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Noticias sobre el béisbol cubano

Los sonidos del beisbol desde la perspectiva de los jugadores.

Orlando SevillaEnviado por: 

Fuente: espndeportes.espn.go.com
Los sonidos del beisbol desde la perspectiva de los jugadores.
¿Qué oyen los jugadores cuando están en el terreno en un estadio?

Cuando yo dejé de jugar, lo que más extrañaba eran los sonidos del estadio. Por muchos años luego de mi retiro, podia escuchar esos sonidos en mi cabeza antes de irme a dormir.

Los sonidos del juego están presentes inequívocamente cada noche, en cada estadio. Son sonidos únicos en el béisbol; algunos son muy sonoros, otros más sutiles. Luego de la vista, el escuchar es el sentido más agudo que tenemos. Ayuda a crear una experiencia para el fanático que no se puede encontrar en ningún otro deporte. Cierren sus ojos y escuchen, y podrán saber en qué estadio están, cuál equipo está ganando e incluso cuál lanzador está en el montículo.

Roger Clemens dijo una vez que amaba ir al Astrodome a "escuchar" a Nolan Ryan calentar en el bullpen antes de un juego, el sonido parecido al de un disparo que hacía el pitcheo de Ryan a 100 mph cuando chocaba con el guante de receptor.

Chipper Jones dice que ama el sonido que hacen los clavos metálicos de los zapatos de Bobby Cox sobre el concreto en el pasillo hacia el camerino, una señal segura de que otro partido de Grandes Ligas está a punto de comenzar.

"Mi sonido favorito es ese pequeño 'click' que se oye cuando el bateador le quita la dona de práctica a su bate en el círculo de espera", según dice Lance Berkman de los Vigilantes. "Cuando escucho eso, sé que me toca ir a batear".

Hay tres lugares en un estadio de donde provienen los sonidos más distintivos: el plato, el montículo y las gradas. Pero los sonidos vienen de todas partes.

"Siempre me ha gustado el sonido alrededor de la intermedia cuando hay un robo de base", dijo el jardinero de los Rays Sam Fuld. "El corredor se desliza, la pelota choca con el guante, el corredor golpea la almohadilla. [No es el mismo sonido violento], pero toda esa conmoción debe ser parecida a lo que sucede en las líneas de pelea en un juego de la NFL".

El jardinero de los Marlins Matt Diaz dice: "Adoro el sonido de los pasos. Con tipos grandes, uno lo que escucha es el 'thump, thump, thump.' Mientras más sonoros los pasos, más lento es el tipo. Andrew McCutchen, uno nunca escucha sus pies; es como si flotara. Cuando va tras una pelota, es como si gritara 'ah, ah, ah.' Cuando ese sonido se escucha más duro, uno se hace a un lado y dejas que la atrape".

El jardinero de los Bravos Reed Johnson dice que es duro escuchar a otro jardinero corriendo hacia él en el calor del juego, en un estadio ruidoso. "Uno aprende a mirar de reojo a tu alrededor y echarle un ojo al que está al lado tuyo", dijo. "Yo jugué al lado de Vernon Wells por cinco años, y nunca nos dijimos ni una palabra porque siempre sabíamos dónde estábamos, y quién podía encargarse de la jugada".

El jardinero de los Cerveceros Carlos Gómez grita todo el tiempo en las bases. "Siempre está haciendo ruído", dijo el lanzador de los Angelinos C.J. Wilson. "Tan pronto conecta la pelota, corre hacia primera y lo hace como si tuviese un motor al correr. Y grita -- pienso que se grita a sí mismo, pero no estoy seguro".

El receptor de los Padres John Baker dice: "Algunos tipos nacieron en el país equivocado. Carlos Gómez debería jugar en la NFL. Es tan grande y tan rápido, y hace tanto ruído tan pronto comienza a correr. Parece un tren sin freno corriendo en sus rieles".

Gómez, quien creció en la República Dominicana, explica sus acciones, diciendo: "Sigo siendo un chiquillo allá afuera. Todavía hago cosas como las que hacía a los 12 años. Yo solía ver competencias de pista y campo cuando ellos corrían, como lucían sus caras, los sonidos que hacían. Cuando yo corro, cuento cada paso. No como uno, dos, tres, cuatro … sino que me digo a mi mismo 'un paso más, un paso más' hasta que llego a la siguiente base".

