«Me dirán loco, pero Cuba le va a ganar a Japón, cualquiera que sea el pitcher», así dijo Waldo en nuestra web, cuando la columna Tirándole publicó el pasado 28 de febrero el artículo ¿El oráculo del CM 2017?, en el cual dijimos que la selección nacional alcanzaría la segunda vuelta del Clásico Mundial que comienza el próximo lunes.
En ese intento de profecía expusimos que los cuatro elencos que jugarían las semifinales en Los Ángeles serían Estados Unidos, Venezuela, Sudcorea y Japón. Es decir, dejábamos a la escuadra comandada por Carlos Martí en la etapa intermedia, presuntamente lidiando con japoneses, sudcoreanos y holandeses.
Pero fijamos que para el elenco antillano «no hay cotas infranqueables, pero tiene que poner su mejor béisbol», que dada las características de la lid y la calidad de los adversarios, pasa por la efectividad de los lanzadores, con mayor responsabilidad en los relevistas. Tratamos entonces de apegarnos a las posibilidades más realistas de la selección cubana.
Es cierto que no abordamos una de las aristas que pueden hacer trizas los vaticinios, la volitiva, la que cada jugador le imprime más allá de sus atributos físicos o técnicos. Eso lo hicieron en la web de Granma algunos de sus usuarios, como el del sugerente nombre de Analítico:
«Aun cuando muchos consideren que nos puede segar la pasión, somos del criterio, que nuestro equipo debe salir a buscar cada victoria, sin mirar el contrario desde abajo, jugar una pelota con pasión, sin errores o con el mínimo de ellos.
Tenemos, al igual que el contrario ánimo del éxito. Sí se puede. Podemos presentar una maquinaria cerca de lo perfecto. Lo mejor está por verse. Ánimo cubanos, cada uno de nuestros corazones estará latiendo a la par de nuestros muchachos. Aspiremos siempre al buen desempeño que nos llevará al éxito».
Igual lo expresó Wilfredo en ese espacio. «La vida ha demostrado que tras el esfuerzo, la voluntad y la fe en la victoria, todo es posible. Y no me cabe la menor duda de que por las venas de los integrantes de la selección cubana hay estamina y estirpe de corajudo espíritu de victoria». Lo secundó RAFR: «Creo que el equipo la tiene difícil, pero si juegan como jugaron en la Serie del Caribe, creo que haremos un mejor papel que en el anterior clásico. Hay que salir a ganar todos los juegos, a Japón se le puede ganar, nuestro nivel a lo interno ya no es el mismo, pero el equipo es lo mejor que tenemos en el país en estos momentos. Lo que hace falta es que estos jugadores tengan paciencia en el home y que se crean que sí se puede. Quizá el no ser favoritos nos ayude, pues no tendrían presión. Solo quiero que jueguen con agresividad y luchen como siempre hemos luchado los cubanos».
Y como en la pelota poner de acuerdo a dos personas es casi una quimera, el que firma Garra Azul exteriorizó lo que quiere y al propio tiempo su propia pesadilla: «Mi deseo: Cuba campeón del Clásico. La realidad: Cuba no pasa de la 1ra. vuelta». Rurro fue duro con Wado y le dijo «tú no eres loco, tú lo que no sabes nada de pelota». Mientras, Javier trató con más respeto: «por un momento casi me lo creo y te confieso que se sintió muy bien... pero eso que dices es soñar despierto... ojalá».
No voy a decir lo contrario a lo opinado el 28 de febrero pasado en cuanto a las posibilidades de Cuba. Solo quiero hacer un paréntesis en esta rica ágora beisbolera que es nuestro país. Si Cuba rebasa la segunda fase y se va hasta Los Ángeles, sí sería una hazaña, pero no una sorpresa. Tal vez no pasemos por el mejor momento en cuanto a individualidades, pero nos sobra buen béisbol y tenemos peloteros capaces y espíritu de victoria.
En ese intento de profecía expusimos que los cuatro elencos que jugarían las semifinales en Los Ángeles serían Estados Unidos, Venezuela, Sudcorea y Japón. Es decir, dejábamos a la escuadra comandada por Carlos Martí en la etapa intermedia, presuntamente lidiando con japoneses, sudcoreanos y holandeses.
Pero fijamos que para el elenco antillano «no hay cotas infranqueables, pero tiene que poner su mejor béisbol», que dada las características de la lid y la calidad de los adversarios, pasa por la efectividad de los lanzadores, con mayor responsabilidad en los relevistas. Tratamos entonces de apegarnos a las posibilidades más realistas de la selección cubana.
Es cierto que no abordamos una de las aristas que pueden hacer trizas los vaticinios, la volitiva, la que cada jugador le imprime más allá de sus atributos físicos o técnicos. Eso lo hicieron en la web de Granma algunos de sus usuarios, como el del sugerente nombre de Analítico:
«Aun cuando muchos consideren que nos puede segar la pasión, somos del criterio, que nuestro equipo debe salir a buscar cada victoria, sin mirar el contrario desde abajo, jugar una pelota con pasión, sin errores o con el mínimo de ellos.
Tenemos, al igual que el contrario ánimo del éxito. Sí se puede. Podemos presentar una maquinaria cerca de lo perfecto. Lo mejor está por verse. Ánimo cubanos, cada uno de nuestros corazones estará latiendo a la par de nuestros muchachos. Aspiremos siempre al buen desempeño que nos llevará al éxito».
Igual lo expresó Wilfredo en ese espacio. «La vida ha demostrado que tras el esfuerzo, la voluntad y la fe en la victoria, todo es posible. Y no me cabe la menor duda de que por las venas de los integrantes de la selección cubana hay estamina y estirpe de corajudo espíritu de victoria». Lo secundó RAFR: «Creo que el equipo la tiene difícil, pero si juegan como jugaron en la Serie del Caribe, creo que haremos un mejor papel que en el anterior clásico. Hay que salir a ganar todos los juegos, a Japón se le puede ganar, nuestro nivel a lo interno ya no es el mismo, pero el equipo es lo mejor que tenemos en el país en estos momentos. Lo que hace falta es que estos jugadores tengan paciencia en el home y que se crean que sí se puede. Quizá el no ser favoritos nos ayude, pues no tendrían presión. Solo quiero que jueguen con agresividad y luchen como siempre hemos luchado los cubanos».
Y como en la pelota poner de acuerdo a dos personas es casi una quimera, el que firma Garra Azul exteriorizó lo que quiere y al propio tiempo su propia pesadilla: «Mi deseo: Cuba campeón del Clásico. La realidad: Cuba no pasa de la 1ra. vuelta». Rurro fue duro con Wado y le dijo «tú no eres loco, tú lo que no sabes nada de pelota». Mientras, Javier trató con más respeto: «por un momento casi me lo creo y te confieso que se sintió muy bien... pero eso que dices es soñar despierto... ojalá».
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Por otro lado, el formato es muy corto y muchas clasificaciones se deciden por un juego o por carreras anotadas en otras ocaciones. Despues tienes la muerte subita y todos aqui sabemos que un juego de beisbol despues de cierto nivel lo gana cualquiera.
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