Si tu equipo de beisbol pierde por una carrera y está en la parte baja del noveno inning, con la soga al cuello como quien dice, pero a su favor tiene un corredor en tercera base y otro en segunda, lo que claramente representa el empate y la ventaja, lo más idóneo para ese tipo de situación es que el bateador que empuñe sea oportuno, de tacto y preferiblemente productor de líneas extraviadas. De todas formas, para que tantas pretensiones de un batazo de vuelta completa, cuando las mayores probabilidades apuntan a que ocurra un conexión dentro del terreno.

Llegado ese momento, que en este caso es una situación hipotética, pero es tan natural en la pelota como levantarse y estirarse a los segundos, me gustaría que, entre algunas opciones de lujo, uno de los hombres indicados para hacerse cargo de la situación, bate en mano y calidad mediante, fuera el habanero Yoandri Urgellés.

El jardinero capitalino actualmente pertenece al club, no tan diezmado por cierto, de los jugadores con más de 35 años que en la Serie Nacional 57 gritan a voz en cuello el conocido refrán de que el vino mientras más viejo, mejor. Me refiero a los casos del tunero Danel Castro, los espirituanos Frederich Cepeda y Yunier Mendoza, el avileño Yoelvis Fiss, entre otros nombres que han incidido visiblemente en los positivos resultados de sus respectivos conjuntos.

Urgellés encaja perfectamente en lo anterior y antes de hablar sobre su desempeño en la actual temporada, que le ha sido suficiente para apropiarse de un puesto de responsabilidad en el equipo más bateador del campeonato y el que a su vez ha ganado más partidos, propongo remontarnos unos años hacia atrás.

La carrera deportiva del 14 de Industriales ha estado marcada por altibajos. Justamente, creo que por más altas y bajas. En determinado momento, muchos se lanzaron –entre los que estoy- a apoyar el criterio de que era el mejor bateador zurdo de la pelota cubana, en una época diferente a la de ahora, en la que existían no pocos jugadores de la mano equivocada con talento suficiente para lograr cosas importantes dentro de los terrenos.

A pesar de eso, el criterio de que Urgellés era el mejor prevalecía en numerosos círculos. Esa opinión era reforzada por sus reiteradas oportunidades en la selección nacional, desde su debut en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y luego en la Copa Mundial al año siguiente –eventos en los que no tuvo muchas chances-, pasando por un Torneo de Haarlem importantísimo en su futuro en el elenco Cuba–bateó ocho indiscutibles en diez oportunidades.

En 2006, afirmo sin dudas que vivió su mejor momento con el equipo nacional, pues además de su desempeño en el evento en territorio holandés, conformó el conjunto asistente a la Copa Intercontinental en Taipei de China. Allí es recordado por conectar un triple con las bases llenas en el juego por la medalla de oro ante Holanda, que favoreció en la victoria de 6-3, y también bateó durante el certamen para .395, 15 remolcadas, dos jonrones y un triple en nueve encuentros, que le permitieron ser el MVP de la lid y el jugador más defensivo.

Tras esos eventos, se tituló por primera vez en Juegos Panamericanos, produciendo por encima de .300 en Río de Janeiro 2007 y al año siguiente se desempeñó en las Olimpiadas de Beijing, en la que terminó como subcampeón y no pudo reeditar la corona de hacía cuatro años. Después, Yoandri marcó otro hito en su vida como atleta, al convertirse el 17 de diciembre de 2010 en el capitalino número 18 que llegaba a 1000 indiscutible y en el cubano 141 que lograba esa cifra. Ese día se fue de 4-4 en la victoria de su equipo ante Cienfuegos.

Luego de esos resultados merecedores de alabanza, llegaron las lesiones, un mal inevitable que lo mandó directo a un bache del cual pensé que le costaría trabajo salir. Ante ello, sus prestaciones en pos del uniforme azul disminuyeron, perdió titularidad y con mayor intensidad se veía como el emergente idóneo, oportuno como tienen que ser los emergentes.

Ante esa panorámica, gris y no de otro color para un jugador de la categoría de Urgellés, decidió en la Serie 55 permutar de conjunto e irse hacia Artemisa, él, quien casi toda su vida se debió a los Leones de la Capital. Allí, bajo el mando de Danny Valdespino, las cosas le salieron tan bien que fue solicitado como refuerzo por Holguín para jugar la segunda fase del torneo y luego, su otrora equipo Industriales lo pidió para fortalecerse en los play off, miren ustedes si la vida, digo, la pelota, es irónica.

Como una jugada cantada, en la temporada posterior regresó a los Azules, pero todavía no tenía agarrada la titularidad con las dos manos y las lesiones, aunque menos acuciantes, todavía se asomaban. Para sorpresa mía y de muchos, fue en la campaña que transcurre que ocurrió la resurrección de Yoandri Urgellés, con un promedio ofensivo bien elevado, que le ha permitido ser el tercer madero en la alineación en numerosos encuentros, adueñarse de uno de los jardines y echar al lado las dudas del inicio del campeonato, cuando Industriales deslizó sobre la mesa varias figuras de calibre en los jardines, regulares en varios de los equipos del país (Víctor Víctor Mesa, Stayler Hernández, Yoassán Guillén, Jorge Tartabull).

En 38 partidos, el Tácata promedia para .397 (cuarto de la justa), con 46 indiscutibles, ocho tubeyes, un vuelacercas, porcentaje de embasado de 49.6, 21 boletos y solamente se ha ponchado cinco veces. A la defensa, como está acostumbrado, ha lucido muy bien y promedia para un perfecto 1000, pues no ha cometido errores en 40 lances y 39 outs facturados como jardinero izquierdo y derecho.

Como curiosidad, Urgellés en cada partido que juega sale con la posibilidad de que puede llegar en cualquier momento a los 100 cuadrangulares, pues está, desde casi el inicio de la Serie, a uno del centenar. De por vida, supera con holgura la tan difícil barrera de los .300 de average, entonces, ¿sería ilusorio pensar en su regreso a la selección nacional?