Los Leñadores de Las Tunas están justo a mitad de camino para materializar su sueño. Con los deberes hechos en la clasificatoria de la 57 Serie Nacional de Béisbol, ellos entrarán en la postemporada, un territorio angosto y no muy conocido.

Al principio de la contienda, Yosvany Alarcón me comentó que el objetivo del plantel era acumular victorias para no pasar sustos en el final, y eso lo han cumplido con creces, pero ahora se enfrentarán a un panorama muy diferente que demanda un cambio de chip, mucho más para un colectivo que solo ha vivido dos duelos de play off en los últimos diez años.

En la Serie 47 los Leñadores sucumbieron por barrida (0-3) ante Santiago de Cuba, y en la edición 51 del clásico de las bolas y los strikes forzaron un séptimo partido, pero cayeron 3-4 frente a Ciego de Ávila, dos verdugos que a la postre se coronaron. Solo nueve peloteros que ahora integran la nómina tunera jugaron en ambos compromisos, por lo que la inminente postemporada será un reto novedoso para la mayoría.

Hasta ahora los pupilos de Pablo Civil han rendido a un nivel superlativo, con 6.1 anotadas por duelo y el más alto promedio de embasado del campeonato (396). Además, su cuerpo de lanzadores, sin estrellas rutilantes, trabaja para 3.78 limpias (segundos entre los seis aspirantes a la corona), y presenta la mejor tasa de boletos (2.9) por cada nueve entradas.

Si tomamos como referencia solo lo ocurrido en la segunda ronda, los Leñadores mantienen un ritmo sólido. Madero en ristre, lideran la producción de carreras y son segundos en extrabases, su defensa es la de mejor promedio (979 con 21 marfiladas en 28 choques, a menos de uno por partido), y la lanzadores exhiben el segundo menor average oponente.

Definitivamente, su liderazgo no se basa en una racha positiva, sino en la consistencia, y mucho tiene que ver en este sentido la dirección de Civil, quien ha movido sus piezas con mente fría y ha confiado el liderazgo del conjunto a los más experimentados en el terreno, dígase Danel Castro o los hermanos Alarcón, ahora respaldados por Alexander Ayala, un competidor nato, y Yunior Paumier, pelotero muy útil por su versatilidad defensiva, eficiencia en el plato y enorme capacidad para embasarse.

Pero existen grietas que ponen en duda sus posibilidades de coronarse, sobre todo por la poca carretera de los relevistas, quienes tendrán en sus manos la definición de los duelos cruciales. Por supuesto, esta es un agujero que el alto mando puede tapar en la última selección de refuerzos con brazos de la talla de José Ángel García, Miguel Lahera o Liván Moinelo.

Otro detalle que preocupa es el rendimiento colectivo frente a los potenciales rivales de postemporada. Contra Granma y Matanzas los tuneros han perdido 12 pleitos en 16 salidas, y a Industriales le ganan por la mínima (5-4). Además, la tropa oriental tiene 24 triunfos y 17 fracasos en choques definidos por margen de tres carreras o menos en toda la contienda, pero solo cinco de esas sonrisas han llegado ante Alazanes, Cocodrilos y Leones.

Es decir, necesitarán ser muy resolutivos y evitar desbarajustes como los de reciente subserie en Bayamo, o el de aquel partido sellado contra Industriales, el cual perdieron pese a tener la victoria en tercera con su mejor bateador en el rectángulo. Estos han sido exámenes de play off, y hasta ahora han desaprobado.

No obstante, considero que los principales enemigos de los Leñadores son ellos mismos. A partir de enero se pondrá a prueba su funcionalidad como equipo y su capacidad de resistencia para mantenerse en la mejor condición durante las últimas semanas de la temporada, cuando realmente se define la estatura de cada conjunto.