Cuando los corredores llegan a la siguiente base, entonces comienzan las conversaciones.

"'Dunner' [Adam Dunn de los Medias Blancas] es el mejor hablador del mundo", dijo el jardinero de los Reales Jeff Francoeur. "Cuando yo estoy en la primera base, él me dice, 'No tienes tanta ventaja.' O, 'Tienes una ventaja demasiado grande'. Él se molesta cuando lo haces brincar fuera de la base y te colocas en posición de fildeo. Realmente le molesta cuando conectas un doble y él tiene que ir detrás de tí. Va gritándote durante todo el camino a la segunda base".

El primera base de los Nacionales Adam LaRoche se ríe y dice de Dunn: "Adam no se va a callar. Siempre anda haciendo algo gracioso. Rara vez habla sobre beisbol. Le hablará a cualquiera que esté a su alrededor. Todos los árbitros sabe que no se pueden colocar a 50 yardas de él. Si no hay nadie a su alrededor, estoy seguro que Adam se hablaría a si mismo".

Dunn se ríe y dice: "Yo no salgo allá afuera a aburrirme. Cuando me aburra, me iré de aquí".

Por todos lados hay conversaciones. "Miguel Tejada habla consigo mismo, o con su amigo imaginario, durante todo el juego", dice Baker. "Pienso que lo que sale de su boca logra acallar las voces en su cabeza".

Y hay conversaciones que se llevan a cabo en el dugout cada noche.

"Yo trazo una línea en nuestro dugout", dice el manager de los Atléticos Bob Melvin con una sonrisa. "Algunos jugadores que no participant ese día saben que no se les permite cruzar esa línea y hablarme durante el juego porque me van a volver loco acerca de no estar en la alineación ese día. Josh Reddick es uno de esos tipos".

Miguel Cabrera de los Tigres siempre juega, y siempre habla. "Es un tipo adorable y gracioso", dice Wilson. "Algunos tipos pueden caer mal por lo que dicen en el terreno. Pero no Miggy. Él siempre está haciendo bromas con los latinos en el otro equipo. Elvis Andrus [de los Vigilantes] siempre se está burlando de él. Podría llamarlo gordo, y Miggy le contestaría".

Hay conversaciones constantes entre compañeros, pero no siempre con palabras. Las mismas pueden ocurrir con sonidos.

"Es difícil escuchar a tus compañeros en el cuadro interior durante un juego", dijo el intermedista de los Bravos Dan Uggla. "Cuando uno ve a un torpedero y un intermedista acercarse antes de una jugada, es para poder hablarse cuando no puedes comunicarte con las manos. Por eso es que se silba mucho para llamar la atención. Nuestros jardineros silban a nuestros jugadores del cuadro todo el tiempo. 'Rossie' [el ex receptor de los Bravos, y actualmente con los Medias Rojas David Ross] es el que mejor silba. Puedes escuchar su silbido a varias millas de distancia".

El manager de los Nacionales Davey Johnson, quien jugó en la intermedia en los equipos ganadores de banderines en Baltimore en la década de los años 60 y 70, dice "Mucha de la comunicación allá afuera es bien sutil. Yo envío instrucciones con señales visuals, pero algunas veces [el campocorto] Louie [Aparicio] quería una instrucción verbal, y yo sabía lo que él quería por su expresión facial. Cuando yo iba detrás de la primera base para atrapar un elevado, Boog [Powell, primera base de los Orioles] siempre reconocía mi voz. Podían haber 50,000 personas gritando allá afuera, pero lo único que uno escuchaba era la voz del tipo que necesitabas oir en esa jugada".

El peor sonido en un terreno de béisbol, dice Baker, "es el sonido cuando alguien es golpeado por un pitcheo. Ese sonido de golpe seco, que uno sabe que va a provocar un moretón mañana. Ese golpe que sabes que va a provocar una fractura en la muñeca. Ese sonido al rozar la piel, que uno sabe que es malo. El peor sonido de todos es cuando alguien es golpeado en la cabeza".

