Nada más llegar al hotel en que se está hospedando, Yasmany Tomás sintió un acento conocido envuelto en una frase muy familiar: "¿asere qué volá?'', que fue respondida por el tercera base de Arizona con un fuerte apretón de manos.
Tomás ha llegado a Miami y no ha podido evitar el embrujo de sensaciones cercanas a lo que dejó en Cuba, cuando decidió escapar en el 2014 con el sueño de alcanzar las Grandes Ligas y labrarse un nombre como lo han hecho José Abreu y Yasiel Puig, entre otros.
"Estoy como si estuviera en mi casa, porque a pesar del poco tiempo con Arizona, todo el mundo me reconoce'', expresó el pelotero de 24 años antes de hacer una referencia inevitable a la comida. " Mi esposa ha vivido más tiempo en Miami y me lo decía sobre el parecido a Cuba. Tengo que cuidarme la boca''.
PONIENDO FIN A LAS DUDAS
Cuando los Diamondbacks decidieron ofrecerle $68 millones por seis temporadas, muchos se llevaron las manos a la cabeza, porque a pesar de sus éxitos en torneos internacionales, no quedaba del todo claro su capacidad para establecerse en el béisbol más exigente del mundo.
Pero luego de un tiempo mínimo en las Menores y algo más de un mes de contienda con Arizona, las dudas comienzan a disiparse, mientras Tomás -a quien muchos llaman El Tanque por su naturaleza fornida- comienza a emerger como el slugger indiscutido de los D'Backs.
Poco a poco, Tomás ha entrado en el ritmo de la gran carpa y el lunes fue colocado por primera vez como cuarto en la alineación del club que vive en el desierto, moviendo a Mark Trumbo al quinto puesto.
"Al principio no me fue muy bien, debido a que estuve siete meses en Dominicana entrenando, pero no en juego real'', apuntó Tomás. "Aquí los ajustes son constantes. En Cuba veías a un buen pitcher un día y otra no tan bueno al otro. Aquí todos son caballos, y cuando se va el abridor, a veces el bullpen es mejor todavía''.
UN RETO EN LA ANTESALA
Antes del comienzo del choque del martes, Tomás conectaba para .329 con nueve impulsadas y un porcentaje de embasado de .372, pero nada de lo relacionado con el bateo es comparable a los ajustes defensivos.
Tomás había jugado una porción de juegos con los Industriales en tercera base, pero la mayor parte del tiempo se desempeñó como jardinero, posición que esperaba continuar en su nueva etapa.
Sin embargo, los Diamondbacks tenían otros planes.
"Cuando me dijeron que querían pasarme a tercera base no me incomodé, al contrario, lo vi como una oportunidad'', afirmó Tomás, que reemplazó en la antesala al lesionado Jake Lamb. "Estoy trabajando muy duro no solo para ser un fildeador decente, sino alguien en quien el equipo pueda confiar con los ojos cerrados''.
Miembro del equipo nacional con apenas 22 años en el III Clásico Mundial, Tomás debutó a los 18 en el 2008 con los Industriales de la capital cubana y desde entonces se le ha visto como un prodigio.
Tomás expresa que todo eso quedó atrás, que queda mucho respeto por ganar y números que poner en una pelota que te hace humilde a cada momento, pero su compromiso no flaquea y por esto trata de aprender algo cada día, deportiva y socialmente.
El único punto débil hasta el momento: el idioma. Cuando un periodista le preguntó en el idioma de Shakespeare, ¿y cómo va tu inglés hasta el momento?, Tomás esbozó una sonrisa amplia antes de decir, "thank you''.
Tomás ha llegado a Miami y no ha podido evitar el embrujo de sensaciones cercanas a lo que dejó en Cuba, cuando decidió escapar en el 2014 con el sueño de alcanzar las Grandes Ligas y labrarse un nombre como lo han hecho José Abreu y Yasiel Puig, entre otros.
"Estoy como si estuviera en mi casa, porque a pesar del poco tiempo con Arizona, todo el mundo me reconoce'', expresó el pelotero de 24 años antes de hacer una referencia inevitable a la comida. " Mi esposa ha vivido más tiempo en Miami y me lo decía sobre el parecido a Cuba. Tengo que cuidarme la boca''.
PONIENDO FIN A LAS DUDAS
Cuando los Diamondbacks decidieron ofrecerle $68 millones por seis temporadas, muchos se llevaron las manos a la cabeza, porque a pesar de sus éxitos en torneos internacionales, no quedaba del todo claro su capacidad para establecerse en el béisbol más exigente del mundo.
Pero luego de un tiempo mínimo en las Menores y algo más de un mes de contienda con Arizona, las dudas comienzan a disiparse, mientras Tomás -a quien muchos llaman El Tanque por su naturaleza fornida- comienza a emerger como el slugger indiscutido de los D'Backs.
Poco a poco, Tomás ha entrado en el ritmo de la gran carpa y el lunes fue colocado por primera vez como cuarto en la alineación del club que vive en el desierto, moviendo a Mark Trumbo al quinto puesto.
"Al principio no me fue muy bien, debido a que estuve siete meses en Dominicana entrenando, pero no en juego real'', apuntó Tomás. "Aquí los ajustes son constantes. En Cuba veías a un buen pitcher un día y otra no tan bueno al otro. Aquí todos son caballos, y cuando se va el abridor, a veces el bullpen es mejor todavía''.
UN RETO EN LA ANTESALA
Antes del comienzo del choque del martes, Tomás conectaba para .329 con nueve impulsadas y un porcentaje de embasado de .372, pero nada de lo relacionado con el bateo es comparable a los ajustes defensivos.
Tomás había jugado una porción de juegos con los Industriales en tercera base, pero la mayor parte del tiempo se desempeñó como jardinero, posición que esperaba continuar en su nueva etapa.
Sin embargo, los Diamondbacks tenían otros planes.
"Cuando me dijeron que querían pasarme a tercera base no me incomodé, al contrario, lo vi como una oportunidad'', afirmó Tomás, que reemplazó en la antesala al lesionado Jake Lamb. "Estoy trabajando muy duro no solo para ser un fildeador decente, sino alguien en quien el equipo pueda confiar con los ojos cerrados''.
Miembro del equipo nacional con apenas 22 años en el III Clásico Mundial, Tomás debutó a los 18 en el 2008 con los Industriales de la capital cubana y desde entonces se le ha visto como un prodigio.
Tomás expresa que todo eso quedó atrás, que queda mucho respeto por ganar y números que poner en una pelota que te hace humilde a cada momento, pero su compromiso no flaquea y por esto trata de aprender algo cada día, deportiva y socialmente.
El único punto débil hasta el momento: el idioma. Cuando un periodista le preguntó en el idioma de Shakespeare, ¿y cómo va tu inglés hasta el momento?, Tomás esbozó una sonrisa amplia antes de decir, "thank you''.