El lunes 2 de diciembre del mes en curso, la muerte sorprendía en esta capital a Walfrido Ruiz Díaz, estelar exlanzador derecho de los equipos habaneros por espacio de doce temporadas nacionales, luego de su debut con Industriales en la V edición.

“Willy”, como algunos solían llamarle nació el 12 de octubre de 1946 en la barriada de Lawton, municipio 10 de Octubre, lugar donde inicia sus actividades beisboleras cuando era un infantil, antes de pasar al Pontón donde logra su perfeccionamiento atlético, para luego intervenir en los años 1963-64, período en que viste el traje del equipo Pueblo Nuevo en Segunda Categoría.

Al ascender al nivel superior nomina con la DAAFAR, Pueblo Nuevo, Telecomunicaciones, La Pesca, Metropolitanos, selección Centro Habana y la selección Capitalinos. En la Regional Occidental milita con Industriales, en Series Nacionales con Industriales, Occidentales, Habana, Agricultores y Metropolitanos y en Selectivas con Industriales.

Cuando Walfrido arriba a nuestra pelota mayor, como jerarcas ya estaban Alfredo Street, Antonio “Chucho” Rubio, Manuel Hurtado, Santiago Mederos y Maximiliano Reyes y entre estos dos años después de su apertura en la primera Serie de Estrellas abría el primer juego blanqueando a Orientales 1x0, limitados a un solitario hit, en un enconado duelo con Manuel Alarcón.

Tras una estupenda X Serie Nacional (1970-71), se convierte a continuación en el lanzador más efectivo de la III Serie de las Estrellas con 0,56 al terminar con 2 éxitos sin fracaso luego de trabajar 15 entradas y dos tercios.

Paro lo más significativo de este integrante del equipo Cuba a los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia en 1971, con una estatura de 181 centímetros y 85 kilogramos de peso en su paso por la pelota era el cero hit, cero carrera que dejaba en los libros, el decimocuarto de nuestro béisbol, acuñado con la ayuda de otro derecho Elpidio Páez, el 16 de enero de 1971 en el estadio Cándido González, en partido que Habana le gana a Camagüey 10x0.

Como parte del team Cuba asistió al torneo de béisbol de exhibición, previo a la Olimpíada de México en 1968.

Su actuación en contiendas nacionales donde logra saldo de 102 victorias, de ellas 34 pintadas de blanco y una promedio de limpias de una coma 88 hablan de la calidad como pitcher de este campeón, que se paseó entre los mejores de su época.