Una vez más, la lluvia hizo de las suyas. Nos dejó —no podía ser de otra manera— con la boca hecha agua esperando por el segundo duelo entre yumurinos y espirituanos, protagonistas de una de las semifinales de la presente Serie Nacional.

Dicen que a la tercera va la vencida, y tal vez para ayudar a esta sentencia popular las autoridades del béisbol cubano han reprogramado el duelo de marras para hoy, pero a partir de las 4:00 p.m. en la misma orilla del Yayabo.

Queda esperar por que la benevolencia de la Madre Naturaleza se haga presente, y nos permita conocer los finalistas antes de que concluya el presente curso escolar. Puede sonar a broma, pero lo cierto es que los pronósticos no parecen muy favorables.

De cualquier forma, no han trascendido noticias sobre algún cambio de planes en los puentes de mando. Así, debe seguir siendo el jovencito y refuerzo camagüeyano Norge Luis Ruiz el «Gallo» elegido por Yovani Aragón para pelear con el también importado guantanamero Frank Navarro, ahora «disfrazado» de Cocodrilo.

Y ya que las repetidas precipitaciones han detenido momentáneamente las emociones, aprovecharemos el impasse para comentar un poco sobre lo que, a nuestro entender, pudieran ser elegidos como los mejores defensivos en cada posición. Dicho en palabras más vistosas, los Guantes de Oro de la 52 Serie Nacional de béisbol.

Ya usted habrá advertido que uso el plural, y nada tiene que ver con la modestia. Todo se debe a que el análisis hecho ha sido de conjunto con nuestro estadístico Benigno Daquinta, quien tiene a bien suministrarnos sus abarcadores numeritos y contagiarnos sus inquietudes.

Ambos hemos llegado a la conclusión de que ha sido esta una campaña sumamente difícil para compilar actuaciones y valorarlas en su justa medida. Y todo por la novedosa estructura y sus constantes ajustes sobre la marcha, esos que han potenciado muchas más «permutas» que las inicialmente programadas.

Cada posición ha suscitado su particular análisis. Como notable ejemplo está el inicialista granmense Yordanis Samón, quien en el elenco de la Isla de la Juventud —su equipo de acogida durante la segunda mitad de la temporada— se desempeñó netamente como jardinero. Y no es el único caso.

Comoquiera que se mire, este es solo un criterio entre tantos, y tal vez esté muy alejado del suyo, o de los que poseen el resto de los colegas especializados en nuestro pasatiempo nacional. Sin embargo, todos son respetables.

En lo que sí nadie podrá discrepar es en la urgente necesidad de que hoy se despejen los cielos sobre Santa Clara —donde Cienfuegos y Villa Clara vuelven a cruzar armas— y Sancti Spíritus, que desaparezca esta maldita humedad y que se juegue el buen béisbol que todos esperamos.

Ojalá se cumpla eso de que siempre, después de la tormenta, sale el sol.