J.T. Snow fue golpeado una vez en la cabeza por el lanzador más atemorizante, Randy Johnson. "Yo estaba tendido en el suelo, brotando sangre por mi ojo", dijo Snow. "Me sentí como si me hubiesen golpeado a sangre fría, como en una pelea. Todo lo que podia oir era a mi esposa gritando en las gradas".

El antesalista de los Rays Evan Longoria se sonríe y dice: "El peor sonido es el sonido de la pelota golpeando la copa protectora de un jugador. Eso me sucedió el otro día. Si uno lo puede oir, ese sonido tan duro, uno sabe que es algo malo. Solo los hombres lo pueden escuchar. Cuando uno lo oye, todo el mundo agacha la cabeza y espera que el que sufrió el golpe esté bien. Todos sabemos lo que se siente al recibir un golpe en esa parte".

El Sonido en el Plato

Cuando me toca batear, el lugar más callado en el planeta es el plato.

-- Ted Williams

Batear una pelota de béisbol es la habilidad más difícil en los deportes. Se requiere una concentración notable para batear una pelota que viaja a 95 millas por hora. Tiger Woods se molesta cuando una simple cámara hace click durante su swing. Cuando un jugador de tenis se prepara para hacer su servicio, se le pide a los fanáticos que dejen de conversar. Pero cuando un bateador intenta hacer contacto con una recta de 100 mph de Justin Verlander, a la fanaticada se le pide que griten y se pongan de pie y hagan ruído; y de alguna manera, el silencio interior es imperativo para el bateador.

"Cuando uno está concentrado en el plato, no escuchas nada más", dijo Francoeur. "Pero cuando estás en medio de una mala racha, lo oyes todo … especialmente cuando estás en Filadelfia".

El primera base/bateador designado de los Indios Mark Reynolds dice: "Trato de bloquear todo lo demás cuando estoy en el plato, como hace Kevin Costner en la película 'For Love of the Game.' Mientras menos escuches, mejor. Si te pones a oir a la gente, no vas a poder batear".

Diaz dice: "Yo escucho todo hasta que el lanzador comienza su movimiento. Entonces mis sentidos se apagan, y todo lo que escucho es un zumbido".

Baker dice: "Los jugadores identifican mal el sonido. Ellos lo escuchan, pero es ruído ambiental. El sonido es más intimidante con concurrencias menores. En Miami, uno puede escuchar todo lo que se dice. Algo que es muy privado se convierte en algo público allí cuando solo hay 50 personas. Con 50,000 fanáticos, cuando caminas hacia el plato, no puedes NO escuchar eso, pero es ruído blanco, como el ruído que hace un bebé al dormir. Uno lo escucha, pero no lo notas".

Uggla dice: "Cuando voy al plato, hay muchas cosas que suceden, pero a las que no presto atención. Mi mente se va en modo silente. Algunas veces, uno escucha a ese fanático que todo el mundo puede oir desde el plato al jardín central. Y uno se pregunta, '¿Por qué estoy escuchando a este tipo?'"

Dunn dice: "Uno no escucha nada. Si lo haces, ellos ganan. Esa es la ventaja de la casa".

El bateador trata de mantener su concentración, intenta mantenerse enfocado, pero los sonidos pueden interrumpir comoquiera. Reynolds dice: "Odio cuando el receptor y el árbitro se ponen a converser durante un turno. Yo me salgo de la caja de bateo y siento que quiero decirles, 'Hey, cállense la [mala palabra] boca, estoy tratando de concentrarme'".

El jugador del cuadro de los Reales Elliot Johnson está de acuerdo, diciendo, "Cuando ambos se ponen a conversar, solo me pongo a mirarlos y los miro con una cara que dice, '¿Terminaron? Tengo que batear'".

Y entonces están las formas en las que se cantan las bolas y strikes. Algunos árbitros son más sonoros que otros.

"Hay mucho enfoque sensorial", dice Wilson. "Cuando Tim McClelland fungía de árbitro, tenías que aguzar tus oidos porque se tomaba mucho tiempo para cantar un lanzamiento. Me encanta la forma en que canta los strikes Tom Hallion: ¡Byyyyy-aaaaa! Y ni siquiera es un tercer strike. Entonces él lanza un golpe. Tengo camisetas que dicen, 'Ve por el golpe [Go for the Punch].' Él tiene la mejor forma de cantar los strikes. Me encanta oírlo, incluso ante nuestros bateadores. Me encanta la forma de hacerlo de Jim Joyce: un grito como ¡Eeeeeee!. Cuando vamos a saludarlo, siempre le decimos, '¿Qué tal, Jim-eeeeeee!?'"

