A los cubanos el béisbol nos une o nos distancia, y hace que las pasiones se nos desborden a borbotones. He visto amistades convertidas en añicos por una bola o un strike. Todos sabemos, o decimos que sabemos, de pelota, y ese conocimiento es el que le abre las puertas a 56 donde caben 28.
Tras el anuncio, el pasado miércoles, de la selección nacional que nos representará en el Premier 12 (8-21 de noviembre en Taipei de China y Japón), las opiniones y discrepancias de la afición han enriquecido a nuestro sitio web y a nosotros los periodistas.
Los criterios sobre los 28 seleccionados son varios, pero los más recurrentes cuestionan la presencia de Yunieski Gurriel, y las ausencias de los avileños Yoelvis Fiss y Vladimir García. No vamos a hacer una defensa a ultranza de los escogidos, pues los ausentes merecen el respeto y la consideración de todos. Tampoco creo en que ni Víctor Mesa, Roger Machado, Pedro, Juan o José, el que sea, le pase la cuenta al otro, porque ahora es quien dirige. Un equipo Cuba es algo muy serio para tolerar semejante enajenación.
Ya dijimos la pasada semana que un elenco a cualquier justa competitiva, no es un Todos Estrellas. Si hoy mismo hacemos la última selección, entonces Fiss y Vladimir estarían sin dudas. ¿Por qué no están entonces? Debía haberle hecho la pregunta al director de la selección, para eso estuve en el estadio, pero me fue imposible llegar a él, pues trabajaba con su conjunto de Matanzas en un final de certamen bien complejo para los yumurinos y preferí no importunarlo y convocarlo desde estas líneas.
Correré entonces el altísimo riesgo de interpretar el pensamiento del timonel de la nave, lo cual es bien complejo pues ha demostrado ser impredecible, que si bien no es un defecto si se habla de estrategia, lo hace aún más difícil de comprender. Esto no quiere decir que compartamos ciento por ciento los criterios, pero al menos uno hace el ejercicio de encontrar la lógica.
Si el mentor partió de tener cinco o seis jugadores en la alineación con mucha velocidad en las bases y variedad de atributos en el ataque, es decir hombres de fuerza y chocadores; que el torneo pone como requisito a 13 serpentineros; que los tres receptores son porque dos asumirían fundamentalmente roles ofensivos (entiéndase Osvaldo Vázquez y Yosvani Alarcón), pues nada le ha costado más trabajo en los últimos años a Cuba que hacer carreras; y que esa ecuación dejaría en la banca a solo cuatro jugadores de posición (el quinto sería el tercer máscara), debió llegar a la conclusión de que ese cuarteto tiene que estar listo para disímiles tareas, tanto al bate como a la defensa.
De haber razonado así, un dogaut con Lourdes Gurriel, quien asume todo el cuadro, incluyendo la inicial, los jardines, es buen corredor, tocador y bateador de todas dimensiones, y Rudy Reyes, con desempeño en el diamante y solvencia ofensiva hacia las tres bandas del terreno, están más que justificados; lo mismo que Yordan Manduley, porque el torpedero no tiene utility, su sustitución es por un similar con más cualidades defensivas. Yasiel Santoya aporta por su versatilidad al campo y a la ofensiva, además de ser veloz en las almohadillas. Quedaría entonces Yunieski, que a nuestro juicio en alcance y seguridad en la pradera central, solo lo veo aventajado por el guantanamero Julio Pablo Martínez. El mayor de los Gurriel es buen tocador, rápido y ahora —en la liga independiente de Canadá— asombroso bateador.
En ese hilo conductor, para no contar con Fiss, la única explicación sería que al no verlo de titular, en la banca no le sería tan abarcador de opciones como el resto. Lo cierto es que el avileño ha demostrado ser en su carrera deportiva un bateador mucho más consistente que Yunieski y este en la actualidad un poco más poli funcional.
¿Y Vladimir García? En este punto el nivel de interpretación o del sentido de la lógica me ponchó con una de las rectas del gigante de Morón. Tal vez tenga un sólido argumento, pero no le veo ni la mitad, como expresamos el pasado jueves.
Lo único que pudiera verse como motivo de exclusión es que base el trabajo de los lanzadores sobre una estrategia de serpentineros con más énfasis en envíos de variación que en velocidad, pues tenemos carencias de ese atributo en los pitchers hoy día, y que los contrarios a enfrentar son bateadores bien ajustados a las rectas supersónicas. Repito, aunque esa pudiera ser una razón, me sigue clasificando Vladimir, pero ni ustedes ni yo somos el director, tampoco poseemos la facultad que él tiene, además de su competencia. Solo nos toca, opinar y juzgar.
