Pasan los días y llega la oportunidad de comenzar a escribir la entrevista con el infielder de los Industriales Jesús (Chuly) Ametller. Este jovial pelotero de los años 90, generación dorada del equipo insignia del béisbol cubano, me había regalado una larga entrevista sobre distintos puntos de su vida. Una conversación tranquila, lisa, sin los enfados que consumen a muchísimos peloteros cubanos dentro o fuera de Cuba. Sin embargo, el mismo día de darle vida a sus declaraciones, me escribe vía Facebook un extenso mensaje. Algo así como un testamento recogedor de toda una verdad callada que tenía que salir a flote.

Pensándolo bien, para qué callar, si me llevaron muy, pero muy tenso en Cuba. Casi nadie me dio nada, todo me lo gané yo y con muchísimo trabajo desde que tenía 14 años. Nunca me vieron con oportunidad de llegar a hacer un pelotero de Series Nacionales, según decía Chavito, el entrenador de categorías infantiles en Boyeros, que me lo reconoció en mi cara y le agradezco que yo fui su mayor confusión. Lo dejé sin palabras y se quitaba el sombrero conmigo por lo logrado en Cuba y en la pelota profesional.

Nunca pude entrar en la EIDE por mis condiciones físicas, muy chico y flaco, no tenía condiciones según ellos. En la ESPA Cachano Delis jamás vio nada en mí, me metí dos años dando palos y no me llevó ni a un Nacional. Para colmo un día le bateé de 4-4 nada más y nada menos que a Ángel Leocadio Díaz en un juego de práctica contra el equipo de Mazorra de primera categoría y al otro día me eliminan diciendo que era avisado por ser yo de Boyeros. Mi primer año con los Metros, el señor Raúl Reyes no me dio ni un turno al bate en toda una Serie, después de tener una Provincial de 400 y una preselección excelente. Vi solo el terreno de cargabates.

Mi debut con los azules no se queda atrás. Después de tanto tiempo soñando con ese día, mi primer turno en Series Nacionales fue a la derecha de emergente contra Guantánamo en el Latino. Me mandaron a pararme así, siendo yo bateador zurdo y todo fue una jugada preparada y mandaron a Germán Mesa a robo de home. Así que lo mío no fue regalado.

Al final logré mi objetivo jugar regular con los Azules, quedar campeón y darle una galleta sin manos a muchos entrenadores que no confiaron en mí o no me veían con posibilidades de ser pelotero. Pero fíjate si me llevaron recio que todo siguió fuera deCuba. Mi agente me consigue jugar en Italia, después de mi fuerte lesión en el brazo, y juego por dos años, teniendo muy buenas temporadas, y el señor Higinio Vélez saca una resolución que si los equipos de Italia seguían firmando peloteros cubanos que fueran desertores, se llevaba a los entrenadores cubanos de misión en ese país. Pero jugué donde muchos quisieran jugar en Industriales y en los Cardenales de San Luis y de eso voy a estar muy orgulloso toda mi vida, comenta Ametller, como si se sacara una dolora espina del pecho, que movía y movía, y no tenía la seguridad de si en definitiva era conveniente extraerla.

Nacido en Boyeros el 13 de agosto de 1970, Chuly jugó tres temporadas en Cuba con average de 287, 146 indiscutibles y 23 cuadrangulares. En su tránsito por las Ligas Menores desde 1997 hasta 2001 archivó promedio ofensivo de 295, 69 tubeyes y 121 carreras impulsadas. El cubo de agua fría en su carrera fue el fantasma de las lesiones.

Me crié en una familia de peloteros. Mi abuelo materno lo fue y después fungió como director de equipos de Mazorra. Él me dio los primeros pasos, como enseñarme a batear a la zurda. Después comencé en la PreEIDE de Santiago de las Vegas con Rolando Núñez (Chavito) y Juan Angulo, ellos fueron mis primeros entrenadores organizados. En esa escuela estuve desde los 13 años hasta los juveniles, que paso a la ESPA. Todo fue muy complicado y difícil por la calidad que había en Boyeros y por mis condiciones, era un niño no de tantas cualidades naturales y tuve que trabajar muy duro.

Tuve muy buenos números, siempre bateé por encima de 300 de average.Nunca fui a un Nacional infantil, ni juvenil, siempre me dejaban fuera. En mi último año juvenil no fui al Nacional y me llevaron a la preselección de los Metros y hago el equipo en la temporada de 1988/89, pero nunca llegué a debutar con el manager Raúl Reyes. Después comienza otra etapa de más suerte con Jorge Trigoura, que vio algo en mí y me llamó para los Industriales.