Baker dice: "Cuando Joyce o Hallion te sacan de out y se ponen a bailar detrás tuyo, esa es una cosa. Pero es peor cuando McClelland te saca de out y tú apenas lo puedes escuchar".

Y entonces están los receptores que le hablan al bateador. Francoeur dice: "[A.J.] Pierzynski es quien más habla. Hablamos sobre el football de Florida. Football de Clemson. El mejor en eso es Joe Mauer."

Dunn dice con una sonrisa: "Chad Moeller es el peor. No se calla detrás del plato. Habla cuando viene el pitcheo. Uno tiene que virarse y decirle: '¿Podrías callarte, por favor? No me hables.' Realmente me molesta. Con él, oro porque haya una jugada en el plato".

Baker, el receptor de los Padres, dice: "Yo hablo mucho con los bateadores. Tengo conversaciones de nueve entradas con Brian McCann. Pero Lance Berkman es el mejor. Él hablará contigo durante todo su turno, incluso cuando viene el pitcheo hacia el plato. Una vez se paró en la caja de bateo y me dijo que tenía un perro nuevo, un Lab. Me dijo, 'Se está comiendo mis medias, mis sábanas'. Y entonces diría, luego del primer pitcheo, 'Ese pitcheo estuvo bajito, ¿no?' Entonces él seguirá hablandome sobre su perro -- durante un turno al bate. Así de relajado es Lance. Por eso es que él es un gran bateador".

Con grandes bateadores, el sonido de la pelota al salir de sus bates es, a decir de algunos, es un sonido diferente.

"Ese es mi sonido favorito en el terreno de juego -- cuando un gran bateador conecta la pelota realmente duro, hace un sonido como de PLUCK", dice el manager de los Rojos Dusty Baker, siendo Hank Aaron el primero que le viene a la mente. "El bate de Henry hacía ese sonido; también el de Barry Bonds'", dijo. "Pero al tipo que más le explotaba el bate cuando conectaba un batazo como ese era Fred McGriff. No hay sonido como ese. Ese sonido de PLUCK es cuando un tipo destroza la pelota. Uno puede escuchar ese sonido en todo el estadio".

Pierzynski dice: "El bate de Miguel Cabrera es el que hace el sonido más duro. Esa es fácil. El año pasado conectó una pelota que llegó tan lejos -- más o menos a 520 pies por el mismo medio del jardín central -- que mis oídos todavía me suenan. Luego de la entrada, tuve que ir al médico a que me revisaran los oídos a ver si me estaban sangrando".

El ex lanzador y actual analista de béisbol de ESPN Curt Schilling dice: "Delmon Young, cuando tenía 20 años, hizo el sonido más duro que jamás yo haya escuchado. Estábamos de espaldas a la jaula de bateo, pasaron cuatro o cinco tipos, y de momento escuchamos este sonido. Nos volteamos, y era Delmon Young. Nunca había oído algo como eso. Pensé que ganaría un cetro de bateo".

Elliot Johnson dice: "yo jugué con Delmon, y jugué con Elijah Dukes, y el sonido que salía del bate de Dukes era más alto. Pero el más alto que haya oido ha sido el de José Bautista. Podía saber que era él quien tomaba prácticas de bateo con solo escucharlo. Usaba un bate de madera de ceniza, y esos bates hacen más ruido que los bates de madera maple".

Dunn says: "[Dayán] Viciedo [de los Medias Blancas] hace el sonido más duro. Yo puedo reconocerlo cuando batea en nuestro grupo, o cuatro estadios más allá. Cuando conecta la pelota suena como un cañón. Hace un swing bastante duro. Yo me torcería todos los músculos de mi espalda si hiciera un swing como ese".

Pero de acuerdo a la mayor parte de los peloteros, el sonido más duro de todos viene del bate de Josh Hamilton.

