Los Padres de San Diego recibieron a Héctor Olivera en canje con los Bravos de Atlanta por Matt Kemp y una vez que el cambio estuvo completo lo han puesto para asignación, hablando por lo claro, Olivera pudiera haber visto pasar sus últimos días en las Grandes Ligas, que por cierto no fueron muchos.

Los Padres se ahorran así un 30 millones de dólares en el contrato de Kemp por el canje, inclusive con el dinero que aún le tendrían que pagar al santiaguero por los próximos 3 años, unos 25-30 millones, por lo que no quedan dudas que el movimiento fue solo para salvar unos cuantos dólares y nunca con la intención de tener al cubano en su nómina.
Héctor Olivera, quien tuvo una maravillosa carrera en Cuba y fue titular del equipo nacional por varias temporadas, no ha enseñado nada de eso como profesional y sus pocos 30 juegos en las Grandes Ligas en 2 campañas terminan con un mediocre 245 de average, con 2 cuadrangulares y 13 carreras empujadas.

La tapa al pomo la puso el incidente de violencia doméstica en el que se vio envuelto el pasado abril en un hotel en Washington D.C., donde tuvo cargos de asalto a una mujer que lo acusó de tal incidente.

La mayoría de las reacciones en las redes sociales indican que los Padres cuentan con el apoyo de la fanaticada, que no favorece este tipo de comportamientos.
Aún queda la esperanza para el infielder cubano de que un equipo decida contratarlo, una vez que termine el periodo de asignación, pues lo firmarían solo por el salario mínimo (508 mil dólares), pero Olivera tendría que demostrar estar en excelente forma, para que alguien se interese en firmarlo a pesar de su historial delictivo.

Los números de Olivera como rentado, su edad (31 años) y el peso que significa contratar a un pelotero con cargos de agresión ponen una interrogante enorme en el camino del cubano, quien quizás ya haya jugado su último partido en las Mayores y se convierta entonces en una de las peores historias nuestras en la pelota rentada, con todo y los millones que vayan a su cuenta bancaria.