Ya en este espacio destacamos la excelente faena que vienen desempeñando los refuerzos de posición adquiridos por el combativo equipo de la Isla de la Juventud para encarar el tramo definitorio de la presente Serie Nacional de béisbol. Pero, ¿qué sería de un ejército sin una buena retaguardia?

Lo visto este miércoles sobre el diamante del ultramarino Cristóbal Labra da fe de ello. Hasta el vuelacercas —cuarto en los últimos tres desafíos— del incorporado granmense Yordanis Samón en el quinto episodio, los visitantes villaclareños sacaban el mejor partido de un excelente duelo monticular establecido entre el «naranja» Irvin del Río y el local Luis Manuel Suárez.

Pero la tensa paridad quedó rota dos innings después, cuando la tanda baja de los anfitriones respondió a la hora buena, y frente a los envíos del relevista Yosvani Pérez. Su error fue el punto de inflexión, pues —con la inicial desocupada— obligó al estratega Ramón Moré a tirar del manual de supervivencia. La respuesta fue «bolear» intencionalmente a Luis Abel Castro para llenar las bases sin outs.

Entonces, lo menos probable pasó. Rodney Proenza y Dainer Gálvez, séptimo y octavo en el line up diseñado por el manager Armando Johnson respondieron con sendos cañonazos impulsores. Y Ángel Miguel Fernández, el último de la fila, trajo otra con elevado de sacrificio que movió a todos sus compañeros en bases. Lo mismo hizo Andy Ibáñez, para completar el racimo de cuatro anotaciones que significó un abismo insalvable para sus rivales.

Tan iluminada tarde tuvo el estratega ganador, que sustituyó a Samón por José Ramón Velázquez, y este le respondió con un doblete impulsor en su primera comparecencia al cajón de bateo. Y Proenza volvió a hacer la cruz, con su segundo imparable de la jornada, para redondear el marcador en la octava entrada.

Del resto se encargó el veloz Raicel Iglesias, que sin apuntarse el salvado, sacó con solvencia los últimos cuatro outs para apuntalar el triunfo de Suárez, quien soportó los únicos cuatro hits visitantes en casi ocho entradas de actuación.

Así, el equipo de la Isla de la Juventud se convierte, junto a sus pares de Cienfuegos y Sancti Spíritus, en uno de los de mejor arranque en el segundo segmento de la campaña. No puede ser de otra forma, pues de conjunto exhiben una ofensiva de .325, y su staff de lanzadores trabaja para menos de dos carreras limpias por juego.

Muchos —entre los que me incluyo— asumimos el buen paso de los «isleños» como una de las sorpresas que siempre emanan de nuestros clásicos beisboleros. Pero lo visto prueba que hay mucho trabajo, y del bueno, detrás de todos estos resultados.

Falta un buen trecho para tirar voladores al aire, pero ya nadie puede asombrarse de que los «Piratas» —todavía no me queda muy claro si es el sobrenombre definitivo— estén entre los animadores de la postemporada.