A horas de discutir esta, su gran tesis, Mario Zulueta Acea repasa los últimos apuntes, tras seis meses de las primeras notas al calor de su designación oficial como mánager de los Gallos.

Sobre el terreno cientos de hojas blancas y miles de hipótesis. En power point, proyectos que esperan por la validación de un jurado exigente. Como coautor, un equipo con ansias, promesas y retos para la 55 Serie Nacional de Béisbol. Escambray tantea respuestas, antes de que los saludos de rigor anuncien la defensa del trabajo.

“Nos proyectamos formar una familia y salió, hay que destacar la actitud de todos, siempre pensando que el equipo puede dar un poco más, no solo en rendimiento, sino en ánimo y alegría”.

¿Cómo trabajaron técnica y tácticamente?

Primero chequeamos el banco de problemas de otros años y nos planteamos renovar muchas concepciones dentro del equipo, individualizar el entrenamiento, buscando la dificultad y también la solución, con un trabajo de mesa constante, sin horas.

¿Qué concepciones renovaron?

Es ver cómo un equipo se ha fortalecido y evolucionado, de que se reconocieran y se vieran con posibilidades, eso revolucionó por completo el trabajo.

En la integración habló de planificar equis cantidad de bases robadas, de toques…

En cada juego hay que utilizar una estrategia acorde con el momento, unos no son buenos corredores por la edad, otros son más jóvenes y corren mejor, otros tienen fuerza y son rápidos. Cuando se planifica hay que proyectar metas, proponemos 15 robos y quizás los hacemos en tres días, pero cuatro bases robadas el año pasado es muy poco. Nos vamos a equivocar, pero tendremos el valor de decir: vamos a construir de nuevo el trabajo.
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“A los muchachos les inculcamos mentalidad ganadora”, afirma Zulueta. (Foto: Vicente Brito / Escambray)

Lo de unidad y familia ha sido una constante en la retórica discursiva de todos los mánagers. ¿Qué diferencia en este sentido existe en su propuesta?

Tenemos nuestros códigos, hablo mucho con mis atletas, hemos logrado muchas cosas, hemos hecho más de cinco reuniones con sus familias, los visitamos y nos preocupamos en ver en qué los podemos ayudar, pero también ellos nos llaman y muestran interés.

¿Cómo pueden influir en ellos sus tácticas medioambientalistas?

El béisbol no lo vemos solo dentro de un terreno, al nuevo atleta hay que formarlo multilateralmente, que conozca de todo, en el medio ambiente uno se relaciona mejor, las palabras fluyen con mayor naturalidad; en Caguanes, por ejemplo, los que no hablan hablaron y se creó un ambiente bonito, en familia.

¿Qué aportó el trabajo en la playa, la piscina y los topes?

La piscina ayuda a la recuperación de los lanzadores, incluso los muchachos la piden y la playa ayuda a fortalecer el tren inferior. También quisimos salir del marco, si algo cansa psicológicamente es el terreno y decidimos socializarnos. En los topes nos proyectamos por la versatilidad de los atletas, por buscar estrategias de juego, pensar una rotación. En defensa pretendemos concretar mejores combinaciones y en el bateo, hombres que se ajusten a un colectivo donde debe haber emergentes derechos, zurdos, alguien para correr, en fin, no tanto que bateen 400 o 500.

La ecuación ciencia-terreno no cuajó bien hace un tiempo, ¿qué le hace pensar que funcionará ahora?

Me gusta la ciencia porque nos tributa conocimiento, hay que adaptarse a lo nuevo que surge, pero siempre digo: dénme las cosas en un papel y luego las organizo. Tengo entrenadores buenos en la computadora y otros lo son en el terreno, aplicamos ciencia y al final la vida dirá si fue bueno o no.

¿Cómo advertir cuándo la ciencia decide una jugada, un juego?

Hay cosas que se aplican y cuando el público no conoce puede hablar cosas dispares del resultado, pero sabe aquilatar cuándo hay un trabajo serio, no sabe cuántos papeles de equipos, de alineaciones nos han pasado y eso es bueno porque no tenemos una varita mágica, pero a los muchachos les inculcamos mentalidad ganadora.

La final del Sub-23 retomó viejos fantasmas.

Estoy muy contento, el segundo lugar dice de un equipo que jugó con buenas estrategias, hay que valorar las medallas, ellos no tienen nada que ver con quienes han tenido otros resultados, es como dice el delegado: esa es la nueva era de los Gallos.

Pero terminaron perdiendo igual que los mayores.

Cuando lo vemos de forma plana, nos perdemos; todo no puede ser en blanco y negro, ver a ese público delirando como hacía tiempo no pasaba es síntoma de que empiezan a ver el trabajo. Puede que existan similitudes, pero hay que discernir entre cosas que pasan y otras que se han logrado. Estos muchachos han sido ganadores en sus categorías; no obstante, sabemos que faltan cosas y estamos trabajando en ello.

¿Qué le preocupa a punto de iniciar la Serie?

La disposición que pueda tener el equipo en momentos difíciles, eso nos preocupa a todos. Exigimos demasiado a los atletas, hay que seguir capacitándose, intercambiando, hay un trabajo diseñado para resolver problemas, sobre la base de no buscar culpables, porque culpables somos todos, cada cual tiene que hacer su papel.

Hablando de culpables, ¿sancionaron a Alberto Rodríguez por el error?

Medimos varios parámetros desde la Serie Provincial, la cuadrangular y los topes. Chequeamos todo el proceso que incluye disciplina táctica, rendimiento, actitud…, por tanto teníamos elementos para decidir e hicimos la mejor selección posible y realmente uno o dos atletas no definen el equipo. Alberto es un muchacho joven, de la Academia y como todos tiene que superarse, no es una sanción porque somos educadores. Suárez bateó 208, lo valoramos por sus potencialidades, pero nos decidimos por Lázaro Valdés porque también juega primera y ese cuarto receptor lo concebimos como emergente, además de que tuvo buen entrenamiento, fue equipo Cuba 15-16, ha transitado por la pirámide y consideramos que se ganó su puesto.

Y la ausencia de Ismel es preocupante.

Es nuestro primer pitcher y vamos a sentir su ausencia; aunque será momentánea, los muchachos tienen que suplir las victorias que él nos pudiera dar. También empezaremos sin Cepeda, pero vemos las ausencias como una posibilidad de que otros se superen y asuman su papel.

¿Cree que el equilibrio entre los equipos en la serie los ayude a clasificar?

“Si el año pasado se cogió noveno, para mejorar tienes que alcanzar, al menos, el octavo. La ausencia de peloteros de renombre nivela la competencia, pero cuando se entrena y se prepara a un equipo, aunque sea más débil en el papel, puede obtener victorias. Es difícil alcanzar resultados de un año para otro, el discurso de la prensa pudiera cambiar porque son muchachos nuevos que necesitan apoyo.

“Hacer lo que se dice”. ¿Cómo valora esa frase?

Como un reto, me gusta conversar, pero buscamos ser objetivos, realistas y no prometer lo que no tenemos, buscamos decir las cosas como son, de una forma constructiva, no me gusta gritar, gesticular, aunque quizás un día me lo veas hacer. Los muchachos me han dicho que quieren ver cómo será mi comportamiento, si va a ser tan calmado cuando se pierda.

Cuando más calmado se debe estar es cuando haya un problema. No obstante, dentro del juego, como a uno le corre sangre por las venas, sales a discutir alguna jugada. Es como la prueba, uno estudia y estudia, pero esa es la que te mide, aunque nada es comparable con la realidad, mucho menos dentro de un estadio.