"Cuando caminas por el túnel y escuchas el sonido del bate de Josh Hamilton, uno dice, '¿Qué diablos es eso?' Suena como un disparo", dice John Baker. "Y él batea con tipos como Nelson Cruz y Mike Napoli, que tienen mucho poder. Mike Trout tambi;en hace mucho ruído. No comienza su swing hasta que es tan tarde, más tarde que cualquier otro. Esa rapidez crea mucho ruído".

C.J. Wilson dice: "Eso depende del tipo del tipo de bate que se use. Un bate de madera de ceniza suena como un látigo; uno de maple tiene otro sonido. No hay un sonido como el que sale del bate de Josh. Eso es en parte porque usa un bate bastante pesado, uno de 33 onzas. Es un sonido machadador. La mayor parte de los tipos suena como un pequeño click. Pero su sonido parece durar más que el de otros tipos'. Resuena más que los de otros tipos'. Hace mucho eco. Cuando lo conecta con toda su fuerza, puede resonar a más de 100 pies de distancia. Y cuando estás en un sitio encerrado, como en una jaula de bateo en Detroit, es un sonido bien loco".

Diaz dice: "No hay nada como el sonido del bate de Josh Hamilton. Usa un bate tan pesado. Tiene mucha densidad. Resuena más".

Francoeur dice: "Yo jugué con Chipper [Jones]. Yo jugué con Billy [Butler]. Yo jugué con Josh. Y no existe nada como el sonido que sale del bate de Josh cuando golpea una pelota".

LaRoche dice: "Puedo hacer swing con el bate de Josh y hacer un sonido similar a pesar de que él puede conectar las pelotas que vienen a 100 mph más rápido que yo. Pero yo no lograría ese sonido con tanta frecuencia como él".

Mientras Berkman sacude su cabeza en negación.

"Pienso que es algo psicosomático," dijo. "No puedo diferenciarlos. El sonido de Josh Hamilton no es diferente al de Miguel Cabrera, Albert Pujols, Matt Holliday y Prince Fielder. Y siempre ha sido así en el béisbol. Los viejos dicen, 'Oh, tenías que haber escuchado el sonido que hacía el bate de … entonces llena el blanco. Si tomas los 10 mejores bateadores en el béisbol y me pones una venda en los ojos, no podría distinguir el sonido de ninguno de ellos".

El Sonido en el Montículo

Yo sabía que estaba en problemas esta noche en el montículo. Podía escuchar a la multitud.

-- Roger Clemens

Un lanzador de Grandes Ligas tiene que tener una concentración sobresaliente. La noche en la Serie Mundial del 2000 cuando Clemens recogió el pedazo del bate roto y se lo lanzó de vuelta a Mike Piazza es un ejemplo perfecto de ese enfoque. Las cámaras de television recogieron a Clemens cuando dijo, "Yo pensaba que era la pelota", lo que significa que él pensaba que el bate era la pelota y que pore so lo recogió y se lo lanzó a Piazza. ¿Una excusa conveniente? Quizás. Pero cuando los lanzadores están en su zona en el montículo, en ocasiones no saben lo que sucede a su alrededor. Ellos necesitan ese silencio.

"Yo no quiero escuchar un solo ruído allá afuer; No escucho nada", dijo el lanzador de los Vigilantes Derek Holland. "¿Has visto la película 'For Love of the Game'? Trato de verla la noche antes de una salida. No me paro en la lomita y susurro, 'Oye el mecanismo' a mí mismo como lo hizo Costner. Pero me enfoco tanto, que no puedo escuchar nada. El único sonido que escucho es cuando me volteo para decirle algo a un jugador del cuadro, algo que los molesta bastante".

Wilson dice: "Yo no oigo nada. Yo no escucho nada allá afuera. Pero cuando un tipo realmente logra conectarte, entonces sí lo puedes escuchar. Uno sabe, baja la cabeza y te dices a ti mismo, 'Por favor vete de foul, o golpea un pájaro'. Cuando un jugador conecta un cuadrangular en la carretera y el estadio es bien ruidoso, y entonces el lugar se silencia, es que llega el gran ruído: la ausencia de ruído. Es como cuando se raya un disco o alguien que no fue invitado llega sin avisar a una fiesta".

