En la Liga canadiense-americana, según las estadísticas de la televisión cubana, los antillanos produjeron un discreto 257 de average (126 en 490), pegaron 36 extrabases (15 dobles, un triple y diez jonrones) y registraron 58 carreras, menos de cuatro por choque. Acumuló el elenco 102 ponches en 15 desafíos y destacó por la efectividad en el robo de bases, pues en 19 intentos, consiguió 16, para un altísimo 84 %. En el pitcheo, en 127,2 entradas aceptó 128 imparables, a uno por inning; logró ponchar a 121 adversarios, con 67 boletos, casi a cinco por desafío y tuvo un promedio de carreras limpias por juegos (PCL) de 3,18 y un WHIP más discreto de 1,53.
El balance con el madero en el tope con USA-Baseball, a partir de nuestra compilación, fue inferior. En cinco duelos el average fue de 224 (35 en 156), únicamente cuatro batazos de más de una base (tres dobles y un cuadrangular), 11 anotaciones y lo más llamativo es que pisaron el home en solo siete capítulos de los 45 que jugaron a la ofensiva. Por los lanzadores, el PCL resultó muy deficiente, 6,43, lo cual evidenció el castigo recibido de 55 jits en 164 veces al bate, que arrojó un exagerado bateo rival de 335. El total de retirados por la vía de los strikes fue de 35 y las bases por bolas sumaron 18.
Sin ser tan encumbrada como otras, la Liga Can-am es no solo rigurosa por la calidad de varios peloteros que participan en ella, sino por el estricto calendario que obliga a jugar diariamente, sin descanso. Mientras que USA-Baseball siempre supone un reto, porque, aunque sus jugadores no rebasan los 22 años, cualquiera de ellos, por la amplia infraestructura que soporta a esa entidad, tiene jugado más de 400 desafíos. No pocos de los peloteros que vemos ante nuestras selecciones van a parar a la selecta MLB estadounidense. Tras la experiencia de haber vivido los últimos siete enfrentamientos de este tipo, me atrevo a afirmar que el de este 2019 es el mejor equipo al que nos hemos medido desde el 2012.
En el Estado de Carolina del Norte, los dirigidos por Rey Vicente Anglada encontraron a una plantilla con bateadores de mucha solvencia en el home, con excelente velocidad de swing y certero juicio para discriminar lanzamientos; vieron lanzadores de excepcional control y velocidades entre 96 y 98 millas por horas, cualidades que demandan un extra a los contrarios. Por eso creo que el objetivo de medirse en un nivel superior al de los Panamericanos, con el peso además de la fase final de preparación, fue cumplido, aun cuando a solo 22 días del inicio de la cita de Lima los principales indicadores de juego debieron mostrar mejor cara.
Considero pendiente, por lo visto en estos choques, la disposición competitiva. A nuestra pelota le falta la sazón que siempre la ha distinguido, le falta el espíritu de los jugadores Anglada, Víctor Mesa, Luis Ulacia, José Estrada…, que actúan como bujía de los grandes
sluggers.
Una lección de estos 20 encuentros preparatorios es que si bien la lid continental está por debajo de ellos, en el Premier 12, en noviembre, con la exigencia de buscar el boleto olímpico, el nivel sería similar y hasta un poco superior al que acabamos de ver.