Por mucho que intentó o pretendió negarse, siempre existió el rumor de que en vistas de que había en Cuba ya 15 provincias y no había intención alguna de eliminar a los Metropolitanos de las Series Nacionales, era probable que el conjunto que dijera adiós a los clásicos beisboleros domésticos cubanos fuese Isla de la Juventud. Los federativos cubanos refutaron la idea de que esa posibilidad se manejara, pero para no dejar margen a dudas, los pineros se encargaron de demostrar a todos lo equivocados que estaban… ¿¡hasta ahora!?
Resulta que si miramos detenidamente, Isla de la Juventud ha hecho, desde que se puso en vigor la estructura de dos rondas con refuerzos para la segunda, lo que equipos con mucha más tradición y mayor cantidad de habitantes como Santiago de Cuba, Ciego de Ávila, Villa Clara o Granma no han podido hacer: clasificar en LAS TRES TEMPORADAS. Las mayúsculas están más que merecidas en este caso.
Ahora, tras lo que fue sin lugar a dudas la hombrada, la hazaña —que pudo haber sido más, pues terminaron segundos—, el destino de los Piratas parece querer jugarles otra mala pasada con la salida ilegal del país del (cuestionable) Novato del Año y Guante de Oro en el campo corto Alfredo Rodríguez, sumada al regreso a la capital del refuerzo Jorge Luis Barcelán, quien tiene intenciones de vestir el uniforme de Industriales. Esas son, en cuenta matemática rápida, dos bajas bastante sensibles para una selección que sigue contando —ya por un tiempo demasiado prolongado— con los aportes y el liderazgo de Michel Enríquez para avanzar.
Pensar que los Piratas podrían estar al borde de la desgracia es sin dudas un error que se repetiría replicando aquel que hizo a muchos pensar que la nave iba cuesta abajo luego de que Andy Ibáñez y Raicel Iglesias abandonaran el país.
Pero antes de asegurar que será muy difícil (porque sí será muy difícil) que Isla de la Juventud vuelva a discutir el cetro, valdría la pena preguntarnos qué ha estado sucediendo con los demás conjuntos, pues muchos de ellos han perdido a más de un jugador clave por causa del éxodo, y podemos mencionar los casos de Pinar del Río con toda la gente que abandonó el equipo antes y durante la campaña (como Lorenzo Quintana, Vladimir Gutiérrez, Julio Alfredo Martínez, Osniel Madera), o Matanzas (Lázaro Herrera, Guillermo Heredia, Dainer Moreira, José Miguel Fernández, Cionel Pérez). O sea, que la filosofía (con el permiso de Juan Padrón que lo escribió y Frank González que le puso voz) de que “¡Lo único bueno es que el enemigo está tan desguabina’o como nosotros!” saldrá al terreno la mayoría de los equipos para la venidera Serie Nacional, y la Isla no será la excepción.
Tienen los pineros un denominador común, no importa cuántos regulares tienen en la alineación o contra quien jueguen: en el Estadio Cristóbal Labra son prácticamente invencibles. Incluso, la única fórmula que encontró Ciego de Ávila para derrotarles en el Play Off final de la Serie Nacional pasada fue precisamente vencerles dos veces en su propio cuartel general. Este denominador común seguirá existiendo, al menos por la mitad de los partidos que jueguen los actuales subcampeones, pues este terreno —sumado a sus características especiales que nos hacen pensar que debería tener no menos de dos sabermétricos trabajando sobre ellas— es el más inhóspito de los estadios de Cuba, para los que vayan de visitadores.
Pero incluso en el peor de los casos podría terminarse la “suerte” de los Piratas, y podrían quedar fuera de los ocho primeros y verse obligados a ceder a sus mejores jugadores como refuerzos. En un caso como este estarían excluidos de una lista en la que solamente les acompañan Matanzas, Industriales y Pinar del Río, pues el resto de los conjuntos se ha visto obligado a ver los toros desde la barrera al menos una vez.
Para que esto suceda, sin embargo, los demás equipos se verán obligados a exorcizar sus propios demonios, que van desde tres, cuatro o más peloteros abandonando la selección hasta problemas internos que llevaron en algunos casos a la designación de nuevos mentores esperando que las historias recientes o de la temporada pasada no se repitan. Si bien no será fácil para los pineros recuperarse de estas dos pérdidas —y cualquier otra que pueda venir— tampoco lo será para los demás conjuntos superar sus problemas y sacar a los Piratas de entre los ocho primeros.
