene que ver mucho con las victorias que logre su equipo. Las derrotas que viene obteniendo nuestra selección nacional en los últimos tiempos por los motivos que sean, siempre genera críticas de aficionados y especialistas, y ansiedad en estos estrategas que los lleva a cometer errores como hemos visto en los últimos tiempos con cada uno de los que han designado para eso puesto.
No podemos meternos en esa camisa de fuerza para después sustituirlos antes del tiempo estipulado, hecho que lacera la reputación de esos hombres entregados siempre a nuestro deporte nacional y que se han ganado un prestigio a través del tiempo al mando de sus equipos provinciales o en otras tierras.
Por último, creo que el “elegido” para esa silla hirviente debe estar todos los días ejerciendo esas funciones en nuestro campeonato doméstico. En primer lugar porque es una motivación para todos los que en buen cubano están “en la caliente” sacrificándose en medio de tormentas de problemas que aquejan nuestro béisbol, y en segundo lugar porque un manager que no dirige a diario va perdiendo perspectivas, se le va enfriando el instinto y se le oxidan las herramientas que lo llevaron a ocupar un día ese puesto.