Tercera base del equipo Cuba a finales de la década de los 70 y principios de los 80, participó en nueve campeonatos escolares y dos juveniles antes de debutar en series nacionales el 6 de enero de 1974 en el habanero estadio Latinoamericano.

Trayectoria...
Es el cubano con mejor frecuencia de jonrones por veces al bate en eventos internacionales oficiales con 7,35, superior a las de Orestes Kindelán (7,84) y Luis Giraldo Casanova (7,58).

En la actualidad...
Es asistente del equipo de Matanzas, con el que se ubicó tercero en la serie 51. Fue coach de bateo del equipo Cuba al III Clásico Mundial.
 
Esta leyenda viva que responde al nombre de Pedro José Rodríguez siente cerca su adiós definitivo al béisbol.

Tercera base del equipo Cuba a finales de la década de los 70 y principios de los 80, participó en nueve campeonatos escolares y dos juveniles antes de debutar en series nacionales el 6 de enero de 1974 en el habanero estadio Latinoamericano.

Se estrenó con ponche frente al estelar lanzador zurdo de Industriales Santiago “Changa” Mederos, pero una semana después largó el primero de los 286 cuadrangulares que daría en su carrera en el patio. Ese, vistiendo la franela del equipo Azucareros frente al camagüeyano Alfredo Roque.

¿Es cierto que tu padre jugó pelota profesional?

Sí, en Cienfuegos y en el exterior. A él le debo mi nombre, pero lo de la pelota venía de atrás. Mi abuelo paterno, Eduardo, fue promotor de los equipos Ómnibus Méndez, Casa Peña y La Gibara. Él me crió y regaló mi primer bate a los dos años.

¿Cómo te iniciaste?

En los placeres de los barrios de Buena Vista y La Barrera, en el propio Cienfuegos. Después pasé a la EIDE y seguí la llamada pirámide.

¿Quién te denominó Señor Jonrón?

El narrador deportivo “Bobby” Salamanca, quien me presentaba de esa manera en las transmisiones de Radio Rebelde. Lo supe un día que conecté un cuadrangular en el estadio Latinoamericano y el público comenzó a decirme así cuando llegaba al home.

¿De los 286 cuadrangulares que diste en clásicos nacionales recuerdas algunos con mayor emoción?

Hay varios que los tengo en memoria, pero claro que algunos tienen mayor significado, como el que le di a Rogelio García para definir la cuarta Selectiva. Fue en el quinto juego. Estaba empatado a dos en el noveno y había un out. Rogelio estaba que “cortaba” con Pinar del Río. Pero le pude dar el campeonato a Las Villas.

Inauguraste el Cinco de Septiembre con jonrón…

Sí, fui el primer bateador en llevarme las cercas allí. Fue el 9 de marzo de 1977.

¿Y en el exterior?

No olvido el que le pegué a Hideo Furuya, en Tokio. Era la primera vez que iba un equipo Cuba a Japón y Furuya era un lanzador “submarino” de los mejores que he visto. Nos hicimos amigos después, cuando fui allá de ayuda técnica. También el del mundial del 78 en Italia. Perdíamos 1-3 con Estados Unidos y le boté la bola a Tim Leary para empatar.

Aquí, en el Latino, en la cuarta Copa Intercontinental, le saqué una pelota al zurdo Ken Dayley que también sirvió para empatar a tres.

¿A cuáles jonroneros de tu época desafiabas?

Por el liderazgo nos “fajábamos” todos. Imagínate, estaban Luis Giraldo Casanova y Lourdes Gourriel, pero con el que más guerreaba era con mi hermano Antonio Muñoz. Éramos del mismo equipo, así que eso nos favorecía, pues llevábamos bien la cuenta y siempre estábamos en competencia. Él tenía una fuerza tremenda. Después vinieron otros que hicieron historia, como Orestes Kindelán.

De los de hoy, ¿cuál se parece a “Cheito” Rodríguez?

