Las Tunas: Víctima de sus propias carencias, más que de las virtudes de sus rivales, el equipo de Las Tunas está a punto de decir adiós al sueño de avanzar por primera vez a la segunda fase de la Serie Nacional, desde que la nueva estructura convirtiera a esta etapa en un sprint de solo 45 juegos que los Leñadores no han aprendido a correr.

Luego de ceder en el compromiso ante los Alazanes de Granma, los tuneros viajan este viernes hasta la ciudad de Santiago de Cuba, un escenario poco propicio para los milagros de elencos adversarios. Sí, porque solo una remontada milagrosa puede salvar ya a los discípulos de Ermidelio Urrutia, necesitados de ganar los ocho encuentros que les restan y esperar por repetidos deslices de los cinco equipos con los que disputan el octavo puesto del Campeonato.

Puesto en perspectiva, el reto parece una misión imposible. Las Tunas arrancó el torneo con una barrida ante Camagüey, pero desde entonces no ha sido capaz de hilvanar más de tres éxitos y los rivales que esperan no son los más propicios para completar semejante hazaña. Primero, Santiago de Cuba, un grande venido a menos que se sostiene casi exclusivamente por el peso de su historia y por la presión que ejerce una plaza histórica como el estadio Guillermón Moncada. Por si fuera poco, ante unas Avispas necesitadas de victorias, los Leñadores jugarán al menos en par de ocasiones con la presencia de la televisión, un factor que tradicionalmente juega en contra de sus intereses.

Después, el menos exigente de todos, los Indios de Guantánamo, un equipo al que Las Tunas le ha ganado con relativa comodidad a lo largo de los años. Los del extremo oriental andan medio desinflados tras el largo receso de la Serie y no les va bien el "Mella", por lo que buscar tres triunfos ante ellos no suena descabellado.

Sin embargo, para finalizar quedan los compromisos aplazados frente a Pinar del Río y Ciego de Ávila, dos de los tres últimos campeones nacionales. Los pativerdes, a punto de abdicar su corona, aunque peligrosos hasta el final; y los Tigres, ya prácticamente asegurados en la próxima fase, pero fieles a una rivalidad que el paso de las décadas solo ha hecho crecer.

Los números no mienten

Si finalmente es cierto que el pitcheo y la defensa representan el 80 por ciento de las posibilidades de victoria de un equipo, entonces está muy claro el porqué de la alarmante situación que atraviesa Las Tunas en este final de temporada.

Sin ir más lejos, el partido del pasado miércoles en Campechuela fue una clara muestra de la realidad que viven hoy los Leñadores: con su primer abridor y sus dos mejores relevistas en el box; con una producción de 16 jits, entre los que se contaron cuatro jonrones; y luego de fabricar nueve carreras y estar delante por cinco anotaciones en el primer tercio y por tres iniciando el último, los discípulos de Ermidelio Urrutia no fueron capaces de llevarse la victoria ante los Alazanes de Granma.

La derrota, desde todo punto de vista costosa a estas alturas de la temporada, no solo fue a engrosar la ya abarrotada casilla de los reveses, sino que puso en el centro de los debates una verdad inobjetable: el rendimiento colectivo, el funcionamiento armónico de un equipo, le ha sido ajeno a los tuneros durante toda la temporada.

Y es que antes del juego de este jueves, Las Tunas era primero en average de bateo (301), en extrabases (83) y en slugging (406), pero se ubicaba en el puesto 11 con solo 16 victorias en 36 presentaciones.

La explicación está en el rendimiento de un pitcheo que marchaba en el escaño 13, con altísima efectividad de 4,94. Los abridores tuneros trabajaban todavía peor, para 5,31 carreras limpias por juego, un promedio mejor únicamente que el de Mayabeque (5,39); mientras que los relevistas se han mostrado más de una vez incapaces de preservar victorias.

En cuanto a la defensa, aparecían en el lugar 12, con 39 errores y promedio de 973, inferior en un punto a la media de la Serie.

Con semejantes números, la aspiración de buscar espacio entre los ocho mejores equipos de Cuba parece un sueño inalcanzable y convoca al análisis una vez más, luego de las muchas revisiones de los últimos años, en medio de este desafortunado periodo por el que atraviesa la pelota tunera.