El júbilo, por la celebración del tercer aniversario del triunfo de la Revolución, se enlazaba con la expectación por el comienzo de la I Serie Nacional en los primeros días del nuevo año 1962.

Ansiosamente los aficionados cubanos esperaban el comienzo de la Serie Nacional, al que acudirían los más sobresalientes peloteros cubanos procedentes de los más alejados rincones de nuestra geografía.

Fiesta beisbolera en La Habana.

Y llegó el esperado día. Temprano en la mañana se oía por las principales calles y avenidas de la capital habanera, el pregonar de los vendedores de los periódicos Revolución, Hoy y El Mundo, los diarios nacionales de entonces.

Una semana antes, la prensa especializada se hacía eco del inminente acontecimiento. El 9 de enero, Revolución señalaba:

Occidentales y Habana en el primer encuentro

Se están organizando interesantes festejos para que esta sea una buena tarde para nuestro béisbol y la sola presencia de nuestro Primer Ministro Comandante en Jefe Fidel Castro, en el Programa Juvenil Inaugural (Serie Regional) es algo que trae entusiasmada a nuestra afición. Habrá además de las ceremonias de rigor, interesantes sorpresas que harán las delicias de los fanáticos y podemos asegurar que nunca antes en la historia de nuestra patria, se habían preparado tales actos para un programa de inauguración.

El miércoles 10, Hoy indicaba:
“Inaugurará Fidel el Campeonato Nacional de Béisbol. Extraordinaria Expectación entre los Aficionados en todo el país”.

Solo faltan cuatro días para que se inaugure el gran torneo nacional de pelota de aficionados y el entusiasmo que existe en la fanaticada es realmente extraordinario. Esto sirve de índice para medir cuánto ha resurgido el béisbol aficionado en nuestra patria. Las graderías ya están resultando pequeñas en la mayoría de los parques del interior y el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) en este año de la planificación tiene que acometer a la carrera la amplitud de los parques.

Demás está decir que la pelota que se está jugando es digna de grandes concurrencias. Equipos bien adiestrados y con magníficos entrenadores han mejorado notablemente su juego y el torneo que se inicia el domingo promete resultar de gran colorido. La fiesta inaugural ofrecerá un espectáculo formidable con la presencia de nuestro máximo líder, doctor Fidel Castro, bateando la primera bola.

Un desfile lucido y muchas sorpresas más, harán de esta inauguración un espectáculo formidable.

El jueves 11, en el titular de la página deportiva de “Revolución”, se leía:
Interés por el béisbol.
Formidable será la inauguración del Torneo del INDER.
Habana y Occidentales jugarán en el segundo turno.

El viernes 12 este diario destacaba: “Díaz de Quesada y Águila serán los abridores”.
“Azucareros y Orientales en el primer encuentro”.

“Enorme entusiasmo ha despertado el Campeonato Nacional que se inicia el domingo. Ciento veinte atletas estelares.”

“HOY”, resaltaba por otro lado: “Tendrán que rendir mucho los estelares”.

“Desde la época de oro del béisbol aficionado en que los Marrero, los Moreno y los Consuegra llenaban los parques beisboleros, no se experimentaba en Cuba una sensación de entusiasmo por la pelota de aficionados, a través del impulso que le ha dado el INDER, entidad que ha ido recuperando a pasos agigantados el esplendor de otrora.

Ya han ido surgiendo figuras y eso es en definitiva lo que provoca la afición. El béisbol de aficionado carente de ídolos en los últimos años, iba decayendo hasta que la Revolución empezó a crear instructores y mejorar el juego de todos ellos. El estándar del juego de estos muchachos ha mejorado tanto que cuando estuvimos en Costa Rica y barrimos con todas las marcas muchos dudaron de su status de aficionados”.

Confiados los cuatro pilotos en la victoria. Fuerte ofensiva y cuerpo de lanzadores poseen los cuatro equipos.

Y en HOY: “Será muy reñido el campeonato”.
“Están nivelados los cuatro equipos para la gran justa nacional.

Próxima ya la hora de comenzar el gran clásico nacional de béisbol aficionado, es mayor el interés reinante en nuestro pueblo por el trascendental evento, esperándose sin pecar de optimista, que las amplias gradas del Parque Latinoamericano resulten pequeñas para dar albergue a la numerosa concurrencia que desde horas tempranas se volcará sobre ellas. Sabido es que del interior vendrán numerosas excursiones y la fiebre que domina a los aficionados todos, es el mejor síntoma en cuanto al grado de expectación que este gran Campeonato ha despertado en el pueblo de Cuba, eminentemente beisbolero.”

Era una mañana invernal la de ese domingo y aunque faltaban algunas horas para la apertura del torneo, miles de aficionados tomaban desde cualquier punto de la gran urbe, los ruidosos y humeantes ómnibus Generals Motors de fabricación norteamericana heredados por la Revolución, estrecho aliado de la contaminación ambiental y enemigos de las guayaberas blancas.

Los más cercanos a la barriada del Cerro, caminaban presurosos por las calles que rodean la majestuosa instalación o por las principales arterias cercanas al lugar; Montes, Infanta o Ayestarán, temiendo perder un buen acomodo. Los torniquetes resultaban pocos para dar acceso al pueblo que iba a presenciar el anunciado doble juego. A una hora del comienzo, más de veinte mil personas abarrotaban el estadio.