El lanzador de los Nacionales Drew Storen dice: "Yo no escucho nada que venga de las gradas. Es como en 'For Love of the Game.' Pero puedo escuchar a mis jugadores del cuadro. Puedo escuchar lo que dicen en el dugout. Es algo fascinante. Como jugadores, tenemos un sentido de saber cuáles voces son esas. Escuchamos lo que necesitamos escuchar, y no le prestamos atención a lo que no lo amerita. Es muy difícil que nuestros jardineros atiendan lo que se dice en el bullpen, pero ellos pueden escuchar cosas desde el dugout porque eso es lo que ellos tienen que escuchar. Como jugadores, sabemos los sonidos del juego. Uno sabe que hay un elevado y los fanáticos gritan, '¡Oh!' ¿se va? Como jugadores, no nos dejamos engañar pore se sonido. Sabemos cómo suena un elevado de rutina al jardin central".

Y aun así, el montículo puede ser también un lugar muy ruidoso.

"Los lanzadores están allá afuera gruñendo y haciendo ruidos con su garganta; Jake Peavy es el mejor de todos. Es muy gracioso", dice Wilson. "Siempre se está gritando a sí mismo en la loma. Grita, 'Demonios Jake, eso ¡fue terrible! ' [El cerrador de los Atléticos] Grant Balfour también se está gritando a si mismo. Gruñe todo el tiempo. Yo gritaría una obscenidad de vez en cuando. Yo diría una mala palabra. En ese punto, no hay control de volumen. Es como, 'lo siento por los chicos en la primera fila'".

Peavy se sonríe y dice: "Yo trato de no gritar; trato de no decir malas palabras. Pero cada noche a las 7 pm, me transformo en alguien diferente. Estoy allá afuera tratando de concentrarme. Soy un competidor. No me puedo controlar. Pero yo tengo tres hijos pequeños. Quiero que ellos puedan ver a su padre lanzar sin tener que escuchar los gritos. Greg Maddux me hace sentir bien. Él habría dicho quizás una sola mala palabra en todo el tiempo que lanzó. Solo trato de decir, 'Dios lo bendiga.' Pero tengo mis emociones a flor de piel. Estoy consciente de ello. Yo adoro competir. No soy un animal. Pero llevo 11 o 12 años de esto. No creo que vaya a cambiar. Y no me voy a disculpar."

Dunn se sonríe y dice: "Yo me burlo de Jake. Lo embromo. Ni siquiera puedo hacer el sonido que él hace cuando está allá afuera; me lastimaría la garganta. Siempre tenemos apuestas sobre cuándo va a comenzar a gritarse a si mismo. Usualmente le toma como cinco pitcheos y medio. Es un payaso".

Diaz dice: "En las ligas menores, Peavy me rompió un bate. Le conecté sencillo por el medio y me gritó, '¿Vas a recoger eso?' Yo le dije: Sí. Yo necesito toda la ayuda que pueda ante Jake Peavy."

Baker de los Padres dice, "[Chris] Carpenter y [Roy] Halladay siempre nos gritamos el uno al otro. Yo vi a Carpenter permitir un hit ante un tipo -- que recién habían subido -- en un juego simulado y Carpenter le estaba gritando al guante mientras el tipo corría a primera base. No era un lenguaje muy bonito. Halladay es igual. Le conecté un rodado hace un par de años, y si las miradas mataran, yo hubiese caído muerto allí mismo, y entonces me gritó. Me sentí muy bien: Hice sentir mal a un tipo tan bueno como ese".

Baker añade: "Kip Wells grita en la loma todo el tiempo. O realmente gruñe, como lo hace Serena Williams. Yo me pongo a bromear con él y le digo que él solo grita cuando hace su lanzamiento rompiente, así que comienza a gritar cuando lanza su recta. Jason Marquis le dijo el año pasado que iba a comenzar a gritar cuando soltara la pelota, solo gritaría "¡Tercer strike!' para tratar de intimidar al bateador".

Los lanzadores hacen sonidos con sus lanzamientos. El ex receptor de los Dodgers Paul Lo Duca dijo una vez que el cambio de Eric Gagne giraba tan rápido y con tanta fuerza que "te haría un hueco en tu camisa". Y hacía ruído.