Me ponía cuando tenía chance, no era fácil jugar con Germán, Padilla y Vargas. Claro, también le demostré, tanto en la Provincial, como en la preselección y en la Copa Antillana de Acero que podía jugar regular. Pero tengo que reconocer que me dio la oportunidad de ser parte activa del equipo azul y le agradezco mucho. Mi primer turno al bate fue en el Latino contra Guantánamo, ante Osvaldo Duvergel en el año 1993.

Jugué dos campañas con Trigoura, pero una lesionado el año entero. Otra con Pedro Chávez y una con Pedro Medina. Vargas tuvo la mala suerte de tener una lesión muy grave en su rodilla. La oportunidad era para otros, pero yo hablé con Chávez y le dije que cuando tuviera una oportunidad me ofreciera un chance, que no lo haría quedar mal. Y así fue, me puso a batear de segundo. Padilla jugaba siempre, no descansaba ni conmigo que éramos muy buenos amigos y somos todavía. Pero el chance de mi vida se abrió en la antesala y para allá fui.

A pesar de ser una carrera deportiva en esos años con bastantes rocas en el camino, siempre quedan aquellos de momentos inolvidables.

“Ese año con Chávez fue muy bueno, fue cuando me di a conocer, di un gran salto de no jugar nunca a ser segundo bate y tercera base de los Azules, además que bateé ocho jonrones. Muy importante también mi último año en 1996 con Medina, a quien también le tengo un gran aprecio, pues me

y me dejó de segundo bate y ese año fue muy bueno porque bateé por encima de 320 y disparé 14 vuelacercas.Además, fui campeón jugando regular.

Como me decías 1996 fue muy importante en tu trayectoria. Buenos recuerdos en varios apectos, pero también fue el año que marcó tu vida, la ocasión en que decides que tú también podías ser profesional.

En 1996 gané y ya no había otra. Tenía que viajar y era mi oportunidad y no me podían dejar más fuera. Tuve muy buena temporada, estaba muy contento de representar a Cuba y a Industriales fuera del país, pero también sabía que quería competir contra los mejores del mundo. Fue muy bueno, porque jugué tres o cuatro partidos con mi equipo Industriales en México y fue increíble, pero quería jugar profesional. Desempeñarme en Cuba me costó mucho trabajo y no quería que mi carrera se acabara como comenzó, de un día para otro y por eso tomé la decisión de quedarme para probar mi calidad.

Antes de ese torneo suspendieron al Duque y la tarde antes de irnos ni se sabía si íbamos o no.El evento estaba muy bueno, existían muchos equipos de nivel y constituiría para nosotros una excelente preparación para la venidera Serie.La inauguración fue muy linda y me dije «yo quiero estar en cosas así. Cogí como 12 turnos y conecté cinco hits, no disparé cuadrangulares y sí me recuerdo de un doble. Habíamos ganado todos los juegos hasta que me quedé. Fue difícil para el team azul porque nos quedamos tres jugadores de una vez y ya se había quedado uno y después abandonó otro. Es decir, cinco en un solo viaje. Conmigo lo hicieron Roberto Colina y William Ortega.

Yo lo tenía decidido desde que estaba en Cuba. Desgraciadamente vi los finales de las carreras de muchos peloteros y no quería lo mismo para mí. Te hablo de Armando Capiró y lo que le pasó al Duque Hernández unos días antes.

¿Días duros luego de abandonar el equipo?

En México estuvimos escondidos por el día en el hotel y salíamos en la noche a entrenar. Luego fuimos a Costa Rica y nos hicimos residentes allí y estuvimos un mes, hasta que nos declararon agentes libres. Entonces viajamos a Estados Unidos para hacer las pruebas delante de las organizaciones. Tuvimos la fortuna de firmar con los Cardenales de San Luis, William y yo, mientras Colina con Tampa Bay.

¿Te atreves a hacer un recuento de tu experiencia por los diferentes niveles?

En 1997 me desempeñé en Clase A fuerte, en la liga de Carolina del Norte y me fue bien, pero perdí dos meses por una lesión en una pierna. En 1998 repetí la misma liga y me fue de maravillas, al promediar 313 y fui el MVP del conjunto. Al año siguiente subí a AA y creo que fue mi mejor año: 306, 10 bambinazos, 26 dobles. Esa temporada terminé en AAA Memphis. En el 2000 me mantuve en ese nivel y comenzó la mala suerte porque solamente en 15 días de temporada, llegó mi lesión en el hombro tirándome en tercera. Me tuve que operar y perdí toda la campaña.

