Acordamos para las 10 de la mañana el encuentro. Estaba un poco desesperado y uno de sus compañeros de trabajo me dijo que no me preocupara, es religioso que él nunca falte aquí. Diez minutos después llegaba a su segunda casa, el Círculo Social José Antonio Echeverría, ubicado en el Vedado capitalino. Ihosvany Gallego Montano está cerca de los 80 años, o si no ya los cumplió. Su piel está estrujada, quemada por el sol de décadas y sus ojos son el espejo de un alma que tiene mucho sufrimiento.

Ante mí tengo a una gloria del béisbol cubano de nueve temporadas y 31 victorias y 25 derrotas, que vive escondido en la desidia de las autoridades deportivas. Y eso Ihosvany lo sufre mucho, tanto que llora a intervalos durante la hora que duró la entrevista. Parece que nada ha valido su extraterrestre primacía de 0,37 carreras limpias para una contienda, un récord con 44 años y que como está el panorama del béisbol doméstico parece irrompible. Ayer maravilla fue y hoy pocas sombras de él quedan, así lo han querido algunos dirigentes deportivos.

Es músico, poeta y loco en las instalaciones del Echeverría. Entrena a niños en la tarde, mantiene en aceptables condiciones las instalaciones, hace lo que haga falta y no protesta. A su oficina se llega por un camino pantanoso. No es una oficina, es un cuartucho debajo de las gradas, que algunos dicen que también funciona a veces como dormitorio de este humilde hombre. Con la excusa de que el trabajo lo esperaba, Gallego le dedicó poco más de 30 minutos a Cronodeportes.

¿Cómo llegas al béisbol organizado? Prácticamente fuiste pionero de las Series Nacionales cubanas.

A mi hermano mayor le gustaba mucho la pelota, él me llevaba a cargarle los implementos y me decía que me iba a poner a jugar, sin embargo no lo hacía. Me cansé y no fui más. Entonces con los muchachos del barrio iba a jugar a la loma Errante y al Central Manuel Martínez Prieto. Después me fui para La Fe, antes del triunfo de la Revolución, pues yo tenía como catorce años.

Mi debut en Series Nacionales si mal no recuerdo fue en 1963 y lo califico de regular a malo, porque fue un año en el que cogí mucha experiencia con el mejor director que he tenido en toda mi vida, Ramón Carneado. Él no le daba facilidades a todo el mundo, pero explicaba el porqué de sus decisiones, era muy justo.

Es una violación no referirse a inicios de la entrevista a una hazaña que te distingue desde hace muchos años, cuando en 1972 alcanzas el récord vigente para una temporada de 0,37 carreras limpias.

Yo creo que antes de hablar de eso, me parece a mí que la gente está un poco equivocada, pues mi mejor récord fueron aquellos doce innings y dos tercios que lancé un día en el estadio Latinoamericano. Humberto Silveiro me da hit por encima de la cabeza y eso provocó mi salida del partido. Yo creo que ese es mi mejor récord, porque es muy difícil lanzar doce innings y dos tercios de un juego que duró como 18 entradas. Además, fue un choque que ni tan siquiera me tocaba pitchear a mí, le tocaba a Manuel Hurtado, quien no pudo salir al box porque le dio un ataque de asma. Señor pitcher, pero había llovido mucho y hubo que arreglar el terreno, le dio un ataque de asma y entonces me tocó lanzar a mí. En 1972 con Occidentales alcancé el vigente reinado de mejor promedio de carreras limpias para una temporada, con 0.37 de efectividad, pero ya te digo, eso es secundario para mí.

Sé que consideras a Alarcón como uno de los más grandes lanzadores de nuestro béisbol, coméntame sobre el juego de las estrellas de 1967 en el que Occidentales le gana a Orientales tres carreras por dos.

En ese año Alarcón venía, como se dice, “con todos los hierros”, pero nosotros teníamos un team work y una organización con la que todo era posible. A pesar de que él venía casi imbateable, nuestro equipo salió airoso.

Háblame sobre tu inclusión en los equipos Cuba, ¿consideras que se fue injusto contigo?

De eso no te voy a hablar, porque sería como coger una ametralladora y matar a alguien. Al único país que fui como atleta activo fue a Venezuela, a una cuadrangular de los Juegos Bolivarianos. Allí participaron selecciones muy débiles y solo un jugador me llamó la atención, el bateador Roberto Cooper. Después fui como ayuda técnica a El Salvador, pero como una indicación del estado.

