Se ha inundado la web, repleta de profetas anunciando el fin de los días de la pelota cubana, hablando de glorias pasadas, de leyendas míticas, de héroes inmortales, de equipos Cuba invencibles, sin embargo los Panamericanos nos demostraron algo: Hemos vivido una mentira ensalzada por la propaganda política y nuestra propia negación de aceptar la realidad: No podemos decir que fuimos los mejores de ninguna época, cuando en realidad nunca enfrentamos a los mejores del mundo.

Antes de romper les pido que no se infarten, les comparto mi opinión y les voy respetar las suyas. Son dos variables que han cambiado en el escenario internacional: Los rivales son mejores (antes del 99 no enfrentábamos profesionales en ningún evento oficial) y es imposible llevar un equipo Cuba completo, cuando tenemos 200 peloteros en Dominicana esperando contrato, 100 en Estados Unidos entre todas las ligas y otros muchos regados por el mundo.



Estrellas hemos tenido en todas las épocas, jugadores con potencial de Grandes Ligas también, lamentablemente solo los actuales han podido demostrarlo en la práctica y la especulación brillará por siempre sobre los que ya no juegan. Les dejo con mis teorías.

Premisa inicial: Es trabajo no es para llorar más de lo que hemos llorado y repartir culpas a diestra y siniestra, además no pienso establecer comparaciones entre peloteros pues son absurdas, ya que están llenas de variables que no se pueden eliminar (calidad de las pelotas, bates de aluminio, sistemas de competencia, situación político-social, en fin, demasiadas variables).

El equipo Cuba logró (digo logró, pues no nos la regalaron) medalla de bronce en los Panamericanos de Toronto 2015. Perdimos la semifinal pues el pitcheo de relevo lució mal y la manera de utilizarlo también.

Primera señal: Ese es un problema eterno de nuestra pelota, remítanse al equipo Cuba del año que deseen y verán el 90% del staff de serpentineros con abridores y quizás algún relevista afortunado, los apagafuegos siempre han sido subestimado en la isla. (Pedro Luis Lazo hubo solo uno).

Segunda señal: Nuestros managers también han sido engañados y se han creído aquello de que ‘fuimos los mejores’, sentándose a esperar un palo espectacular o que los peloteros logren milagros, como dioses que se les cree.

Entonces vino la respuesta de Roger Machado (mis respetos por darle el frente a la prensa en una situación como esa) y entre otras cosas habló de que “mando a pitchearle mal” al que decidió el juego y a tocar bola con Raúl González “pero él (González) quiso sorprender”.

Tercera señal: ¿Qué managers son los que nos dirigen, que no saben que una base intencional no es lo mismo que ‘pitchear mal’ y que si un hombre ‘quiere sorprender’ en el partido por el pase al oro, allí mismo se va para el banco y enviamos a batear a quien cumpla con el ABC del beisbol?

En el caso de Yera, si la orden era que le pitcheara mal, una vez que el bateador llegó a conteo de 3-1, se procede a darle la cuarta bola intencional y empezamos de nuevo con el siguiente al turno. (Manual básico de dirección de beisbol, capitulo 1)

¿Qué puede ser, que Raúl González verdaderamente sorprendió a todos con el amago de toque y bateo? Pues es vergonzoso, ya que siendo un pelotero de Ciego, no se entiende qué relación tiene con Machado, pues no debió haber puesto a su propio manager en una situación tan embarazosa, tomándose la libertad de decidir cómo atleta, en contra de lo que su director le ordenó por el bien del resultado colectivo.

Cuarta señal: Nuestros pilotos, cualquiera de ellos, improvisan demasiado, tienen un manual arcaico para dirigir y son malos, en el mejor sentido de la palabra. Piense, recuerden, por un segundo: ¿Quién era Serbio Borges? Según la propaganda y la prensa de la época, el mejor manager que jamás haya caminado por la faz de la tierra. Llegaron las Olimpiadas de Sídney en el 2000 y el hombre desapareció. De ser una lumbrera desde el banco cubano, pasó a ser enemigo público, condenado al olvido, porque todos creíamos (inclusive los que emitían la propaganda) que éramos invencibles.

Volviendo al evento panamericano, llegó la final, Canadá dispuso de Estados Unidos y colorín colorado.

Quinta señal: Canadá revalidó el título, pero ¿Con quienes en el roster? Peloteros con carretera, experiencia y/o mucho talento, sin embargo ese no es mejor equipo que Canadá pudiera formar en condiciones ideales. ¿Estados Unidos, con jugadores de Doble A? Mucho menos.

