Con los leones de Industriales a la cabeza por su barrida frente a los cachorros de Holguín en el último duelo del programa clasificatorio, los ocho equipos que discutirán la corona ya tienen la escena lista para protagonizar el tramo final de la temporada 53 de la pelota cubana, cuando el pueblo de la isla se apresta a celebrar con la llegada del Año Nuevo el aniversario 55 del triunfo de la Revolución.

Los leones de la capital aprovecharon muy bien su condición de anfitriones para amargarle la vida completamente a los cachorros de Holguín que, a pesar de estar en un buen momento, no pudieron cerrar como hubieran querido y, aunque lograron su clasificación sin dificultades, bajaron hasta el sexto peldaño de la tabla de posiciones.

Lo más interesante de los últimos compromisos fueron los pleitos en que se vieron envueltos la aplanadora de Santiago, los tigres de Ciego de Ávila y los cazadores de Artemisa, porque aspiraban a dos boletos, por lo que irremediablemente, uno debía decir adiós a la contienda hasta la edición invernal de 2014, con los avileños en peores condiciones, debido a que perdieron los enfrentamientos particulares con santiagueros y artemiseños.

Santiago logró el objetivo de imponerse ante Matanzas 2-1 y lo mismo hizo Artemisa sobre Granma, lo que obligaba a Ciego de Ávila a barrer a Mayabeque para poder montarse en el tren, pero los huracanes le arrancaron una victoria y por mucho que rugieron, los tigres debieron meterse en su cueva y dejar el campo libre a la Aplanadora y los Cazadores, golpe fuerte para el colectivo de Róger Machado, que se había coronado en la serie 51 y estuvo dando guerra hasta última hora en la contienda pasada.

Las mayores palmas, en mi opinión, para el aguerrido equipo de Artemisa que, en su tercera participación en series nacionales, luego de convertirse en provincia y tras ubicarse en el fondo de la tabla en la edición anterior, supo conjugar el accionar de noveles y experimentados jugadores, bajo la dirección de un mentor debutante, Danny Valdespino, para dar la mayor sorpresa que, desde el punto de vista colectivo, recuerde la pelota revolucionaria en Cuba.

Apoyándose en un gran pìtcheo, encabezado por los estelares Jónder Martínez, Miguel Lahera y Yulieski González y el también experimentado José Ángel García, el mejor cerrador del béisbol cubano actual, el colectivo técnico fue capaz de maniobrar para utilizar a sus figuras jóvenes en los momentos de mayor rendimiento, lo cual determinó que una débil ofensiva logró hacer las carreras necesarias y sumar ocho éxitos más que en la campaña 2012-2013. Me inclino ante los Cazadores.

El otro gran protagonista fue el equipo piratas de la Isla de la Juventud. La tropa de Armando Johnson, el más veterano de los mánagers de la pelota cubana actual, no estaba entre los favoritos de la mayoría para clasificar a la etapa final debido, fundamentalmente, a la falta de algunas figuras vitales, pero otra vez se rió de los escépticos, volverá a ser una piedra en el zapato de aquellos que gozan de la preferencia de la mayoría y que, una vez más, deberán concretar, en la práctica, toda la capacidad teórica que les atribuyen los especialistas.

El reconocimiento a la estabilidad en el rendimiento de equipos como Industriales, cuyo pitcheo joven es el responsable de que esté otra vez en la lucha por el título; Matanzas, hábilmente manejado por Víctor Mesa, quien sabe sacarle el extra a cada jugador; Villa Clara, con altibajos peligrosos hasta la mitad del segundo tercio, pero sacando el extra de los grandes, cuando la nave amenazaba con irse a pìque y Pinar del Río, distinto en el terreno pese a contar prácticamente con los mismos hombres, pero unidos, una vez más, a la sapiencia y el carisma de un timonel que, como Alfonso Urquiola, regresó para hacer valer su estirpe de ganador, demostrada con creces.

Y qué decir de los representantes de la antigua provincia de Oriente. Santiago y Holguín, equipos realmente modestos, tuvieron la dicha de contar con dos directores que supieron aprovechar al máximo las capacidades de sus hombres más experimentados y las combinaron con el quehacer de talentosas figuras noveles, de manera que en medio de las adversidades, salieron adelante a base de entrega, amor a la camiseta y coraje a toda prueba.

Los cachorros holguineros sacaron a relucir la garra que los llevó a conquistar su único e inolvidable título en guerra sin cuartel en aquella final histórica frente a los gallos de Sancti Spíritus en la temporada 2001-2002 y la aplanadora santiaguera, sin la fuerza extraordinaria de aquella demoledora ofensiva que la llevó a coronarse en varias oportunidades, reverdeció laureles y regresó al ruedo después de tres años sin clasificar, a pesar de que sus estelares Héctor Olivera, Luis Miguel Nava y Alexei Bell, lesionados, marcharon a media máquina.

De los que estuvieron en la campaña pasada y ahora no pudieron montarse en el tren, la mayor decepción estuvo a cargo de los gallos de Sancti Spíritus, protagonistas de una estrepitosa caída desde el primer lugar en la etapa clasificatoria hasta el último, el décimo sexto, el sótano. Las causas son varias, pero hay una que es, por lo menos desde mi punto de vista, la fundamental, la que más incidió en el triste accionar de la novena de Yovani Aragón.

Cuando por razones de la salud de su padre, el gran Lourdes, los Gourriel se trasladaron oficialmente a residir en La Habana y por decisión justa, la provincia los liberó para que jugaran con Industriales, el vacío que se produjo en el “patio de los gallos” no podría ser llenado, al menos de inmediato y la repercusión negativa en el rendimiento del equipo se iba a sentir de manera violenta. Dese el primer momento, así lo vaticiné a contrapelo de que no fueron pocos quienes se apresuraron a decir que “un golondrino no compone verano”, sin darse cuenta de que se trataba de tres.

