Parecía que después de 257 triunfos en Series Nacionales y un montón de hazañas subido al box del Cuba, Pedro Luis Lazo Iglesias no tenía nada más que ganar en la pelota. Que el libro de su historia estaba escrito ya, de la letra primera hasta el último punto. Sin embargo, la vida le tenía reservada una imprevista misión en los diamantes: dirigir…

¿Quién lo habría imaginado hace unos meses? El máximo ganador de esta pelota se hará cargo de la cueva pinareña a partir de la Serie venidera, y tendrá la encomienda de aliviar el varapalo de este año, cuando los verdes no pudieron avanzar a la segunda etapa. Más que al brazo, ahora deberá recurrir a la cabeza. Más que a la slider, a la astucia.

El nuevo manager de la tierra del tabaco (apuesto a que se trata del mentor más alto que ha tenido el béisbol revolucionario) luce entusiasmado. Acepta sin reparos la entrevista y me responde a su manera cada interrogante: esto es, ágil, natural y escuetamente, con una sonrisa que asemeja una luna menguante en la noche cerrada de su rostro.

¿Has tenido alguna experiencia previa en materia de dirección de equipos?

-No, en ningún nivel. La noticia me sorprendió un poco. Me habían llegado rumores de que iba a ser el entrenador de pitcheo del equipo, pero al final se hizo una encuesta entre algunos atletas y aficionados y el ochenta por ciento dijo que quería verme dirigiendo. Parece que esa fue una de las cosas que motivó la decisión de la provincia.

¿Tuvieron que convencerte o aceptaste desde el primer momento?

-Varios peloteros se me habían acercado para decirme que si me proponían, aceptara. Y así lo hice.

¿No has pensado que puedes correr la suerte de otros grandes jugadores que han fracasado como managers?

-No me preocupa que me griten, me chiflen o critiquen. Voy a tratar de hacer bien mi trabajo y si las cosas no me salen, en lugar de molestarme, insistiré.

¿Qué modelo quisieras imitar?

-El de Jorge Fuentes Fleitas.

Entonces, ¿crees que puedes ser un manager flemático?

-¿Por qué no? Yo soy un tipo ecuánime cuando lo quiero ser.

Pero cuando lanzabas te vi perder la paciencia varias veces…

-Eso era parte del show y yo lo disfrutaba. Ahora es otra cosa: voy a dirigir lo más tranquilo posible, como aprendí de Jorge Fuentes.

¿Qué le pasó a Pinar en esta temporada?

-Se bateó muy poco, si bien tampoco se hicieron muchas jugadas tácticas.

¿Y el problema ofensivo se puede solucionar a corto plazo?

-Tenemos muchos meses de trabajo por delante. Habrá jugadores nuevos con calidad, pero la base será muy similar a la de hoy.

¿Quiénes integrarán tu cuerpo técnico?

-Primitivo Díaz estará como coach de tercera, Luis Giraldo Casanova será el entrenador de bateo y Raciel Sánchez, junto a Jesús Bosmenier, se ocuparán del pitcheo. Y ojalá se me permita hacer realidad mi aspiración de insertar en las distintas categorías a todos los exatletas dispuestos a trabajar en la pelota. Si todas esas figuras no se incorporan ya, los resultados van a demorarse.

¿Cuál consideras que será tu mejor cualidad para dirigir?

-Mi confianza, mi carácter, mi forma de ser. Me llevo bien con todos los muchachos y voy a ser el mismo de siempre cuando asuma el mando.

¿Qué objetivos perseguirás en la Serie 57?

-Pasar a la segunda vuelta. Pinar es un equipo grande y no puede contentarse con poco. Habitualmente hemos perdido muchos juegos a principios de campeonato porque empezamos fríos; lo primero que vamos a tratar es de cambiar esa tendencia. En febrero empezaremos los entrenamientos pero antes habrá un concentrado, una serie triangular y el campeonato provincial.

¿No será incómodo tener que dirigir a gente que jugó contigo cuando estabas activo?

-Al contrario. Eso me facilitará las cosas y para mí será un orgullo hacerlo.

Supongo que harás mucho énfasis en la disciplina del grupo…

-A lo mejor alguien cree que porque Lazo siempre se está riendo todo va a terminar en un relajo, y se equivoca. No tengo preocupación por esa parte. Los mismos veteranos del equipo, como Donal, Saavedra o Baños, serán los primeros que van a cuidarme, porque son mis amigos.

Dime algo que no puede hacerse en un equipo que dirijas tú…

-Que algunos jugadores critiquen a los demás jugadores o a los entrenadores.

En lo que se refiere al pitcheo, ¿crees que el fin (ganar) justifica los medios (acabar con el brazo de los lanzadores)?

-No. Hay que tratar de que los lanzadores trabajen lo más frescos posibles, y conocer a fondo las características de cada uno de los brazos que tienes en el staff.

¿Extrañabas ese estilo de vida de andar constantemente de provincia en provincia?

-¿Tú sabes que sí? Fueron dos décadas viajando por toda Cuba y creo que me va a hacer bien volver a vivirlo. Tengo 43 años y todavía estoy apto para ese tipo de exigencias.

Cuando pienso en pitchers-managers, me vienen a la mente muy escasos nombres: Pineda, Iday Abreu… ¿No crees que esa puede ser una cábala en tu contra?

-Para nada. ¿Quién dice que eso tiene que ser así?

¿Te sientes listo para asumir en lo táctico y lo estratégico?

-Pienso que sí. Pero como nadie se las sabe todas, para eso escogí un grupo de preparadores capaces de aconsejarme en determinados momentos. Además cuento con muy buenos profesores que me ayudan frecuentemente como José Manuel Cortina, Jesús Guerra o Julio Romero.

¿Es cierto que Donal Duarte renunció a su contrato en Canadá para incorporarse a tu equipo?

-Así es. Decidió permanecer con Pinar y no volver a Canadá. Yo hablé con él y le sugerí que continuara con su contrato, pero dijo que prefería quedarse jugando conmigo.

Hace un tiempo estuviste hospitalizado y toda Cuba se mantuvo atenta al caso. ¿Tu salud está apta para encarar este trabajo?

-Estoy entero. Te digo, esto me va a servir para dejar atrás aquellos malos ratos.

¿Qué intenciones tienes en el mundo de la dirección, echar raíces o vivir el momento como un episodio momentáneo?

Uno puede estar dirigiendo hoy y mañana ser sustituido. Pero si me lo permitieran, yo pasaría unos cuantos años dedicado a esto. Cuando menos espero estar seis o siete años en Pinar, ganando juegos de pelota.

Cubadebate, 23 de Noviembre de 2016.