"Con algunos lanzadores, puedes escuchar cuando viene la pelota que lanzan, ya que gira muy rápido", dijo Wilson. "Hace un sonido silbante, y viene con mucha fuerza. [El lanzador de los Vigilantes Alexi] Ogando hace un sonido como ese. Su repertorio es tan apabullante. Tiene un giro casi en reversa. Garrett Richards [de los Angelinos] lanza igual. La pelota viene a mitad de camino, y uno lo que piensa es, 'Oh rayos --,aquí viene,' haciendo tanto ruído. Rick Ankiel era otro así. Cuando lanzaba la curva, se podia escuchar desde el dugout. Era asqueroso. Su curva era la más ruidosa que jamás he escuchado".

Reynolds dice: "Uno puede escuchar un slider bien duro. Suena como un insecto cuando pasa por tu oreja. Antes se podía escuchar el slider de Peavy. Y el slider de [John] Smoltz. Eran bien ruidosos".

Dunn dice: "Me pasó en esta primavera con Nate Jones [de los Medias Blancas]. Me estaba enfrentando a él en el patio trasero. No podía ver la pelota, pero sí podía escucharla. Pensé, Esa sonó bien dura. Hace un sonido como una abeja".

Baker dice, "Con Josh Johnson [de los Azulejos], suena como si viniera un misil hacia tí".

LaRoche dice, "Cuando [Adam] Wainwright lanza su curva, puedes escuchar el golpe cuando la suelta."

Fuld dice, "Cuando [Justin] Verlander lanza esa curva, gira tan de prisa que se puede escuchar. Tiene más revoluciones que ninguna otra. Pero el sonido que uno escucha luego de que la lanza es más duro todavía: el 'whoosh' del bate cuando la abanicas y la fallas".

El Sonido de la Concurrencia

Yo escucho a los fanáticos. Pero cuando te gritan '¡APESTAS!' por 30,000ª vez, dejas de escucharlos.

-- Adam Dunn

Los fanáticos del béisbol son diferentes de cualquier otro deporte. Hay tantos de ellos, y están tan cerca del terreno, hay un juego cada noche, el juego va tan lento, hay tanto tiempo muerto, tanto tiempo para acosar a los jugadores. Y mientras lanzadores y bateadores hacen lo mejor que pueden para bloquear los sonidos de los fanáticos cuando están en el montículo o en el plato, ese es un reto más duro para los jardineros. Un jardinero puede pararse en un mismo lugar por 30 minutos en un momento en el que tiene a los fanáticos a sus espaldas, gritándole. Por eso es que hay más abucheos en el béisbol que en otros deportes.

"En un par de lugares, hay gran animosidad por tí: Wrigley Field y San Francisco", dice Berkman. "Uno siente que hay un odio genuine hacia tí. Son muy poco creativos allí. Usualmente te dicen, 'Apestas'. O te llaman gordo".

Fuld, quien mide 5 pies 8 pulgadas, dice: "uno puede escuchar a los fanáticos en Oakland y Toronto. Me gritaban mucho especialmente por mi estatura. Sabes, lo normal, 'Hey, Fuld, ponte de pie, que no te vemos'".

John Baker dice: "Uno puede escuchar la gente cuando te grita, especialmente cuando estás en mala racha. Uno puede escuchar a la gente gritarte, 'Baker, apestas.' En el Dodger Stadium, 50,000 fanáticos te están gritando. Barry Bonds decía que tenías que ser muy bueno para tener 50,000 fanáticos gritándote. Pienso que es peor cuando son tres tipos, y puedes escuchar todo lo que te dicen".

Pero cada estadio es diferente.

"Tus oídos son engañosos", dice Wilson. "La acústica es muy fuerte en algunos estadios. Como en Tampa, es muy ruidoso aunque solo hayan 10,000 fanáticos en los asientos. Hay un fanático en las gradas con un cencerro, y se puede oir. Hay un viejo fanático de los Rays con una camiseta vieja de los Rays -- puedes escuchar el partido en la radio y escuchar su voz. ¿Sabes la razón por la que los jugadores usan chaquetas en el bullpen? Para que los fanáticos poco educados no los reconozcan y no puedan gritarles por su nombre. Es para que digan, 'Oye tú' u 'Oye lanzador de pelo castaño' en vez de, 'Oye Wilson.'

