Quien niegue que el pinareño Yosvani Peraza Marín es uno de los peloteros con más fuerza natural del béisbol cubano posterior a 1959 está rotundamente equivocado. En una lista un tanto gruesa, tiene que existir espacio para el Gordo de San Juan y Martínez, un jugador que es recordado por la rapidez con que sacaba sus brazos en el cajón de bateo y por la dimensión prolongada de la mayoría de sus batazos de cuatro esquinas. Hoy está literalmente reventando la liga italiana, a la cual llegó hace ya varios meses, tras un extenso itinerario por la pelota cubana y un impasse en el que se desconoció su paradero.

“Llegué a Italia gracias a un contrato autogestionado. Estoy catcheando y a la ofensiva me encuentro en buena forma, tengo que tirarle a algunos lanzamientos que no están en zona para que me pitcheen. Entreno los martes y jueves a los niños, pues también forma parte de mi contrato, que debe ir aumentando paulatinamente. Además, le manejo a un señor que tiene un restaurante y también me evito los gastos de la comida”, explica Peraza.

Interrogado sobre cuándo viene a Cuba, respondió que, “yo puedo ir cada siete meses y estar allá tres y luego regresar”. Es patente que el otrora receptor pinareño y de equipos Cubas vive una suerte de segundo aire en sus andanzas por los terrenos de pelota y a juzgar por sus palabras, está muy a gusto en suelo bambino.

Le comento que el lanzador industrialista Frank Montieth está enrolado en ese circuito y sus palabras fueron las siguientes, “le conecté doble y me dio base por bolas intencional el fin de semana antepasado, pues este último no lo jugamos porque estábamos de descanso. La liga se reanudará el próximo sábado. Ya va a empezar la última vuelta, si mi equipo gana cuatro partidos más, estamos en el play off”. Le replico que pronto se incorporará el zurdo pinero Wilbert Pérez y el diestro santiaguero Alberto Bisset y fue muy categórico en medio de risas, “bueno, que vengan para darle palos”.

En el presente cuenta con 36 años y es el alma ofensiva de su conjunto Castenaso, que milita en la Serie A de esa justa y posee balance de seis triunfos y seis fracasos. Al igual que su paisano Montieth, está rayando una impronta que se percibe a simple vista, toda vez que es el rey de casi todas las casillas ofensivas de su selección. En el apartado de average le saca 168 rayas a su más cercano perseguidor, pues promedia 488; es puntero en slugging con 651; comanda los indiscutibles con 21; es líder en cuadrangulares con 2; nadie acumula más bases que él, con sus 28, además de ser el referente principal en otros renglones.

Echarle un vistazo a sus números en las 18 Series Nacionales que participó, significa como enfrentarse a un sabroso bufet, pues de tanta variedad no sabes por cual plato comenzar. Sin dudas, lo más llamativo son sus 249 cuadrangulares, aunque su average también adquiere notoriedad por estar rozando los 300 (298). También sobresalen su cantidad de inatrapables (1327), carreras impulsadas (883) y 576 bases por bolas, de ellas 212 intencionales, lo que refleja el temor que despierta este fornido pelotero.

Su presencia en las selecciones nacionales de primera categoría se remonta a 2005, cuando integró el equipo que participó en los Juegos del ALBA de Venezuela, luego acudió al Torneo de Rotterdam 2007 y ese mismo año asiste al primer Torneo Latinoamericano y Caribeño en tierras morochas. Como coronación a esa temporada participó en la Copa Mundial en Taipei de China. En 2008 asiste al tradicional evento beisbolero de Haarlem y en 2009 prestigia con su presencia el conjunto patrio que concursó en la Copa Mundial celebrada en España, Italia y Holanda.

Es justo decir que Peraza intervino en la segunda versión del Clásico Mundial de béisbol en 2009, en el que disparó cuatro inatrapables en nueve oportunidades y un jonrón muy valioso para las pretensiones de Cuba en ese torneo. La edición siguiente de 2013 también disfutó de sus servicios. Su último evento internacional fue en 2015, cuando se tituló con la novena Vegueros de Pinar del Río en la Serie del Caribe contra todo pronóstico, lo que significó el reencuentro con el triunfo de equipos cubanos en este tipo de eventos.