Mi experiencia de 50 años dentro del béisbol me ha enseñado que la inmensa mayoría de los equipos, para no ser absoluto, tienen un líder, un hombre o una mujer, si es en la rama femenina, que se erige inspiración permanente, guía de sus compañeros. Es el jugador que, como ha demostrado la vida, es capaz de echarse encima su colectivo y lo conduce a la victoria. Yo creo que nadie puede ser capaz de refutar que ese era Yulieski Gourriel en la armada yayabera.

Pero, hay más. Esa aureola presente en el quehacer del segundo vástago de Lourdes Gourriel y Olga Lidya Castillo, repercutía en el primogénito, Yunieski y se extendió, en las temporada 52 al más pequeño (Lourdes Junior), una estrella en potencia, toda una esperanza de grandes logros para su provincia natal. Siempre lo alerté: Yulieski es muy grande y, por tanto, insustituible en ese equipo, en el cual sus dos hermanos también representaban mucho y constituían la columna vertebral de los Gallos para la Serie 53.

Otras cosas pudieron fallar en el accionar de la selección de Sancti Spíritus, pero si los mismos jugadores que brillaron en la contienda 52 más algunos de los talentosos debutantes que se incorporaron a la nómina, hubieran tenido junto a ellos a los hermanos Gourriel, estoy completamente seguro de que la historia fuera otra. Y digo más, la salida de los hijos del gran Lourdes, repercutirá negativamente por otras dos o tres temporadas.

Los otros dos conjuntos que se quedaron fuera esta vez, Cienfuegos y Sancti Spíritus merecen, desde mi óptica, el reconocimiento de todos por el esfuerzo realizado en medio de dificultades objetivas que los redujeron a la mínima expresión en relación con las poderosas nóminas que exhibieron en la lid pasada.

Iday Abreu, el eficiente mánager de los elefantes, debió enfrentar la pelea sin receptores, tras perder de golpe y porrazo a Osvaldo Arias y Adir Ferrán, se quedó sin el inicialista y cuarto bate, José Dariel Abreu, líder indiscutido, bujía inspiradora del equipo, sin su torpedero regular, Erisbel Arruebarrena y también salieron de la nómina por diferentes razones, los lanzadores Yasmani Ínsua, Yunier Fernández y Norberto González, este último su zurdo estrella, que hacía dupla letal con el derecho Noelvis Entenza, quien si se mantiene en la tropa de la Perla del Sur. A esta novena no se le podía pedir más y estoy en contra de quienes la califican de decepcionante, al contrario, deben batirse palmas por su actuación, la cual es digna de encomio.

Algo parecido le ocurrió a Ciego de Ávila. Luego de su brillante victoria en el torneo Challenger, de Canadá, Róger Machado decidió continuar al frente del equipo, pero debió enfrentar bajas inesperadas, algunas de ellas vitales, como la de Rusney Castillo y su pitcheo, salvo Vladimir García, Yánder Guevara y Osmar Carrero, quedó integrado por novatos que lidiarían por vez primera con un nivel de calidad muy superior al juvenil, por lo que debían adaptarse, foguearse en al menos un par de temporadas, hasta que pudieran aportar a la causa.

Mis felicitaciones también para los tigres que, es justo reconocerlo, estuvieron perseguidos por lesiones de jugadores claves como Raúl González, Yorbis Borroto, Yorelvis Charles y Yoelvis Fiss. No pudieron conseguir el boleto, pero lo lucharon hasta el último out.

Las Tunas, el equipo de mi provincia, otra vez se quedó corto y creo que la precipitada decisión, por las razones que fueran, de prescindir de los servicios del mayor jonronero en activo de la pelota cubana, Joan Carlos Pedroso y el experimentado jardinero, Yordanis Scull, debilitaron en extremo su fuerza ofensiva, esa que ha sido su principal sostén en los últimos 10 años y que hubiera ofrecido la protección necesaria a un buen pitcheo capaz de garantizar la clasificación.

Es cierto que el equipo está cuajado de jóvenes talentos y que su calidad potencial se evidenció en el rendimiento exhibido en la recta final de la contienda, en un cierre de cinco victorias en seis salidas, incluida la barrida en su visita de despedida a Cienfuegos, pero el posible aporte en la producción de carreras de Pedroso y Scull, quizás pudo significar la presencia tunera en la fase final. No son pocos los que comparten conmigo este punto de vista.

En definitiva clasificaron para la etapa decisiva, Industriales, Villa Clara, Pinar del Río y Santiago, los llamados cuatro grandes del béisbol cubano, junto a Matanzas, Isla de la Juventud y los considerados “eléctricos” de esta temporada, Holguín y Mayabeque.
Las primeras cinco posiciones en la tabla pudieran variar en algo puesto que los partidos pendientes que no se celebraron a causa de la lluvia, tendrán lugar del 4 al 7 de enero: Industriales, dos frente a Las Tunas y uno con Granma, en el estadio Latinoamericano; Villa Clara ante Matanzas, de anfitrión y de visitante contra Mayabeque y Pinar del Río.

El día 9 se escogerán los refuerzos, durante 11 y 12 serán las actividades por el Juego de Las Estrellas y el 14 comienza la fase final a dos vueltas, todos contra todos, la cual se detendrá el 25, porque el actual campeón cubano se alistará para participar en la Serie del Caribe, con sede en Isla Margarita, Venezuela. La campaña se reanudará al regreso del significativo compromiso y concluirá en abril.

Por Juan E. Batista Cruz