"Pero en Detroit, son muy inteligentes. Cuando los Vigilantes tenían a Eric Gagne, ellos le gritaban, 'Oye Francesito, ¿cómo estás? ' Era para morirte de la risa. En una ciudad, que no voy a identificar, no son muy inventivos que digamos. Tienen el peor acosador que existe. Le grita al jardinero derecho durante todo el juego. Solo se la pasa gritando su nombre. ¿En serio? ¿Eso es todo? ¿Eso es lo mejor que puedes hacer?"

Mucho depende de dónde y cuándo estés jugando.

"En los entrenamientos primaverales, se puede escuchar al jardinero izquierdo toser desde el montículo", dice Wilson. "Pero en la temporada regular, cuando estás en un estadio lleno de gente en una situación de estrés, solo puedes oir el rugir de la multitud. En lugares más callados, se puede escuchar a un fanático en los pisos superiores. Es gracioso, pero mi hermano viene a todos los partidos en los que lanzo. Su voz corta el aire como una navaja. Cuando se pone a gritar 'Sí C.J.,' lo puedo escuchar desde donde esté sentado. Me río muchísimo. Pesa 140 libras, y lo puedo escuchar en medio de una multitud de 40,000 fanáticos. Es algo genético."

Algunos jugadores visitantes se convierten en favoritos de los locales, y viceversa. Hace dos años, los fanáticos en las graderías del jardín derecho en Oakland se convirtieron en favoritos de Francoeur porque eran tan apasionados, y tan graciososo. Durante un partido en Oakland, tomó una pelota, la envolvió en tocino y la lanzó hacia ellos en el jardín derecho.

"Les puse el nombre del 'the Bacon Crew [el Grupo del Tocino]'", dijo Francoeur. "El año pasado, les compré muchos perros calientes durante el partido y comenzaron a vitorearme. Entonces les compré pizza. Al final del entrenamiento primaveral [del 2013], ellos vinieron a un juego de exhibición en Camelback solo para aplaudirme. Estuve con ellos una hora en el estacionamiento luego de un juego en esta primavera. Solo cocinamos algo de tocino".

Francoeur dice que no escucha sonidos cuando está en el plato, pero que escucha todo en los jardines porque "requiere mucho más enfoque el batear que el cubrir los jardines. Tengo mucha confianza en mis habilidades allá afuera. Escucho todo, pero me tengo que enfocar completamente en el juego".

Diaz está de acuerdo. Él escucha a los fanáticos cuando sale al terreno. Dice que solían abuchearlo en Filadelfia, como hacen con todos los jardineros, hasta hace un par de años "cuando le barrí la pierna al Hombre Rojo. Este tipo vestido de rojo salió corriendo al terreno. Pensé en taclearlo, pero lo vi fuerte, y por un segundo, pensé que podía ser una mujer. Así que le barrí la pierna, y entonces lo pudieron agarrar los de seguridad. Los guardias me dieron una camisa de su uniforme y una identificación. En el siguiente Día de las Brujas, fui vestido como guardia de seguridad. Fue una buena noche en el estadio. La próxima vez que fui allí, recibí una ovación de pie de parte de los fanáticos.

"Entonces comenzaron a abuchearme. Me gritaban, 'Tu no puedes conectar la pelota tan duro como golpeas a nuestros fanáticos.' Los fanáticos en Filadelfia son bien creativos".

Eso es lo que busca Dunn en un juego.

"Yo escucho a los fanáticos", dice. "No quiero perderme de nada. Yo los escucho cuando estoy en la primera base. Los escucho para percibir algo gracioso. Estoy dispuesto a reirme si dicen algo gracioso".

Elliot Johnson se ríe y dice, "yo escuché a un tipo gritarme: 'Elliot Johnson, Elliot Johnson, te busqué en Google y la respuesta que recibí fue, "¿Por qué?"' Me tuve que virar y levantarle mi dedo pulgar. Eso fue bien gracioso. Me hizo reir. No hay forma de predecir lo que uno puede escuchar en un estadio de béisbol".

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