Aún están frescas en la memoria las estadísticas del Premier 12 en lo que a picheo se refiere y, muy en especial, cuando de control se trata, pues 17 pasaportes en tres juegos son, a todas luces, demasiados y dicen que los lanzadores cubanos no tuvieron el control necesario ni tampoco supieron ajustarse al arbitraje rival.

Vamos a echar una ojeada a lo sucedido en casa, sin incluir los partidos de este miércoles. Hasta el martes, los boletos regalados sumaban 1 193, según el sitio web oficial, a un promedio de 3,67 por nueve entradas de labor, casi cuatro por desafío. Y los estrucados por nueve capítulos de actuación son 5,19. Pequeña la diferencia entre uno y otro parámetro.

Por equipos el comportamiento es el siguiente:

Los lanzadores de Cienfuegos son los de mayor número de bases por bolas otorgadas, un total de 215. Les siguen los de Industriales, 205, y los Cocodrilos matanceros, 202. Por debajo de las 200 transferencias están Camagüey, 197; Santiago de Cuba, 195, y los más controlados, los Leñadores tuneros, 179. De todas esas bases 150 han sido intencionales. Demasiadas.

Valdría la pena preguntarse las causas de tanto divorcio con la zona de strike. Son muchas, entre las cuales se pueden enumerar los errores en la mecánica, lanzar siempre en el medio de la tabla sin utilizar las esquinas, la falta de concentración de la atención, la constante distracción quitándole la vista a la mascota del receptor.

Soy de la opinión de que este problema puede erradicarse, pero hace falta mucho esfuerzo en el trabajo de preparación por parte de nuestros lanzadores. Solo así mejorarán números como los del Premier 12, en Sudcorea.