Pinar del Río, 1 de mayo de 2011
"AÑO 52 DE LA REVOLUCIÓN"

"Honrar, honra".
José Martí

Respetable periodista JULITA OSENDI

Cuando estas líneas se escriben mi pueblo, el pinareño, espera con ansiedad y orgullo una corona, un campeonato, un prolongado triunfo que por casi 14 años nos ha hecho pensar que el tiempo no pasa para traer a la casa los honores de los que nos sentimos dueños, descansados en la historia y la tradición de ganadores auténticos de la "pelota" cubana.

Lo que sucederá en las próximas horas no lo sabemos, en verdad nadie lo sabe.

Pero de lo que sí estamos absolutamente convencidos los "marchantes" del Equipo de Béisbol de Pinar del Río, sin chovinismos que empañen mis palabras, es del profundo orgullo que experimentamos de reconocer en estos jóvenes el infinito deseo de ganar, de ser mejores y de "echarla buena en el terreno" como se dice en buen cubano. Esto, de por sí, YA ES
SUFICIENTE.

Es por ello que, convencida de que este equipo ya es triunfador de ligas mayores, no espero el final del campeonato para dirigirme a usted.

No pierdo de vista que en este tema, estos son días difíciles, repletos de las más marcadas emociones, todos creemos que tenemos "la verdad" en las manos, todos "sabemos" de béisbol, todos elogiamos y demeritamos según el caso y el terruño. Todos estamos seguros de que "el mío es el mejor, el mío es el campeón": unos argumentando su historia, su juventud, su
prestigioso manager; otros arguyendo un equipo que, cuajado de talento, se queda a un palmo de nariz de la meta y con el síndrome de "generación perdida", cual espada de Damocles rondando sobre ellos. También creo que "todos" tenemos esos derechos. La fanaticada tiene esos derechos.

Los medios de comunicación masiva al servicio de todo el pueblo NO. Con usted no quiero dialogar de "pelota" en cuanto a cifras, ni tampoco de ganadores ni de perdedores, con usted quiero hablar de ética profesional del periodista en función del béisbol.

No hay que ser un especialista en la materia para percatarse de que, desde el inicio de los play off los reportes y crónicas de la zona oriental tuvieron la "suerte" y el mérito de estar acompañados por la Televisión cubana, los de aquí y de allá, (Pinar y Cienfuegos), sin ánimos de empequeñecer el trabajo serio y respetuoso de nuestros coterráneos, no tuvimos el mismo destino, una vez más gracias a Tele Pinar y a Perla Visión por permitirnos conocer qué pasaba en el terreno y fuera de él, cuando no podíamos estar en ellos.

¡Ni que hablar de los juegos demorados y un solo canal de televisión!, no fue UN juego de Pinar el que no pudimos disfrutar de principio a fin, aún cuando creemos que nos los merecíamos todos. La afición cubana es muy exigente y creo que en buena medida la Federación Cubana de Béisbol nos ha empoderado en el tema con el respeto y el buen gusto con que ha intentado ofrecernos años tras año las temporadas beisboleras.

Esperemos que los que dirigen estos engorrosos procesos tomen las medidas para que en posteriores temporadas, no vuelva a suceder.

Claro que estos desajustes injustificados nada tienen que ver con usted, pero son pesos emocionales que ya "cargamos" cuando nos sentamos a escuchar las dos desafortunadas crónicas beisboleras que usted tuvo el desatino de entregarnos.

Estimada por el pueblo cubano la periodista Julita Osendi ha sido y es ícono de respeto y laboriosidad, de su mano y por su voz hemos conocido las más profundas y conmovedoras historias de deportistas y equipos y siempre se ha "respirado" en ellas una ética profesional sin límites más allá de territorios y oportunidades.

Es por ello que no concibo en estos momentos, repito, de difíciles cuestionamientos populares alrededor de un ganador o un perdedor, donde las palabras pesan y pueden herir susceptibilidades, insisto, no imagino qué puede animar a un comentarista nacional a ser tan absolutamente enfático y desenfrenadamente parcializado ante la realidad de un campeonato que aún está por terminar.

Soy de las que piensan que la neutralidad en cualquier aspecto de la vida a nivel personal es absolutamente imposible pues al ser humano lo atraviesan múltiples influencias que determinan nuestras actitudes y comportamientos, las voluntades también juegan lo suyo y al final obtenemos que queremos con marcada intención algo o a alguien y esto es perfectamente legítimo.

