Esta interesante crónica editada es de mi autoría, apoyado en el traductor de video a texto de el gran Sr. GOOGLE. Es basada sobre un hecho de agresividad criticable sucedido en la historia del béisbol. Fue el asesinato cometido por Antonio Sussine a Julio Leblanc motivado por una discusión beisbolera.
El cubano Antonio Sussini, el homicida en cuestión, jugaba a la pelota profesional a la manera como se conocía el término pase de cepillo o sombrero. Entre 1913 y 1921, el tipo era mayormente utilizado como suplente de torpedero y segunda base, tanto en Cuba como en el béisbol sepia norteamericano. En los 60, un ex manager jugador, Cheo Ramos, que fue su contemporáneo, afirmaba que Antonio era bailarín de Colombia y ecobio abacuá. Como buen ñañigo, nombre del panteón con el que también se les identifica, Susini le tiraba una galleta a cualquiera, que lo mirara más tiempo del soportable por un guapo. Incluso podía cortarle la cara o una nalga con una navaja de barbero cubierta en un pañuelo de seda a quien no le pidiera disculpas porque accidentalmente le pisaron zapato. Sussini jugó en Cuba para el Almentares. En total, estuvo cinco campañas en el champion con los azules. En un par lo dirigió el pájaro Cabrera. Jugó con los All Cubans y con los Cubans Star en la Liga Negra Nacional hasta principios de la temporada de 1922. El victimario, por su parte, Julio Leblanc, fue un lanzador de condiciones entre 1918 y 1921 en la liga cubana.
Además, su versatilidad le abrió espacios en los jardines y la primera base. En 1921, tuvo récord de 13 victorias con siete derrotas. Ese año lanzó para el Havana de Abel Linares en la Liga Invernal y con dos ganados obtuvo el liderato de Pichéu. El 30 de enero de 1922, en la octava entrada de uno de los juegos, estalló una polémica por una jugada reñida en casa. Los jugadores de ambos equipos discutieron con los árbitros y entre ellos, luego siguieron con empujones. La multitud se inquietó y la discusión se hizo más acalorada. José Leblanc, lanzador de Cuba que juega en el Jardín Derecho en este juego, se enfrentó a Antonio Sussini, campo corto del central. Intercambiaron duras palabras. De repente, Sussini perdió el control. Sussini, a traición, le cayó a batazos por la cabeza a Julio Leblanc y lo derribó al suelo sin sentido. La multitud invadió el campo y solo la intervención de la policía que ya estaba presente evitó que estallara más violencia. Leblanc fue trasladado a un hospital cercano donde los médicos le perforaron agujeros en el cráneo para aliviar la presión del hinchazón. Mientras tanto, la policía esposó a Sussini y se lo llevó. Leblanc había sufrido una grave fractura en la región frontal-parental- izquierda. Esa noche los médicos lo operaron, extrayendo con unas pinzas varios trozos de hueso de su cerebro. Nunca recuperó el conocimiento y murió la tarde siguiente. Sussini fue acusado de asesinato. Según fuentes secundarias, fue declarado culpable y sentenciado a una pena entre 10 y 15 años de prisión. Y hasta ahora, ahí es donde salió de la historia del beisbol. Mató a otro jugador en un campo de beisbol. Seguramente nadie quería que volviera al juego, pero resulta que a pesar de la muy merecida condena por su horrible acto, hubo mucha simpatía por Sussini. En 1900, 24, un grupo de seguidores se había unido para pedir un perdón presidencial para Sussini. No se sabe si tuvo éxito o no. Sin embargo, se tiende a pensar que Sussini cumplió su sentencia completa, porque luego entra en el Registro Histórico 14 años después de asesinar a Leblanc, sorprendentemente, parece que efectivamente volvió a jugar béisbol profesional.
Aquí hay un cuadro de puntuación que muestra a Sussini apareciendo como bateador emergente de las estrellas cubanas contra los yanquis negros en Dixie Park el 30 de mayo de 1936. Es más, en 1937 y 1938, un primer a base llamado Antonio Sussini bateó 297 con slugging de 411 en 50 juegos para el Club Santa Rosa de la Liga Mexicana. Parecería que después de cumplir una sentencia de prisión por asesinar a un compañero de campo, Antonio Sussini pudo regresar y jugar béisbol profesional durante algunos años, cuando tenía entre 30 y tantos años. Desde esta distancia, es imposible decir por qué. El hecho de que el crimen ciertamente no fue premeditado y probablemente fue el resultado de un momento de locura, probablemente influyó. Sussini, aunque aún no era una estrella establecida, podría haber sido popular entre los fanáticos y jugadores.
Sussini fue sancionado a 15 años, de los que cumplió 13 en cárceles americanas. Y dígame usted, ¿conocéis si a esta historia tan particular del único caso en el béisbol cubano en que un pelotero perdió la vida dentro del terreno de juego? Gracias por su atención y la paciencia de leer hasta el final. Saludos fraternales para todos . Arnaldo.

Carlos. Buenas tardes y feliz año hermano. Parece que el Sr. Google nunca jugó pelota jajaja