Con más algarabía mediática que seguidores en las gradas, transcurrió la primera subserie de la IV Serie Nacional de Béisbol para jóvenes menores de 23 años. Y eso que la prensa anda a «media máquina» en la cobertura del torneo. Todavía, y hay que decirlo con todas sus letras, este campeonato no le llega ni siquiera por la cintura al que debería de ser.

En medio de la crisis que vive la pelota en Cuba, un certamen como este resulta estratégico para el desarrollo de muchachos con más o menos talento, pero deseosos y necesitados de jugar, aunque sea con los rayos del sol encajándoseles en el traje.

Defenderlo y dotarlo cada vez de más condiciones será entonces una prioridad para el béisbol y para el espectáculo, porque este deporte, ya se sabe, es uno de los más sólidos pilares de la cultura cubana.

Mientras eso ocurre, entre domingo y miércoles, el equipo de Camagüey fue uno de los que mejor exhibió sus credenciales para aspirar al título. Cuenta con varios lanzadores que tienen experiencia en la Serie Nacional; ellos no solo estuvieron en la nómina agramontina que logró incluirse entre los seis que jugaron la segunda fase del torneo elite pasado, sino que registraron actuaciones decorosas ante bateadores más exigentes que los que encontrarán ahora.

Baste decir que barrieron a la novena de Ciego de Ávila. Las tres primeras victorias fueron por la vía de la lechada y eslabonaron una cadena de 32 inning colgándoles ceros a los pichones de tigres, hasta que estos pudieron pisar par de veces la goma.

Un elenco que cuenta con pitchers como Yariel Rodríguez, Arbelio Quiroz, Dariel Góngora y Yousimar Cosín, muchachos de muchas perspectivas, desde ya se pasea por los estadios con el cartel de favoritos, al menos para animar los play off de la postemporada.

El otro conjunto que no tuvo piedad con su rival fue Santiago de Cuba. Holguín, sin embargo, contribuyó mucho al éxito de los indómitos. Su defensa fue la peor de todas en estas jornadas iniciales, con nada menos que 16 errores, a razón de cuatro por partido. Y eso solo contando los que se registran como tal en los libros, porque de los otros, los mentales, no fueron pocos tampoco.

Pero los pequeños Cachorros no fueron los únicos tan endebles a la defensa. Cien errores en solo 34 juegos es una cantidad que debe haber encendido —si es que quedaba alguna apagada— las alarmas, porque con esos truenos, no se puede aspirar a mucho. Ni aquí, y menos fuera de la Isla.

También fue muy pobre el desempeño de los holguineros a la hora de empujar a corredores en posición anotadora, más de 40 se quedaron congelados en las almohadillas, a la espera de una conexión oportuna.

Aunque aún es muy temprano para hacer pronósticos, parece que la zona occidental será más reñida que la del este. Si en el oriente hubo dos conjuntos que pudieron exhibir su escoba, en la otra región nadie salió ileso en todos sus juegos. Los equipos que de antemano se vislumbran como los de mayores opciones en el oeste: Artemisa y Villa Clara, se impusieron en tres de los cuatro desafíos, igual que Pinar del Río.

La Serie sub-23 contempla solo 40 partidos para cada elenco y clasificarán dos por cada región para los play off semifinales. Lamentablemente, los conjuntos de una y otra zona no chocan nunca durante la fase preliminar. O sea, solo aquellos que avancen a la final podrán hacerlo. Por suerte, esta vez los organizadores rebasaron el feudo tan estrecho que resultaban los grupos de cuatro.

Queda aún mucho por jugar. Y no pocos atletas se buscan también un puesto en la nómina grande de sus respectivas provincias para la próxima Serie Nacional, que comenzará el seis de agosto.

Mientras, por estos días están en La Habana varios directivos de la Liga Can-Am con el propósito de arreglar con su contraparte cubana la participación de una escuadra nacional en aquel circuito, además de repetir la experiencia del año pasado, cuando varios jugadores nuestros se insertaron también en equipos de ese torneo.

También se espera por la visita de directivos japoneses, interesados durante el pasado Clásico Mundial en varios peloteros cubanos que pudieran ser firmados en su liga profesional.