Escrito por Luis Alberto Blanco Pila

San Juan y Martínez logró el título de la Serie Provincial de Béisbol 2020, al vencer en tres ocasiones al eterno finalista Pinar A, y celebró, con justicia su título, pues desde el principio hasta el último juego fue el mejor equipo de la contienda.

Parece que Donal Duarte, un hombre del deporte, fue el protagonista de una revolución «pelotera» en la Meca del tabaco. El mánager y jugador supo estimular a su conjunto, que incluso llegó a estar invicto en los primeros 13 partidos.

Por su parte, lo de Pinar A fue más de lo mismo, siempre llega a las últimas instancias, debido a que reúne a la gran mayoría de los atletas que luego conforman el equipo de Pinar a la nacional. En esta ocasión no pudo con el empuje de los sanjuaneros en su fortín, el «Hermanos Saíz», y tras un enconado play off cedió en el quinto desafío.

Pero más allá de esta excelente serie final, desarrollada por las dos mejores plantillas del torneo, la provincial fue una caricatura de otras ediciones anteriores y de lo que representa esta lid en un territorio como Pinar del Río, de gran tradición y afición beisbolera.

Y no quiero pecar de inocente: sé muy bien la situación que atraviesa el país en el actual contexto y que esto ha sido una constante desde los meses finales de 2019; pero lo de la provincial fue un golpe bajo para el deporte en Pinar del Río.

Considero que una competencia de tal magnitud no puede organizarse de semejante forma, si es que tuvo algún tipo de orden, con programación suspendida la noche anterior o equipos esperando por un transporte que nunca llegó.

Antes que desarrollar un campeonato con tal nivel de informalidad, era preferible su suspensión hasta el nuevo año, pero no realizar una serie, que en una zona se jugaba y en la otra no. Nunca entendí este comportamiento ni las causas alegadas por las autoridades pertinentes.

La otra arista olvidada es la dimensión cultural del béisbol y su reflejo en la sociedad, algo que se constata en el hecho de que en la mayoría de nuestros poblados el suceso más importante del año, junto a las fiestas populares, es la llegada de la Serie Provincial.

Solo dos novenas completaron su calendario íntegramente: Pinar A y Los Palacios, en tanto la representación de Minas de Matahambre jugó la mitad de los 20 desafíos reglamentarios y, junto a palmeros, mantuanos y sanluiseños fueron los más afectados por la «contingencia» que caracterizó a la primera categoría pinareña.

Ante tal panorama, el béisbol en la tierra del mejor tabaco retrocedió de forma gigantesca, de ahí que un buen resultado en el venidero clásico nacional sea, según mi criterio, algo imposible de alcanzar y no por la dirección técnica, sino por el poco empleo de que ha sido objeto el capital humano con que se cuenta.

Desde el pasado octubre, la mayoría de los atletas pinareños han tenido poco bregar en los diamantes, tendencia causada, fundamentalmente, por la eliminación de los Vegueros en la 59 campaña; sin embargo, la provincial no logró cubrir esta demanda y solo de entrenar no se garantizará un buen resultado en el futuro.

Solución viable para que no ocurran este tipo de percances, causados por la disponibilidad de recursos en la pelota: acabar de independizar el béisbol del Inder y convertir la comisión nacional en un organismo con autonomía.

Una interrogante cabe destacar: ¿estuvo a la altura de la historia de un territorio tan grande en el béisbol, como el pinareño, la Serie Provincial? Espero que los responsables reflexionen sobre el tema y que esta amarga experiencia no se repita.