Regresé en el 2001 al campo de entrenamiento con el team de AAA y bateé por encima de 400 en los juegos de práctica, pero el hombro no estaba bien. Me bajaron para AA y cuando comenzó la temporada no me ponía a jugar, después de todo el tiempo jugando regular y me senté con la organización y pedí mi baja.Es decir, después de 2001 mi carrera con los Cardenales se acabó.

Cuando quedé libre me llamaron de la Liga Mexicana de verano y jugué con los Olmecas de Tabasco, pero solo media temporada por el dolor del brazo al tirar. Me molestaba mucho y me tuve que volver a operary me desvinculé de la pelota. Entonces un día sonó el teléfono, después de un año que no quería competir más y me invitaron a la Liga Italiana, donde estuve dos años: 04/05 y 05/06. Después de ese 2006 sí decidí que no era lo mismo y decidí retirarme.

Entonces a explorar terrenos hasta ese momento desconocidos.

Comenzó la vida de una persona normal, empecé con lo que uno sabe: dando clases de bateo a niños, eso lo hice como un año.Después tuve la suerte de conocer a una gran persona que se llama Peter Chao y me dio la oportunidad de comprar mi propio negocio de distribución de pan, el cual lo tuve por siete años.En ese período tuve la mejor dicha de tener a mi hija Mía Ametller el 28 de junio de 2011, que es lo más lindo del mundo. Posteriormente a esos siete años comienzo de nuevo a trabajar con niños. Laboré cuatro años con un team con René Bello jr y Tommy Guerra, que en ese entonces era el cónsul de Panamá en Miami. Y con ese conjunto ganamos el Torneo Nacional y la Serie Mundial infantil y fuimos el número uno en toda la nación. Ahora tengo mi propio team de peloteros de 13 años y trabajo solo trasmitiendo lo q aprendí.


Dice Gardel que 20 años no son nada, ¿qué dices tu que pasaste casi ese tiempo para retornar a tu país?

Primero, mucha pelotay no había tiempo, ni papeles para regresar. Después pedí mi pasaporte y no me lo dieron habilitado para entrar.Entonces dije «bueno, pues no voy, ni pregunto más para ir».Hasta hace dos años que me picó el deseo y pedí la visa, me la dieron y entonces regresé por primera vez y he ido cuatro veces.

Jugaste en una liga popular, competitiva y prestigiosa como la de Mazorra.

Me encantaba jugar para Mazorra, ellos fueron los únicos que confiaban en mí cuando llegue al equipo. Había muchos jugadores estrellas como Rolando Verde, que bateaba de segundo y decía que el tercero era yo porque era el que más producía.Verde me ayudó mucho, le estoy muy agradecido. Yo ya estaba con los Azules y creo que ya no tenía que ganarme un puesto, sin embargo, iba y jugaba con muchas ganas. Fui cargabates de Mazorra cuando niño y eran la gente del barrio los que iban a los juegos, con la gente que monté bicicleta, jugué bola en la calle y fueron a la escuela conmigo.

Excelente generación la tuya.

No quiero lucir muy autosuficiente, pero creo que jugué con una generación muy buena, si no era la mejor. Puedes decir eso cuando juegas en un team que tiene nombres como el Duque, Valle, De la Torre, Euclides, Osvaldo, Tamayo, Abreu, Despaigne, Javier, Vargas, Padilla, Germán, Sarduy, Colina, Luis Álvarez, entre otros que fueron tremendos peloteros también. También jugué con Tabares y Malleta.

Compartir con esos caballos y aparte jugar regular entre ellos y en el Latino será un orgullo y algo que nunca olvidaré.

¿Afortunado?

Mucho.No todos tienen la oportunidad de jugar profesional, ni de avanzar en la organización que te contrata. Sabes cuántos hay detrás de la oportunidad de firmar y después si firman no avanzan. Soy un privilegiado.

Por último, como es eso que tienes el récord de ser el pelotero cubano que con menos cuadrangulares en Series Nacionales disparó tres en un partido.

Fue un día en la Isla de la Juventud, un doble juego.Llegué a ese doble juego con dos jonrones en Series Nacionales y ese día conecté cuatro y tres en un partido. Bateé de 12 -9, fue una jornada increíble. Recuerdo que tenía dos vuelacercas y vine a batear en el octavo y quise disparar el tercero y fallé y en el noveno hicimos muchas carreras y me tocó de nuevo y no pensé en eso y cuando conecté la bola y vi que se iba, no podía ni correr de la emoción. (David Diaz)

Tomado de cronodeportes.