Ahora que la LV Serie Nacional se detuvo para dar paso al Torneo Premier 12, quiero aprovechar para dedicar unos párrafos al nivel actual de nuestro béisbol.
Coincido en afirmar que la pelota de hoy es de inferior calidad a la de unos cinco años atrás, pero estoy completamente en desacuerdo con los que auguran algo así como el final de nuestro pasatiempo nacional. Más de una vez he escuchado a técnicos y comentaristas extranjeros afirmar que "Cuba es una fábrica de hacer peloteros."
Es verdad. En los dos últimos años se han ido a jugar a otros países más de 50 de altísima calidad, algunos de ellos, incluso, brillan en las Grandes Ligas de Estados Unidos (MLB), pero si adoptamos ese "medidor" para enjuiciar al béisbol de Cuba, entonces habría que emplearlo también con la totalidad de los países del área con tradición en esta disciplina.
No es la ausencia de buenos peloteros lo que puede "matar" al béisbol cubano, que se nutre, entre otras estructuras, de las Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), otras tantas Academias Provinciales e infinidad de entrenadores dedicados a las categorías escolares en los municipios. ¿Habrá otro país del hemisferio que pueda presumir de estas facilidades para formar peloteros?
Ya no es una utopía que, más temprano que tarde, las luminarias de este deporte en Cuba puedan jugar en la MLB sin tener que residir obligatoriamente en otro país. Y cuando esto llegue: ¿Habrá "muerto" nuestro béisbol? ¿Serán poco competitivos entonces nuestros torneos nacionales?
Cuando reflexiono sobre el tema no puedo obviar aquella temporada, en la cual, por razones que nunca se explicaron, de golpe y porrazo, se obligó al retiro masivo a decenas de los mejores peloteros de entonces. Fue una descabellada medida, pero no feneció el béisbol. En el siguiente año ya se hablaba de nuevas estrellas.
Desde mi óptica, en la situación actual —en la que no se puede aplicar la misma fórmula que en los '60— urge acabar de definir cuándo comienza y cuándo termina el máximo evento beisbolero del país. ¿Y cómo, desde el punto de vista económico, estimular a los atletas que intervienen en él? Pues sencillo: jugarán o no en otras latitudes en dependencia del nivel que muestren en esta lid de casa.
A los pesimistas, a los que una y otra vez se quejan de que no tenemos ni hacemos peloteros como antes y proclaman a los cuatro vientos que no existe el mismo nivel en calidad y cantidad, solo les recuerdo algo: Si mañana se formara un equipo Cuba para asistir a un Clásico Mundial con los mejores que se desempeñan ahora en varios torneos del planeta, ¿estaría nuestra novena entre las favoritas? Pues bien, todos esos atletas que la integrarían, salieron —y no hace mucho— de esta "fábrica de hacer peloteros".
Coincido en afirmar que la pelota de hoy es de inferior calidad a la de unos cinco años atrás, pero estoy completamente en desacuerdo con los que auguran algo así como el final de nuestro pasatiempo nacional. Más de una vez he escuchado a técnicos y comentaristas extranjeros afirmar que "Cuba es una fábrica de hacer peloteros."
Es verdad. En los dos últimos años se han ido a jugar a otros países más de 50 de altísima calidad, algunos de ellos, incluso, brillan en las Grandes Ligas de Estados Unidos (MLB), pero si adoptamos ese "medidor" para enjuiciar al béisbol de Cuba, entonces habría que emplearlo también con la totalidad de los países del área con tradición en esta disciplina.
No es la ausencia de buenos peloteros lo que puede "matar" al béisbol cubano, que se nutre, entre otras estructuras, de las Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), otras tantas Academias Provinciales e infinidad de entrenadores dedicados a las categorías escolares en los municipios. ¿Habrá otro país del hemisferio que pueda presumir de estas facilidades para formar peloteros?
Ya no es una utopía que, más temprano que tarde, las luminarias de este deporte en Cuba puedan jugar en la MLB sin tener que residir obligatoriamente en otro país. Y cuando esto llegue: ¿Habrá "muerto" nuestro béisbol? ¿Serán poco competitivos entonces nuestros torneos nacionales?
Cuando reflexiono sobre el tema no puedo obviar aquella temporada, en la cual, por razones que nunca se explicaron, de golpe y porrazo, se obligó al retiro masivo a decenas de los mejores peloteros de entonces. Fue una descabellada medida, pero no feneció el béisbol. En el siguiente año ya se hablaba de nuevas estrellas.
Desde mi óptica, en la situación actual —en la que no se puede aplicar la misma fórmula que en los '60— urge acabar de definir cuándo comienza y cuándo termina el máximo evento beisbolero del país. ¿Y cómo, desde el punto de vista económico, estimular a los atletas que intervienen en él? Pues sencillo: jugarán o no en otras latitudes en dependencia del nivel que muestren en esta lid de casa.
A los pesimistas, a los que una y otra vez se quejan de que no tenemos ni hacemos peloteros como antes y proclaman a los cuatro vientos que no existe el mismo nivel en calidad y cantidad, solo les recuerdo algo: Si mañana se formara un equipo Cuba para asistir a un Clásico Mundial con los mejores que se desempeñan ahora en varios torneos del planeta, ¿estaría nuestra novena entre las favoritas? Pues bien, todos esos atletas que la integrarían, salieron —y no hace mucho— de esta "fábrica de hacer peloteros".