Pero en las profesiones esto no debe funcionar así, mucho menos cuando de medios de comunicación masiva se trata, no olvide que este ha sido llamado el "cuarto poder." Esta hegemonía no puede ser utilizada en función de ponderar y exacerbar virtudes de uno, abandonando al otro a su suerte, tampoco hay que perder de vista que no todos tenemos la posibilidad de que nuestra voz sea escuchada por la televisión cubana.

Quisiera referirme, si me lo permite, definitivamente al comentario que usted ofreció en el Noticiero del Mediodía el sábado 30 de abril (y que dicho sea de paso y no de prisa algo OCURRIÓ CON EL MISMO PUES EN LA EMISIÓN ESTELAR DE ESE MISMO DÍA, FUERON SUPRIMIDAS TOTALMENTE LAS VALORACIONES QUE USTED HIZO). A mi modo de ver, y créame el de muchos
coterráneos, (albergo la esperanza de que sus colegas miren con objetividad lo comentado por usted) sus palabras estuvieron dirigidas a un equipo, a un equipo y a un equipo, ¿y Pinar no jugó ese día? ¿De Pinar no había nada que decir? ¿Tampoco de Julio Alfredo Martínez Wong?

No será nunca la soberbia profesional la que demuestre respeto por un equipo de deportistas, por mi parte creo haber entendido su intención: rendir honores a un grupo que por primera vez está en una final de campeonato de pelota, pero mirar con orgullo a los jugadores no significa disminuir AL CONTRARIO en grado alguno con la omisión de los detalles que
también hicieron que Pinar luchara por lo que quiere; porque en buena lid también están en ese lugar por méritos propios, porque hasta hoy, con la honrosa excepción de Ciego de Ávila y hasta que se dé el out 27 del último juego, Pinar del Río es hoy por hoy el mejor equipo del país, y esto permítame usted, no lo digo yo, lo dicen los números de Arnelio Álvarez
de la Uz.

Los que hablan para grandes masas tienen el deber sagrado de ser muy cuidadosos con sus opiniones e intentar ofrecer una visión que, sin falsear la realidad, sea discreta y respetuosa, apartada de petulancias que empañen la fiesta más grande del deporte cubano.

Con profundo respeto opino que usted tiene la oportunidad de hablar para todos, no debe entonces utilizar el espacio para comentarios en los que desacredite el duro bregar de un equipo que (espero que en esto coincida conmigo) no ha tenido casi nunca el favoritismo de los "entendidos".

Lejos de justificar a los de Vueltabajo, opino que Pinar tiene que ganarse ese estar de su lado, pero si esta Serie de Oro no fuera suficiente, entonces sí hay que buscar un "mago" para cambiar las opiniones especializadas.


Mucho le pedimos a nuestro público que sea disciplinado y consecuente con la educación recibida por años de pedagogía revolucionaria; entonces no queda de otra: hay que empezar por casa.

Si la palabra respeto no fuera suficiente para expresar lo que por usted siento, créame estaría en deuda permanente. Estas consideraciones son hijas de una mujer que como usted ama
entrañablemente al béisbol, pero por sobre todas las cosas amo a mi tierra y si la siento ofendida me empino y la defiendo.

Aún a sabiendas de que mi pueblo lo merece, no aspiro a que sean comentadas desde los mismos medios de comunicación que tan mal nos hicieron sentir, pero sí espero que usted las lea con la seriedad profesional que la caracteriza; y si esto lo lograse, ya me doy por
satisfecha.

PD: Quisiera que la prensa nacional tuviera el coraje de publicar que desde la Serie Nacional 17 hasta la 50, es decir, desde la temporada 1977-78 a la campaña 2010-2011, período en el cual cada provincia ha tenido su representación y en cuanto a equipo la estructura se ha mantenido bastante estable, no existe otra provincia con la cantidad de medallas de PINAR DEL RÍO, pues tienen 8 títulos (6 con Vegueros), 7 subtítulos (dando por asegurada la plata en este campeonato) y 5 terceros lugares, lo que hace un total de 20 medallas en estas 34 temporadas.

Además como reza un pullóver a la venta en estos días de post temporada, si ser cubano es un orgullo, ser pinareño es un privilegio, pues tenemos a los dos mejores peloteros de la pelota revolucionaria, y únicamente el gran "Balliyo" hace sombra e impide que tengamos también a los dos mejores pitchers de estas 50 series.