Si un deporte es difícil, polémico y controvertido a la hora de dar un pronóstico ese es el béisbol. Puede un equipo haber rendido una temporada de ensueño y caer en la postemporada como castillo de naipes; en tanto otros más discretos en la campaña regular lucen invencibles en los play off y terminan siendo campeones. Historia tras historia, años tras años, hemos visto repetir estos hechos.

¿Serán diferentes los play off de la 55 Serie Nacional de Béisbol? ¿Podrán Matanzas y Ciego de Ávila discutir el título a partir de haber sido los más estables y de mejores rendimientos en las dos primeras fases? ¿Se impondrá la historia y la leyenda de equipos legendarios como Pinar del Río e industriales?

Vayamos por parte. En el enfrentamiento entre yumurinos y vueltabajeros los números de la campaña ofrecen cierta tendencia positiva hacia los dirigidos por Víctor Mesa, quienes concluyeron primeros en la tabla de posiciones, dominaron 5-4 los nueve partidos celebrados ante los más occidentales, en tanto luego de cinco podios asegurados (en este campeonato ya aseguraron bronce) parecen estar ya maduros para un título que no disfruta esa provincia desde 1991, cuando se impuso el otrora representativo de Henequeneros.

Por supuesto, la tropa que dirige Jorge Ricardo Gallardo también tiene armas nada despreciables. Su pitcheo terminó siendo el mejor del campeonato (3,24), se reforzaron con dos armas ofensivas que pudieran garantizarle lo que más necesitan: impulsar carreras; al tiempo que saben jugar como pocos este tipo de “muerte súbita” y lo recuerdan sus títulos en la 50 y 53 Serie, casi con los mismos peloteros de ahora.

Si nos vamos a la historia, los pinareños dominan ampliamente a los matanceros 111-66 y en cuanto al último encontronazo entre ellos en postemporadas la alegría mayor correspondió también a los pativerdes, campeones sobre los yumurinos en la final de hace dos años. ¿Estas señales no bastan? Claro que no, sobre el terreno siempre salen a relucir muchas más cosas.

Si Matanzas logra vencer la presión de ganar el juego bueno y controlar los festejos por adelantado pudieran llegar hasta ser campeones. Para Pinar siempre el respeto de su trayectoria y la apuesta por su pitcheo y por esos nervios de acero para ganar coronas.

El otro enfrentamiento: Ciego de Ávila-Industriales tiene matices muy parecidos, con la diferencia que los dos conjuntos sí saben ya lo que es vivir el éxito de ser monarcas, por lo que nada tienen que ver aquí las tensiones propias de alcanzar algo no logrado hasta hoy, como le ocurre a los matanceros.

En la actual temporada, el match entre avileños y azules quedó 5-4 favorable a los primeros, pero en casa de los campeones defensores el duelo quedó abrazado a tres victorias por bando. Tras la selección de los últimos refuerzos, Industriales recargó armas ofensivas con Roel Santos y Yoandri Urgellés, mientras Roger Machado prefirió atrincherar mejor su pitcheo con Alberto Bicet y Lázaro Blanco.

La poderosa ofensiva capitalina (la única que terminó por encima de 300) tendrá que llevar la voz cantante si quieren pasar a discutir un nuevo título de la pelota cubana. El debut de Javier Méndez al frente de la nave ha sido excelente hasta ahora, aunque las decisiones tácticas, el manejo del pitcheo y la disciplina del elenco definirán ahora más de una victoria.

Una posible lesión de Yoelvis Fiss en la muñeca, las dudas sobre la forma física de Yander Guevara y Vladimir García cuentan también en las aspiraciones de los tigres avileños, quienes desde su regreso de la Serie del Caribe retrocedieron posiciones y tienen sobre sus hombros el peso que siempre arrastran los defensores de una corona como esta, la más cotizada del deporte cubano.

De cualquier manera, el pronóstico sigue siendo rojo (Matanzas) y tigres (Ciego de Ávila) si nos vamos solo por la realidad; y verde (Pinar del Río) y leones (Industriales) si nos atenemos únicamente a la historia. La voz de ¡Play ball! está por definir la última palabra.