Para los aficionados al béisbol cubano en las últimas cinco décadas, el nombre de Miguel Cuevas Piedra, es una referencia casi obligada, por la disciplina, constancia y amor que este hombre puso al deporte.
En 1961 en Cuba se erradicó béisbol rentado, y con ello desaparecieron también los equipos y aquellos peloteros a los cuales los aficionados amaban con toda pasión.
Una generación de jugadores surgidos de las capas más humildes de la nación serían los encargados de sustituirlos mucho de ellos, habían dedicado tiempo más que suficiente a la bola y los strikes en campeonatos o ligas en el interior de la Isla.
Uno de ello fue Sol Miguel Cuevas Piedra quien nació el 24 de febrero de 1935, en una finca llamada El Carrión, pero ya de niño, se trasladó con sus familiares a otras zonas de la provincia de Camagüey.
Cuenta él que desde pequeño le gustó practicar el deporte y hasta pensó que podía ser boxeador o jugar baloncesto, sin embargo el béisbol lo marcó para siempre.
La famosa Liga de Pedro Betancourt, en la provincia de Matanzas, en el Occidente de Cuba, o la Popular, que se efectuaba en el Oriente del país, lo vieron crecer y destacarse como atleta hasta que llega el 1ro., de enero de 1959, fecha de cambios para la nación.
Ya en 1961 participó en el Campeonato convocado por la entonces Dirección General de Deporte. Su actuación allí le permitió integrar la preselección cubana al Campeonato Mundial de Costa Rica, al que asistió definitivamente como invitado en la gloriosa delegación que conquistó el título, en los mismos momentos en que los milicianos y el pueblo respondía al ataque mercenario por Playa Girón.
El 14 de enero de 1962 se realizó la apertura de las Series Nacionales de Béisbol. A esta competencia Miguel Cueva le dedicó 13 años de su vida, e intervino en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Juan, Puerto Rico, en 1966, y los Panamericanos de Brasil, en 1963; y Winnipeg, Canadá, en 1967.
Como atleta se distinguió por su inteligencia natural y aunque mucho lo asociaban como jonronero; él reconoce que disfrutaba más impulsando carreras, que son con las que se ganan en definitiva los desafíos.
En su trayectoria como pelotero no alcanzó a ganar ninguna Serie para su provincia. La única vez que obtuvo un campeonato fue como integrante de la selección Orientales en la VI temporada disputada en 1966, donde a pesar de su bajo averaje ofensivo fue el máximo impulsador de carreras del torneo.
¿Y por qué Don Miguel?
El parecido sonoro de su primer nombre Sol, motivó la confusión y el otorgamiento del título de “Don”, que en realidad -con toda justeza-, Miguel Cuevas merece, por su caballerosidad, disciplina; el respeto con que siempre ha vivido y el cariño que ha profesado a sus semejantes.
Después de su retiro como atleta activo dedico muchos años al trabajo con niños, a la propia Comisión Provincial de Béisbol en Camagüey, a la labor con los integrantes de los equipos de pelota de la Asociación Nacional de Sordos e Hicopacúsicos y a la colaboración internacional en la hermana República Bolivariana de Venezuela de la cual regresó orgulloso por ver que las enseñanzas de Bolívar y Martí encontraban terreno fértil, y un hacedor de maravillas en el presidente Hugo Chávez.
Cuevas sigue aquí en su tierra, agradecido por el cariño que le depara el pueblo, el cual él supo ganar en cada instante de su vida atlética, guardan como reliquia el diploma que le entrego personalmente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, 38 años y el mismo bate con el cual se despidió en una memorable noche en el estadio “Cándido González Morales” de la ciudad de Camagüey ante un equipo nacional de Japón.
En 1961 en Cuba se erradicó béisbol rentado, y con ello desaparecieron también los equipos y aquellos peloteros a los cuales los aficionados amaban con toda pasión.
Una generación de jugadores surgidos de las capas más humildes de la nación serían los encargados de sustituirlos mucho de ellos, habían dedicado tiempo más que suficiente a la bola y los strikes en campeonatos o ligas en el interior de la Isla.
Uno de ello fue Sol Miguel Cuevas Piedra quien nació el 24 de febrero de 1935, en una finca llamada El Carrión, pero ya de niño, se trasladó con sus familiares a otras zonas de la provincia de Camagüey.
Cuenta él que desde pequeño le gustó practicar el deporte y hasta pensó que podía ser boxeador o jugar baloncesto, sin embargo el béisbol lo marcó para siempre.
La famosa Liga de Pedro Betancourt, en la provincia de Matanzas, en el Occidente de Cuba, o la Popular, que se efectuaba en el Oriente del país, lo vieron crecer y destacarse como atleta hasta que llega el 1ro., de enero de 1959, fecha de cambios para la nación.
Ya en 1961 participó en el Campeonato convocado por la entonces Dirección General de Deporte. Su actuación allí le permitió integrar la preselección cubana al Campeonato Mundial de Costa Rica, al que asistió definitivamente como invitado en la gloriosa delegación que conquistó el título, en los mismos momentos en que los milicianos y el pueblo respondía al ataque mercenario por Playa Girón.
El 14 de enero de 1962 se realizó la apertura de las Series Nacionales de Béisbol. A esta competencia Miguel Cueva le dedicó 13 años de su vida, e intervino en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Juan, Puerto Rico, en 1966, y los Panamericanos de Brasil, en 1963; y Winnipeg, Canadá, en 1967.
Como atleta se distinguió por su inteligencia natural y aunque mucho lo asociaban como jonronero; él reconoce que disfrutaba más impulsando carreras, que son con las que se ganan en definitiva los desafíos.
En su trayectoria como pelotero no alcanzó a ganar ninguna Serie para su provincia. La única vez que obtuvo un campeonato fue como integrante de la selección Orientales en la VI temporada disputada en 1966, donde a pesar de su bajo averaje ofensivo fue el máximo impulsador de carreras del torneo.
¿Y por qué Don Miguel?
El parecido sonoro de su primer nombre Sol, motivó la confusión y el otorgamiento del título de “Don”, que en realidad -con toda justeza-, Miguel Cuevas merece, por su caballerosidad, disciplina; el respeto con que siempre ha vivido y el cariño que ha profesado a sus semejantes.
Después de su retiro como atleta activo dedico muchos años al trabajo con niños, a la propia Comisión Provincial de Béisbol en Camagüey, a la labor con los integrantes de los equipos de pelota de la Asociación Nacional de Sordos e Hicopacúsicos y a la colaboración internacional en la hermana República Bolivariana de Venezuela de la cual regresó orgulloso por ver que las enseñanzas de Bolívar y Martí encontraban terreno fértil, y un hacedor de maravillas en el presidente Hugo Chávez.
Cuevas sigue aquí en su tierra, agradecido por el cariño que le depara el pueblo, el cual él supo ganar en cada instante de su vida atlética, guardan como reliquia el diploma que le entrego personalmente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, 38 años y el mismo bate con el cual se despidió en una memorable noche en el estadio “Cándido González Morales” de la ciudad de Camagüey ante un equipo nacional de Japón.