Por como hace el swing, José Dariel Abreu, pero todo sluguer tiene algo muy suyo. De los más jóvenes me gusta como batea Yasmani Tomás. Rompe las muñecas con tremenda naturalidad.

Y entre los lanzadores, ¿a cuál se te hacía difícil darle jonrones?

A casi todos los que enfrenté le di al menos uno, y a varios buenos de verdad más de uno. Realmente salía a batear con fuerza, no importaba el que estuviera en el box.

Dicen que te pegaban muchos bolazos para separarte del cajón de bateo.

Y cuando venía nuevamente al bate o nos enfrentábamos en otro juego trataba de responderle con un jonrón. No me metían miedo los bolazos. Ese es el juego de pelota.

Interviniste en 11 selectivas y 15 series nacionales. ¿Cómo fueron las tres últimas?

Ya no era el mismo. Regresé después que me sancionaron y eso influyó mucho en mi rendimiento posterior, por el tiempo en que dejé de entrenar, entre otras cosas.

¿Cómo pudiste enfrentar ese período?

La familia y unos pocos amigos me ayudaron. Mi esposa y mis hijos fueron puntales.

¿Qué siguió al retiro?

Trabajar en mi provincia, dirigí a Cienfuegos en las series 2000-2001 y 2001-2002, y en el exterior. Estuve en Japón en 1994 y cumplí misión deportiva en Venezuela en el programa Barrio Adentro, una experiencia inolvidable, entre enero del 2004 y diciembre del 2005.

Nunca fuiste sustituido por bateador emergente y tampoco te expulsaron de juego alguno…

Cuando practicas cualquier deporte debes estar siempre al cien, o sea en perfectas condiciones físicas, y para que no te boten de un juego o una competencia solo debes seguir las reglas. La falsa guapería esa que ves hoy no lleva a ganar partidos. En la pelota lo que gana son los buenos lanzamientos, las atrapadas y los batazos para hacer carreras. Eso es lo que quieren los espectadores.

¿Cómo llegas a trabajar de coach con Matanzas?

Venía de asistir a Víctor Mesa en México. Allí estuvimos con tres equipos distintos y de regreso me pidió hacerlo con Matanzas, y logramos el tercer lugar en la serie pasada. Pienso que en esta, incluso con un sistema de competencia distinto, podemos superar ese puesto. Víctor sabe sacarle a los jugadores.

También estuviste como entrenador de bateo en el III Clásico.

Otra experiencia única. Pudimos avanzar más, pero nos quedamos a cuatro outs de San Francisco, sede de la ronda semifinal y final. Esos muchachos jugaron con tremendas ganas. Merecieron más. Sin embargo nos ganó Holanda, con jugadores hechos y de calidad, a los que les podemos vencer. Tengo esa certeza.

Entonces ¿por qué hablas de retiro?

Pesan los años (tiene 62) y estoy lejos de la casa. Cuando joven lo asimilaba, pero hoy es difícil.

Fuiste el Jugador Más Valioso en 1979-90 y después tu hijo de igual nombre resultó novato en la campaña 2000-01. ¿El otro, Roberto, también jugó? ¿Qué pasó con Pedro José júnior?

Sí, ambos incursionaron en el béisbol, pero el que más sobresalió es el que lleva mi nombre, que hoy trabaja como almacenero en una empresa en Cienfuegos. Le pasó como a otros, que perdieron el interés por el deporte. La vida del atleta en general es muy difícil, más cuando de él depende una familia.

Otros momentos gratos vinculados al béisbol...

El primer juego contra los veteranos de Venezuela, en que estuvieron el Comandante en Jefe Fidel Castro y el presidente de Venezuela Hugo Chávez. También cuando fui a Estados Unidos en la delegación para el segundo partido de Cuba frente a los Orioles de Baltimore, en 1999.

¿Cómo te gustaría te recuerden los seguidores del deporte nacional?

Como me bautizó Salamanca, como el Señor Jonrón. Porque mis cuadrangulares fueron para ellos, para los aficionados de ayer, los de hoy, que son bien exigentes, y los de mañana. Que me recuerden así, como el Señor Jonrón.