Cual respuesta a la eliminación de la disciplina de los programas olímpicos, la lid atrae múltiples miradas a nivel global desde su entrega inicial en 2006, por tratarse del primer evento en permitir la participación en los equipos nacionales de jugadores profesionales de las ligas más importantes, como los pertenecientes a las Grandes Ligas de Béisbol (MLB por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
El Clásico reúne a figuras de todos los continentes, que en su versión inaugural acudieron por invitación; en tanto hasta la fecha los cruces entre los grupos se desarrollan en cuatro sedes mundiales y diversas urbes de EE.UU. acogen las fases semifinal y final.
En la segunda entrega- en 2009- se fijó cada cuatro años la frecuencia de la justa, y a partir de 2013 se materializó un sistema clasificatorio.
Para potenciar el torneo, fueron suspendidos la Copa Mundial de Béisbol y otros eventos de la Federación Internacional de la disciplina, de ahí que desde la tercera edición el conjunto ganador es reconocido como campeón mundial.
Un poderoso Japón se coronó en la primera versión, en los predios del estadio Petco Park de la ciudad estadounidense de San Diego, al imponerse a la nómina cubana 10 carreras por seis.
La llamada Tierra del Sol Naciente, única de Asia que ha servido de sede a todas las celebraciones, revalidó su cetro en 2009, al derrotar cinco por tres a Corea del Sur en el choque decisivo.
En ambas ocasiones, el estelar lanzador nipón Daisuke Matsuzaka resultó el mejor pelotero del certamen.
Invicto en sus presentaciones, el elenco de República Dominicana se alzó con la medalla dorada en el III Clásico, luego de un cierre inédito entre dos selecciones latinoamericanas y en el que salió airoso el equipo quisqueyano tres anotaciones por cero ante Puerto Rico. Robinson Canó fue elegido el jugador más valioso en esa oportunidad.
Tres títulos olímpicos y 25 mundiales fue el palmarés con el que Cuba arribó a la cita, bajo la conducción de Higinio Vélez en las dos primeras versiones y de Víctor Mesa en la de hace cuatro años.
Los nipones devinieron verdugos de los cubanos en 2006 y 2009, en esta última justa los eliminaron en la segunda ronda con dos lechadas, a cargo de los serpentineros Daisuke Matsuzaka (6×0) e Hisashi Iwakuma (5×0); por lo cual los antillanos tuvieron que conformarse con el sexto escaño, hasta hoy, su resultado más discreto.
De ese modo, la isla caribeña quedó excluida del podio de premiaciones en un evento internacional por vez primera en más de cinco décadas.
En el III Clásico, Cuba mejoró su ubicación, pero solo un lugar, y otra vez se quedó deseosa de pasar a semifinales, anhelos frenados por Holanda en la segunda fase.
El espirituano Frederich Cepeda constituye el único cubano que participará en todas las ediciones del Clásico, lid en la que ostenta un promedio de 449 madero en ristre, slugging de 855 y 15 extrabases, repartidos en seis cuadrangulares, ocho dobles y un triple.
El Clásico reúne a figuras de todos los continentes, que en su versión inaugural acudieron por invitación; en tanto hasta la fecha los cruces entre los grupos se desarrollan en cuatro sedes mundiales y diversas urbes de EE.UU. acogen las fases semifinal y final.
En la segunda entrega- en 2009- se fijó cada cuatro años la frecuencia de la justa, y a partir de 2013 se materializó un sistema clasificatorio.
Para potenciar el torneo, fueron suspendidos la Copa Mundial de Béisbol y otros eventos de la Federación Internacional de la disciplina, de ahí que desde la tercera edición el conjunto ganador es reconocido como campeón mundial.
Un poderoso Japón se coronó en la primera versión, en los predios del estadio Petco Park de la ciudad estadounidense de San Diego, al imponerse a la nómina cubana 10 carreras por seis.
La llamada Tierra del Sol Naciente, única de Asia que ha servido de sede a todas las celebraciones, revalidó su cetro en 2009, al derrotar cinco por tres a Corea del Sur en el choque decisivo.
En ambas ocasiones, el estelar lanzador nipón Daisuke Matsuzaka resultó el mejor pelotero del certamen.
Invicto en sus presentaciones, el elenco de República Dominicana se alzó con la medalla dorada en el III Clásico, luego de un cierre inédito entre dos selecciones latinoamericanas y en el que salió airoso el equipo quisqueyano tres anotaciones por cero ante Puerto Rico. Robinson Canó fue elegido el jugador más valioso en esa oportunidad.
Tres títulos olímpicos y 25 mundiales fue el palmarés con el que Cuba arribó a la cita, bajo la conducción de Higinio Vélez en las dos primeras versiones y de Víctor Mesa en la de hace cuatro años.
Los nipones devinieron verdugos de los cubanos en 2006 y 2009, en esta última justa los eliminaron en la segunda ronda con dos lechadas, a cargo de los serpentineros Daisuke Matsuzaka (6×0) e Hisashi Iwakuma (5×0); por lo cual los antillanos tuvieron que conformarse con el sexto escaño, hasta hoy, su resultado más discreto.
De ese modo, la isla caribeña quedó excluida del podio de premiaciones en un evento internacional por vez primera en más de cinco décadas.
En el III Clásico, Cuba mejoró su ubicación, pero solo un lugar, y otra vez se quedó deseosa de pasar a semifinales, anhelos frenados por Holanda en la segunda fase.
El espirituano Frederich Cepeda constituye el único cubano que participará en todas las ediciones del Clásico, lid en la que ostenta un promedio de 449 madero en ristre, slugging de 855 y 15 extrabases, repartidos en seis cuadrangulares, ocho dobles y un triple.
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