Aquí está el pollo del arroz con pollo:

Cuba, quizás con excepción de Holanda en algunos torneos determinados, JAMAS, léalo bien, JAMAS se ha enfrentado a las mejores selecciones de otros países, ni siquiera Japón en el Clásico del 2009, pues por disimiles razones (no fueron autorizados a jugar, no les interesó participar, época del año) los equipos rivales siempre han tenido ausencias notables de sus rosters.

Cuba, por el contrario, siempre ha llevado lo mejor que tiene, hasta que las grandes estrellas empezaron a abandonar el país. Inclusive, ya parte de la prensa internacional se ha hecho eco y hasta se burla de eso, pues en igualdad de condiciones (incapacidad de llevar a los mejores) somos de las grandes potencias, pero otro equipo más. Dejamos de ser ‘los abusadores prepotentes’ que íbamos con todo frente a equipos endebles.

Y la igualdad de condiciones es esa, que no puedas hacer una selección nacional con tus mejores atletas, ya que estos están atados a ligas de mayor prestigio.

El Canadá de los panamericanos: el Canadá C o D.

El Estados Unidos: el USA C o D.

El Cuba: el Cuba C (Con algunos peloteros del B y uno del A).

Por eso la barrida de que sufrimos en el Tope contra los norteamericanos en Millington 1995 (4-0) es más vergonzosa que el no hit no run que nos dieron hace más de un mes. En Millington estaba el equipo de Linares, Pacheco, Kindelan, Valle, German y el resto de las estrellas de los 90.

Pero veamos tres partidos perdidos por Cuba que están de aniversario en estos días:

9 de agosto de 1981

Cuba pierde su primer partido en Copas Intercontinentales al ceder 2x1 frente a Canadá en la V Copa escenificada en ese propio país.

16 de agosto de 1981

Estados Unidos derrota a Cuba 6x5 en la final de la V Copa Intercontinental celebrada en Edmonton, Canadá.

10 de agosto de 1997

Cae Cuba 11x2 frente a Japón en la final y termina con el subtítulo de la XIII Copa Intercontinental celebrada en Barcelona, España.

¿Qué tienen en común esas tres derrotas?

Que son inapceptables. Esos equipos que nos derrotaron (Canada, Estados Unidos y Japon) no son ni remotamente cercano al tipo de selección cubana y mucho menos a los equipos que enfrentamos ahora internacionalmente.

No se acabó el mundo entonces, no se va a acabar ahora.

Déjenme reiterar que no estoy comparando atletas, sino utilizando la premisa de quien vs quien. En el desastre de Millington (1995) Cuba perdió esos 4 juegos frente el equipo universitario norteamericano con lo que más valía y brillaba en la isla. El no hit no run, fue contra la misma categoría de rival y con una selección nuestra lejos de ser lo mejor que dado nuestra isla en tiempos actuales.

Por eso la excusa de ‘esos universitarios después fueron Grandes Ligas’ es la base de una demagogia que nos hizo creer imbatibles. Porque universitarios, talentosos o no, no son el mejor equipo norteamericano, ni en el 87, ni el 2015.

Nunca fuimos los mejores, pues no pudimos demostrarlo. Por eso critiqué hasta el cansancio la infamia del Ranking de la IBAF.

La propaganda nos penetró tanto que hoy decimos: ‘es que ahora no sabemos ganar el juego bueno’

¿Coño y que hicimos en la Serie del Caribe hace solo unos meses? Solo ganamos los juegos buenos, el resto de los partidos los perdimos.

¿Qué acaba de hacer Víctor Mesa en Holanda? Perder dos juegos contra los anfitriones y ganar el ‘bueno’, el partido por el título.

Tenemos un talento inagotable, hasta tengo fe que en unos pocos años vamos a ver 100 peloteros cubanos jugando anualmente en las Mayores y un poco después desplazaremos a dominicana y obtendremos el lugar que nos corresponde en ese circuito.

Hay muchos compatriotas hablando de que la pelota cubana no sirve, error.

No sirve la Comisión, no sirve la Federación, no sirve el sistema, los managers son malos, la Serie Nacional (por todo lo antes mencionado que no sirve) está condenada a la ruina, pero la pelota cubana si sirve, lo demuestran cada día nuestros atletas en cada rinconcito donde nos representan.

