Apenas tres juegos restan para adentrarnos en el tercio conclusivo de la 53 Serie Nacional de Béisbol, cuyo desenlace es todo un misterio por la paridad existente entre al menos diez novenas, de las cuales deben salir los ocho clasificados a la segunda ronda, con el perdón de tuneros, cienfuegueros, guantanameros, granmenses, camagüeyanos y espirituanos, que precisan remar a contracorriente para revertir su actual estatus.

Entre los de cabecera sobresale Pinar del Río, muy mejorado en cada renglón de juego respecto al certamen anterior. Según los números del compilador Yirsandy Rodríguez Hernández, con la misma cantidad de desafíos los vueltabajeros se superan en pitcheo y defensa, aspectos trascendentales en el béisbol moderno.

Sus lanzadores lideran el torneo en efectividad (2,09) y lechadas (5), y son segundos en ponches (160), salvados (11) y Whip (boletos más jits permitidos por entrada) con notable 1,16.

Por si fuera poco, su defensa tiene cinco errores menos que el año anterior y los receptores han elevado el por ciento de cogidos robando por juego, aspecto en el que aún deben progresar. Además, al bate han mejorado su capacidad de embasarse, aunque han producido 119 carreras, igual a la pasada contienda.

Quienes sí han elevado muchísimo sus prestaciones ofensivas son los matanceros —con 20 pleitos en valla ajena— que in-funden terror en los lanzado-res contrarios. Los Cocodrilos se ubican en la punta de average (293), anotadas (144), impulsadas (129), extrabases (60), slugging (411) y promedio de embasado (389).

Un poco raro es el caso de Isla de Juventud, segundos en la tabla de posiciones pese a permitir más carreras de las que anotan (119 por 109). Los pineros, además, han dado un paso atrás con el guante, pues hace un año eran la sensación del campeonato con promedio de 989 (solo 12 errores en más de mil lances), y en la actual lid exhiben average de 972 con 32 marfiladas.

Entonces, ¿cómo entender su favorable paso? Sencillo. Si analizamos sus enfrentamientos podremos percatarnos que la mayoría de sus derrotas (6) han sido por diferencias superiores a cuatro anotaciones, mientras que han logrado casi todas sus victorias (12) por margen de una o dos carreras.

Algo parecido sucede con los Sabuesos holguineros, estables y con seis sonrisas por una o dos rayas. En este caso, sin lugar a dudas, la resurrección del pitcheo los ha catapultado a planos estelares, pues en la pasada justa habían permitido 121 carreras, cuatro limpias por pleito, 118 ponches y Whip de 1,49, y ahora apenas han aceptado 84 anotaciones, con 2,42 de efectividad, 159 ponches, Whip de 1,15 (punteros) y 5 blanqueadas.

En comparación con la 52 Serie, el pitcheo ha tenido un comportamiento similar, amén de 200 boletos más; mientras el bateo anda por debajo: baste decir que con un mayor por ciento de embasado se ha impulsado casi la misma cantidad de carreras, elemento que de-muestra lo mucho que se debe mejorar la producción con hombres en circulación.

De igual forma, la defensa ha dejado mucho que desear y muestra guarismos inferiores en cada renglón.