La Isla podría perfectamente fallar en el empeño de igualar o superar la actuación del pasado año, pero descartarlos de la Segunda Ronda es un ejercicio de pronóstico bastante imprudente. Aunque la tozudez no permitirá jamás que quienes pensaron en desaparecerlos del mapa lo admitan y admitan su incompetencia, la bandera pirata ondea en la Serie Nacional como para recordárselo o como para burlarse de todo y de todos, y reafirmarnos que no existen los enemigos pequeños.
Resulta que si miramos detenidamente, Isla de la Juventud ha hecho, desde que se puso en vigor la estructura de dos rondas con refuerzos para la segunda, lo que equipos con mucha más tradición y mayor cantidad de habitantes como Santiago de Cuba, Ciego de Ávila, Villa Clara o Granma no han podido hacer: clasificar en LAS TRES TEMPORADAS. Las mayúsculas están más que merecidas en este caso.
Ahora, tras lo que fue sin lugar a dudas la hombrada, la hazaña —que pudo haber sido más, pues terminaron segundos—, el destino de los Piratas parece querer jugarles otra mala pasada con la salida ilegal del país del (cuestionable) Novato del Año y Guante de Oro en el campo corto Alfredo Rodríguez, sumada al regreso a la capital del refuerzo Jorge Luis Barcelán, quien tiene intenciones de vestir el uniforme de Industriales. Esas son, en cuenta matemática rápida, dos bajas bastante sensibles para una selección que sigue contando —ya por un tiempo demasiado prolongado— con los aportes y el liderazgo de Michel Enríquez para avanzar.
Pensar que los Piratas podrían estar al borde de la desgracia es sin dudas un error que se repetiría replicando aquel que hizo a muchos pensar que la nave iba cuesta abajo luego de que Andy Ibáñez y Raicel Iglesias abandonaran el país.
Pero antes de asegurar que será muy difícil (porque sí será muy difícil) que Isla de la Juventud vuelva a discutir el cetro, valdría la pena preguntarnos qué ha estado sucediendo con los demás conjuntos, pues muchos de ellos han perdido a más de un jugador clave por causa del éxodo, y podemos mencionar los casos de Pinar del Río con toda la gente que abandonó el equipo antes y durante la campaña (como Lorenzo Quintana, Vladimir Gutiérrez, Julio Alfredo Martínez, Osniel Madera), o Matanzas (Lázaro Herrera, Guillermo Heredia, Dainer Moreira, José Miguel Fernández, Cionel Pérez). O sea, que la filosofía (con el permiso de Juan Padrón que lo escribió y Frank González que le puso voz) de que “¡Lo único bueno es que el enemigo está tan desguabina’o como nosotros!” saldrá al terreno la mayoría de los equipos para la venidera Serie Nacional, y la Isla no será la excepción.
Tienen los pineros un denominador común, no importa cuántos regulares tienen en la alineación o contra quien jueguen: en el Estadio Cristóbal Labra son prácticamente invencibles. Incluso, la única fórmula que encontró Ciego de Ávila para derrotarles en el Play Off final de la Serie Nacional pasada fue precisamente vencerles dos veces en su propio cuartel general. Este denominador común seguirá existiendo, al menos por la mitad de los partidos que jueguen los actuales subcampeones, pues este terreno —sumado a sus características especiales que nos hacen pensar que debería tener no menos de dos sabermétricos trabajando sobre ellas— es el más inhóspito de los estadios de Cuba, para los que vayan de visitadores.
Pero incluso en el peor de los casos podría terminarse la “suerte” de los Piratas, y podrían quedar fuera de los ocho primeros y verse obligados a ceder a sus mejores jugadores como refuerzos. En un caso como este estarían excluidos de una lista en la que solamente les acompañan Matanzas, Industriales y Pinar del Río, pues el resto de los conjuntos se ha visto obligado a ver los toros desde la barrera al menos una vez.
Para que esto suceda, sin embargo, los demás equipos se verán obligados a exorcizar sus propios demonios, que van desde tres, cuatro o más peloteros abandonando la selección hasta problemas internos que llevaron en algunos casos a la designación de nuevos mentores esperando que las historias recientes o de la temporada pasada no se repitan. Si bien no será fácil para los pineros recuperarse de estas dos pérdidas —y cualquier otra que pueda venir— tampoco lo será para los demás conjuntos superar sus problemas y sacar a los Piratas de entre los ocho primeros.
La Isla podría perfectamente fallar en el empeño de igualar o superar la actuación del pasado año, pero descartarlos de la Segunda Ronda es un ejercicio de pronóstico bastante imprudente. Aunque la tozudez no permitirá jamás que quienes pensaron en desaparecerlos del mapa lo admitan y admitan su incompetencia, la bandera pirata ondea en la Serie Nacional como para recordárselo o como para burlarse de todo y de todos, y reafirmarnos que no existen los enemigos pequeños.