El béisbol llenó este semana su propia página de la reconciliación de Cuba y Estados Unidos: En una sala atestada de cámaras y grabadoras del emblemático Hotel Nacional, y ante la presencia de dirigentes deportivos cubanos, cuatro beisbolistas isleños que juegan en Estados Unidos fueron recibidos con aplausos por el público.
Sonrientes, fueron tomando su lugar José Abreu (Medias Blancas), Yasiel Puig (Dodgers), Alexei Ramírez (agente libre) y Brayan Peña (Cardenales de San Luis), así como Jonh Jay, nacido en Miami, Florida, pero con raíces en la isla.
Puig, se emocionó sin reservas. “Me siento muy feliz de estar en Cuba, y que me hayan dado la oportunidad de volver a mi país”, dijo el jardinero de 25 años.
“Todos aquellos cubanos que están fuera del país siempre están dispuestos a jugar por nuestra patria”, agregó.
Ramírez, quien abandonó Cuba de forma legal en 2007, tampoco ahorró sonrisas. “Estoy muy contento de que esto haya sucedido. !Estoy muy feliz! y esperamos que pasen cosas buenas” de aquí en adelante.
En el patio del hotel, alegres y conversadores, familiares aguardaban por el reencuentro.
Abreu, quien firmó un contrato de seis años por 68 millones de dólares con los Medias Blancas, dejó en Cuba a un hijo de cinco años a quien no había podido ver en este tiempo.
Los cubanos llegaron a la isla acompañados de figuras como el venezolano Miguel Cabrera, el dominicano Nelson Cruz y el estadounidense Clayton Kershaw.
Para el béisbol y los aficionados cubanos esta gira, lejos del morbo político, representa un reencuentro con jugadores que alcanzaron el esplendor fuera de su tierra. Visitantes del hotel, sorprendidos, se tomaron fotos con ellos.
Sonrientes, fueron tomando su lugar José Abreu (Medias Blancas), Yasiel Puig (Dodgers), Alexei Ramírez (agente libre) y Brayan Peña (Cardenales de San Luis), así como Jonh Jay, nacido en Miami, Florida, pero con raíces en la isla.
Puig, se emocionó sin reservas. “Me siento muy feliz de estar en Cuba, y que me hayan dado la oportunidad de volver a mi país”, dijo el jardinero de 25 años.
“Todos aquellos cubanos que están fuera del país siempre están dispuestos a jugar por nuestra patria”, agregó.
Ramírez, quien abandonó Cuba de forma legal en 2007, tampoco ahorró sonrisas. “Estoy muy contento de que esto haya sucedido. !Estoy muy feliz! y esperamos que pasen cosas buenas” de aquí en adelante.
En el patio del hotel, alegres y conversadores, familiares aguardaban por el reencuentro.
Abreu, quien firmó un contrato de seis años por 68 millones de dólares con los Medias Blancas, dejó en Cuba a un hijo de cinco años a quien no había podido ver en este tiempo.
Los cubanos llegaron a la isla acompañados de figuras como el venezolano Miguel Cabrera, el dominicano Nelson Cruz y el estadounidense Clayton Kershaw.
Para el béisbol y los aficionados cubanos esta gira, lejos del morbo político, representa un reencuentro con jugadores que alcanzaron el esplendor fuera de su tierra. Visitantes del hotel, sorprendidos, se tomaron fotos con ellos.