No confundir pelota cubana con Serie Nacional, pelota cubana es José Abreu, José Fernández, Guillermo Heredia, Alfredo Despaigne y Héctor Mendoza

Hipotéticamente, si ese Cuba de los Panamericanos hubiera tenido…no se…Aroldis Chapman…Kendrys Morales…Yoenis Céspedes…Norge Luis Ruiz y otros 10 nombres de jugadores actuales más que se pueden mencionar, con los ojos cerrados diríamos que ganábamos el oro y el diamante si lo hubiera, pero entonces entraríamos en la injusticia de los 70 a los 90, donde íbamos con lo mejor del país a enfrentar a conjuntos llenos de orgullo pero de menor calidad, en algunos casos ausentes de esta.

No estoy comparando equipos y mucho menos generaciones, pero le dejo una reflexión a los que piden a gritos una Serie Selectiva, creyendo que con eso se ganan torneos internacionales.

¿Si Pito Abreu hubiera salido de esa ‘mágica’ Serie Selectiva a las Mayores cuantos jonrones hubiera dado en su año de novato, 60?

Razonen.

Esa teoría que los peloteros de antes eran mejores está basada en la misma propaganda que nos obligó a creer en eso, revisen documentales de esos años, juegos olímpicos y sean críticos a la hora de verlos. La pelota cubana está en total descredito ahora mismo como organismo, pero sus atletas no. Creer que los peloteros han involucionado es totalmente absurdo, va en contra de la lógica.

Muchos peloteros retirados afirman que los de hoy son mejores, inclusive padres hablando de sus hijos.

Es lo sensato.

Mejores experiencias, mejor calidad de vida, mejores ejemplos a seguir, más información y sobretodo, mejores rivales que enfrentar en la arena internacional en cada evento (eso es lo que sube el famoso techo y no un torneo entre nosotros mismos).

¿Qué la Serie Nacional tiene muchos equipos?

Eso hoy es verdad, pero el mejor momento de nuestro clásico local no fue en la inestabilidad de torneos de los 80 y 90, sino en la época de las temporadas de 90 juegos. Records, espectáculo, organización, estabilidad y representatividad, todo eso estaba garantizado. ¿Los Playoffs? Un lujo que nunca más tendremos.

En los otros formatos llegamos a tener hasta 18 equipos, la capital tuvo tres simultáneamente en alguna campaña. Las Series Selectivas muchas veces estaban definidas antes de la fecha final y se convertía en el aburrimiento de ver quién era el pichichi de la liga (¡Ah no eso es el futbol!!! Pero bueno el efecto el mismo)

Y no es que me haya puesto el traje de pesimista, es que la realidad es una:

NUNCA MÁS TENDREMOS UN EQUIPO CUBA CON LO MEJOR DE LA ISLA.

Esos rivales que hemos enfrentado toda la vida, insisto en el ‘toda’, han querido llevar lo mejor que tienen, pero eso no es tan fácil, de hecho es prácticamente imposible.

Aun me resulta increíble que Japón les permita a los peloteros cubanos interrumpir su temporada, para que se presenten a la selección nacional. Nadie lo entiende y créanme que en las Grandes Ligas eso no va a ocurrir, así que el sueño del equipo unificado es quimera utópica y de las peores.

A todos los que andan pidiendo por más contratos en el exterior, preparación extra, reordenamiento y todas esas buenas ideas, olvídenlo (se los dice alguien que lleva años escribiendo de eso y con la confirmación que este blog es leido en la Comisión Nacional), ya no hay solución. La manera en que se están negociando los contratos internacionales, la pobre representación que tienen los peloteros en los mismos, las condiciones que se estipulan y la mentalidad de ‘nuestros atletas no son mercancía’ anuncian más fracasos por venir.

Queda ver qué ocurre con las relaciones Cuba-Estados Unidos y si finalmente la Serie Nacional entiende que debe anexarse (o para decirlo más suave) buscarse un padrino que la ayude.

Un amigo de Facebook reclamó ante uno de los trabajos publicados en estos días y frente al “Ya no somos lo que éramos” de alguien que se creyó la propaganda de la ‘época dorada’, respondió: “No, ahora somos mejores, pero dispersos” (Yobanis Herrera).

Tenemos que dejar la arrogancia y la autosuficiencia para enfrentar lo que se nos avecina. El reto ahora es estar en las mismas condiciones que nuestros rivales y salir a ganar. De a tu por tu, para demostrar hasta donde podemos llegar.

De momento, no todo tiempo pasado fue mejor y sino demuéstrenmelo.

Sin más por ahora,

Daniel de Malas Andreu