¿Por qué te retiraste?

A mí me retiraron, al igual que a muchos compañeros míos, como si fuéramos un saco de viandas. Me dieron un papel en malas condiciones, una camisa y ya. Mejor ni hablar de aquello.

La mayoría de las poquitas veces que he viajado han sido por carta de invitación y he traído mis cositas personales. Antes sí, antes nos daban módulos de atletas anualmente, pero ahora si no tienes una posición económica de regular a buena no puedes jugar pelota, los implementos son muy caros. Hasta ahí te puedo decir, porque no quiero tocar otros puntos.

No obstante, me atrevo a decir que tu desempeño en Series Nacionales es motivo de júbilo.

Eso sí y contento con mis atletas y mis compañeros de trabajo. Y hasta ahí, porque si sigo tengo que echarle a dirigentes, algo que no deseo.

Una de las preguntas que te iba a hacer era si estabas satisfecho con el apoyo ofrecido por las autoridades deportivas cubanas, pero bueno ,por lo que me has hablado.

Contra, mejor no tocar la tecla esa porque si no reviento.

¿Desde cuándo laboras aquí, en esta tu segunda casa del Vedado Tennis Club, hoy Círculo Social José Antonio Echeverría?

aaaa Me incorporo en el año 1961, a principios de la Revolución. Lo que recibo como gloria deportiva es muy poco, la suerte es una contrata que tengo aquí y con eso voy remediando.

Esta instalación es un hogar para mí, pues aquí me hice profesor y he enseñado a muchísimos alumnos. Tengo una enorme amistad con todos los trabajadores de este centro, me quieren mucho. Aquí hago de todo, desde atender las áreas deportivas hasta desarrollar peloteritos en las categorías de abajo, son mis grandes pasiones. Estoy muy contento con el tratamiento recibido en el Echeverría, para mí es el mejor de Cuba.

Ahora que el béisbol de casa está en crisis, compárame la pelota que usted jugó con la que tenemos actualmente.

Mira, dependen de la época cada vez que se vaya a analizar determinado béisbol. En mi tiempo eran cuatro equipos y le teníamos amor a la camiseta. Ya hoy en el deporte todos buscan superarse y ver lo que se pueden ganar. En la época mía ganarse la camiseta era muy difícil, había que pasar una base, una provincial, una regional, eran muchos eslabones. Ahora las selecciones casi están hechas y hay peloteros que no juegan la base y están en la selección nacional, entonces hay puestos “sembrados”. En mi época se medía mucho el rendimiento del presente y no el rendimiento de temporadas anteriores. Y ahora, desgraciadamente, no es así.

-Desde tu punto de vista de lanzador de la época del 60 y 70 ¿por qué consideras que tenemos tantos brazos lesionados en los lanzadores?

Lo primero es que para enseñar a lanzar hay que subirse encima del box, haber cogido sol y sereno, no explicar por una teoría. Después, minuciosamente, se prepara al atleta, se observa, y se ve qué puedes sacar de ahí con tu ojo clínico. Entonces hoy nada más se habla de noventa millas, cuando lo primero es que hay que ver las manos del muchacho, ponerlo a tirar, aprender la caída, hacer menos ejercicios de fuerza. Ahora quieren tener un físico impresionante a base de ejercicios, de pesas y no por sus condiciones físicas naturales, eso puede provocar que los músculos se atrofien y otros factores anatómicos que hay que tener en cuenta.

Me cabe la duda, teniendo en cuenta tus resultados en Series Nacionales, inclusive con un récord vigente, ¿por qué nunca dirigió?

Yo nunca dirigí en Series porque hay puestos que… esto no es como en lo militar, que te ganas las cosas por tus méritos. Hay teclas que prefiero no tocar, pues perjudicarían a algunos que no se lo merecen, porque cuando se habla en sentido general, todo el mundo se empapa y yo sé que hay buenísimos profesores e instructores. Yo me hago la pregunta, ¿dónde están los atletas como Aquino Abreu y Modesto Verdura? Y es que tener las capacidades físicas solamente no es suficiente, también hay que estar preparados y haber estudiado la forma de trabajar para desarrollar cualidades para dirigir. Eso depende de muchas cosas. Y hay que estar en el terreno, no hablar teóricamente. (David Díaz) (Fotos: Reno Massola)