Aníbal Medina, una de las bujías ofensivas de los Cocodrilos de Matanzas, declaró que el fuerte trabajo con las pesas constituyó factor fundamental en la progresión experimentada como atleta durante la presente Serie Nacional de Béisbol.

Aníbal Medina
Medina exhibe hasta la fecha promedio de 350 madero
en ristre, con seis vuelacercas, 29 impulsadas y 75 bases
recorridas por el resultado de sus conexiones

En temporadas anteriores los entrenadores me alertaban sobre la importancia de ejercitarme en el gimnasio pero hasta la presente campaña no me había preparado con suficiente rigor en ese aspecto, aseveró Medina, quien se desempeña como defensor de la segunda almohadilla en el equipo rojo.

Desde su condición de hombre proa en el orden al bate, Medina destaca por su versatilidad para acometer las más disímiles jugadas sobre el diamante, desde un toque de bola para avanzar corredores a posiciones ventajosas, hasta el más exagerado jonrón.

Jamás salgo al cajón de bateo en busca de un cuadrangular, si este año la producción de largo metraje aumentó se debe al ascenso en mi masa muscular y la exigente preparación técnica para ejecutar el swing.

Medina exhibe hasta la fecha promedio de 350 madero en ristre, con seis vuelacercas, 29 impulsadas y 75 bases recorridas por el resultado de sus conexiones, inusuales números para un bateador que no impresiona por sus condiciones físicas.

Además, el infielder que puede desempeñarse también como torpedero y antesalista, acumula 36 carreras anotadas, cinco bases robadas y siete ocasiones en las cuales impulsó empate o ventaja, según refleja el sitio oficial de la pelota en Cuba.

Sobre la posibilidad de asumir el rol de jugador de cambio después de la llegada de refuerzos desde los elencos no clasificados a la segunda fase, Medina se muestra objetivo y entusiasta, “si deciden que no debo jugar apoyaré desde el banco con el mismo ímpetu de siempre”. (John Vila Acosta/ACN)