Criterios o argumentos a un lado, ahora lo importante es que el equipo alcance una buena forma, que logre compenetrarse y que la dirección sea capaz de sacarle a cada uno todo su talento en pos del triunfo en cada partido.
Tras el anuncio, el pasado miércoles, de la selección nacional que nos representará en el Premier 12 (8-21 de noviembre en Taipei de China y Japón), las opiniones y discrepancias de la afición han enriquecido a nuestro sitio web y a nosotros los periodistas.
Los criterios sobre los 28 seleccionados son varios, pero los más recurrentes cuestionan la presencia de Yunieski Gurriel, y las ausencias de los avileños Yoelvis Fiss y Vladimir García. No vamos a hacer una defensa a ultranza de los escogidos, pues los ausentes merecen el respeto y la consideración de todos. Tampoco creo en que ni Víctor Mesa, Roger Machado, Pedro, Juan o José, el que sea, le pase la cuenta al otro, porque ahora es quien dirige. Un equipo Cuba es algo muy serio para tolerar semejante enajenación.
Ya dijimos la pasada semana que un elenco a cualquier justa competitiva, no es un Todos Estrellas. Si hoy mismo hacemos la última selección, entonces Fiss y Vladimir estarían sin dudas. ¿Por qué no están entonces? Debía haberle hecho la pregunta al director de la selección, para eso estuve en el estadio, pero me fue imposible llegar a él, pues trabajaba con su conjunto de Matanzas en un final de certamen bien complejo para los yumurinos y preferí no importunarlo y convocarlo desde estas líneas.
Correré entonces el altísimo riesgo de interpretar el pensamiento del timonel de la nave, lo cual es bien complejo pues ha demostrado ser impredecible, que si bien no es un defecto si se habla de estrategia, lo hace aún más difícil de comprender. Esto no quiere decir que compartamos ciento por ciento los criterios, pero al menos uno hace el ejercicio de encontrar la lógica.
Si el mentor partió de tener cinco o seis jugadores en la alineación con mucha velocidad en las bases y variedad de atributos en el ataque, es decir hombres de fuerza y chocadores; que el torneo pone como requisito a 13 serpentineros; que los tres receptores son porque dos asumirían fundamentalmente roles ofensivos (entiéndase Osvaldo Vázquez y Yosvani Alarcón), pues nada le ha costado más trabajo en los últimos años a Cuba que hacer carreras; y que esa ecuación dejaría en la banca a solo cuatro jugadores de posición (el quinto sería el tercer máscara), debió llegar a la conclusión de que ese cuarteto tiene que estar listo para disímiles tareas, tanto al bate como a la defensa.
De haber razonado así, un dogaut con Lourdes Gurriel, quien asume todo el cuadro, incluyendo la inicial, los jardines, es buen corredor, tocador y bateador de todas dimensiones, y Rudy Reyes, con desempeño en el diamante y solvencia ofensiva hacia las tres bandas del terreno, están más que justificados; lo mismo que Yordan Manduley, porque el torpedero no tiene utility, su sustitución es por un similar con más cualidades defensivas. Yasiel Santoya aporta por su versatilidad al campo y a la ofensiva, además de ser veloz en las almohadillas. Quedaría entonces Yunieski, que a nuestro juicio en alcance y seguridad en la pradera central, solo lo veo aventajado por el guantanamero Julio Pablo Martínez. El mayor de los Gurriel es buen tocador, rápido y ahora —en la liga independiente de Canadá— asombroso bateador.
En ese hilo conductor, para no contar con Fiss, la única explicación sería que al no verlo de titular, en la banca no le sería tan abarcador de opciones como el resto. Lo cierto es que el avileño ha demostrado ser en su carrera deportiva un bateador mucho más consistente que Yunieski y este en la actualidad un poco más poli funcional.
¿Y Vladimir García? En este punto el nivel de interpretación o del sentido de la lógica me ponchó con una de las rectas del gigante de Morón. Tal vez tenga un sólido argumento, pero no le veo ni la mitad, como expresamos el pasado jueves.
Lo único que pudiera verse como motivo de exclusión es que base el trabajo de los lanzadores sobre una estrategia de serpentineros con más énfasis en envíos de variación que en velocidad, pues tenemos carencias de ese atributo en los pitchers hoy día, y que los contrarios a enfrentar son bateadores bien ajustados a las rectas supersónicas. Repito, aunque esa pudiera ser una razón, me sigue clasificando Vladimir, pero ni ustedes ni yo somos el director, tampoco poseemos la facultad que él tiene, además de su competencia. Solo nos toca, opinar y juzgar.
Criterios o argumentos a un lado, ahora lo importante es que el equipo alcance una buena forma, que logre compenetrarse y que la dirección sea capaz de sacarle a cada uno todo su talento en pos del triunfo en cada partido.