Los que distribuían la prensa entretanto encontraban en el Latinoamericano el mejor escenario para desprenderse de tan preciada carga informativa. Los apasionados al deporte, y éste era un buen momento para ellos, se detenían en la primera página del diario “HOY” donde se insertaba el siguiente titular:

“Será inaugurado hoy el campeonato nacional de béisbol aficionados”.
Quesada vs Santín
Amorós vs a Street.

Y en la parte central, en la página número 9, “Romperán hoy todas las marcas de entradas”.
“Gran interés ha despertado el campeonato en el pueblo”.

A los que habían arribado más temprano al estadio les parecía, que el reloj grande y redondo, negro, de esfera blanca y manecillas de color también negro, sujeto a un muro que sobresalía por encima de la cerca portátil en las profundidades del center-right, muy próximo a la pizarra, se había detenido en el tiempo. Sin embargo al fin marcó la 1 y 30 de la tarde del 14 de enero de 1962, hora de comenzar la inauguración de la I Serie Nacional.

“A los acordes de nuestro Himno Nacional, atletas de los cuatro conjuntos izaron la enseña patria, ondeando majestuosamente en el mástil del jardín central en una tarde inolvidable para nuestro béisbol aficionado.

El himno de todos los trabajadores del mundo, La Internacional siguió al nuestro a un coro de 25 mil voces que repercutía en todo el parque Latinoamericano. Los cuatro pilotos, después de ambos himnos se encaminaron hacia el home, llevando Castaño un bate, Fermín Guerra una mascota, “Natilla” Jiménez una pelota y José María un guante para que Fidel escogiera la forma de iniciar el torneo.

Aquí no podía romperse la tradición impuesta por el mismo Fidel en el inicio de la Serie Interzonas cuando le pegó un hit al estelar Alfredo Street. Fidel escogió el bate, pero después fue a la batera a cambiarlo y se encaminó hacia el home para conectar los envíos de Jorge Santín, carta estelar de los Azucareros.

Fidel conecta foul sobre el primer envío y abanicó el segundo, pero con dos strike, también demostró que en deportes sabe responder en los momentos cruciales y conectó roletazo fuerte entre primera y segunda y sobre una curva. Y el propio Santín al final del choque después de colgar nueve argollas a los potentes Orientales, declaraba que el bateador más peligroso a quien se enfrentó fue el doctor Fidel Castro.

El Primer Ministro doctor Fidel Castro, tuvo palabras iniciales para todo el pueblo de Cuba a través de los micrófonos y cámaras de CMBF Televisión Revolución, en cadena y todas las radioemisoras, sobre lo que significa para el cubano el béisbol como deporte y como espectáculo.

“Un triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”, declaró el Primer Ministro hablando sobre nuestro torneo y destacando el origen del primitivo batos, jugado por los siboneyes. Nuestros atletas, siguió diciendo dejaron de ser mercancías, para convertirse en jugadores, símbolos de nuestro deporte y netamente aficionados, defendiendo los colores regionales y provinciales a través de los torneos convocados por el INDER, nuestro máximo organismo deportivo, y que culminan hoy con el inicio de este campeonato con atletas salidos de todos los rincones de nuestra patria. Ahora sí es nacional.

Como aficionado, en mis tiempos de estudiante, había veces que tenía que oír el radio para enterarme de los resultados de los encuentros agregó, Fidel, y en estos torneos los fanáticos de la isla han podido al mismo tiempo, tener noticias del momento de los encuentros celebrados en tres provincias diferentes.

El entusiasmo del pueblo cubano por la pelota se palpa hoy aquí en este parque, que será a partir de ahora, escenario de grandes batallas entre nuestro pueblo, como una muestra más de nuestro continuo avanzar hacia planos superiores. Todos los jugadores en toda la isla, han recibido la oportunidad para llegar a este gran torneo que se inicia hoy, y con la ayuda valiosa de nuestros atletas profesionales, que han sentado su radio de operaciones en nuestros campos deportivos, el béisbol seguirá su mayor impulso y nuestros jóvenes valores, una enseñanza superior.

Señaló Fidel que cuando los yanquis se decidan a coexistir con nuestra patria, también los venceremos en el béisbol y entonces podrá comprobarse la ventaja del deporte revolucionario sobre el deporte rentado.

El doble juego dominical como estaba pronosticado fue una gran fiesta de pueblo y un preámbulo de lo que acontecería en toda la serie. A primera hora Azucareros con Jorge Santín en la lomita blanqueó a Orientales 6 carreras por cero, dejándolos en tres hits, mientras que en el segundo, Manuel Hernández ponchó a 17 y Occidentales venció al Habana 3x1. Los derrotados fueron Ricardo Díaz de Quesada y Alfredo Street respectivamente.

Al otro día “HOY” destacaba: “Campeonato Popular de clase estelarísima”.

Ahora bien vale destacar aquí la calidad del béisbol que escenificaron los cuatro equipos. Fue sin duda una pelota de altos quilates que dejó complacido hasta los más exigentes fanáticos.